- Tos. En medio de su discurso, el líder sindical Hugo Moyano debió hacer una pausa porque se atragantó mientras hablaba y no podía dejar de toser. Tras varios intentos de deshacerse de la molestia, los invitados del palco lo aplaudieron para animarlo un poco y un asistente le acercó al sindicalista un vaso de agua y un pañuelo con el que se secó los ojos y dijo, un poco más repuesto: “Fue la emoción”. Luego continuó con su discurso hasta que un rato más tarde volvió a referirse al tema: “Hasta pastillas me trajeron”, contó.

- Oxido. De los años ’90 viene la difundida idea de que los militantes que asisten a las movilizaciones sindicales o peronistas lo hacen “por el vino y el chori”. En las inmediaciones del Estadio y dentro del campo de juego lo que se veía pasar de mano en mano fueron botellitas pero con otro contenido. El agua mineral estaba a disposición de quien la solicitara. Al salir del estadio, una vez finalizada la jornada, en un grupo de trabajadores recolectores de basura que se desconcentraban uno le comentaba a otro: “Buena conducta en el acto, pero es viernes y me estoy empezando a oxidar”, rompiendo en risas junto a sus compañeros.

- Trabajadora. Un pequeño contrapunto existió entre el camionero Hugo Moyano y la presidenta Cristina Fernández de Kirchner. Ante la multitud, el líder de la CGT expresó su deseo de que “alguna vez un trabajador llegue a la Casa de Gobierno”. Cuando CFK dio su discurso recordó las palabras de Moyano y le dijo irónicamente: “A usted, que pide un presidente trabajador, le digo que desde los 18 años que esta mujer trabaja. Estudié y trabajé, estuve toda la vida laburando”, aseguró la Presidenta, lo que generó un comentario y risas entre su esposo, el ex presidente Néstor Kirchner, y Moyano.