EL PAíS › EL “COMPLOT” DE DUHALDE, SEGUN DE LA RUA
“Seré el nuevo Presidente”
El ex presidente Fernando de la Rúa declaró ayer en la causa que investiga el supuesto complot para derrocarlo y aseguró que Eduardo Duhalde había afirmado que en diciembre lo reemplazaría.
Por Adriana Meyer
“En diciembre o antes de fin de año estaré en la presidencia”, habría dicho Eduardo Duhalde en agosto de 2001, según afirmó ayer Fernando de la Rúa al declarar por tercera vez como testigo en el caso que investiga la existencia de un presunto complot para derrocarlo. La frase llegó a oídos del ex presidente a través de Nicolás Gallo, a quien se la habría referido Hugo Anzorreguy, y habría sido pronunciada por Duhalde durante una cena en los Estados Unidos. “Es evidente que no aprecié el tamaño de las fuerzas que se me oponían”, se lamentó De la Rúa en alusión al supuesto anticipo de su reemplazante. Aunque todavía no dio explicaciones judiciales por las muertes que produjo la represión que ordenó el último día que estuvo en el poder, el ex presidente admitió que busca el bronce redentor con esta causa: ante el juez confesó que el proceso “tiene importancia histórica”. Hoy le toca pasar por Tribunales a Anzorreguy, el 14 lo hará Gallo y finalmente el juez federal Norberto Oyarbide convocaría también a Duhalde para escuchar su versión.
El ex presidente volvió ayer a los tribunales federales de Retiro, el lugar que más frecuenta cuando sale de su quinta de Villa Rosa. En medio de un discreto operativo de seguridad, ingresó por el acceso subterráneo pasadas las 10, sonriente, de buen ánimo, vestido con un traje azul oscuro y acompañado por sus abogados Miguel Almeyra y Zenón Ceballos. Menos formal que su cliente, uno de ellos comentó al finalizar el trámite judicial: “De la Rúa habrá hecho lo que hizo pero al final lo empujaron, mientras Duhalde se probaba el traje”. Traducido, el ex presidente aspira a que un pronunciamiento judicial ratifique su teoría de la conspiración que lo sacó de la Casa Rosada. Y la necesita como contrapeso del otro proceso que lo tiene como protagonista, aunque no como testigo sino como imputado por la masacre del 20 de diciembre.
Este diario adelantó que la jueza María Servini de Cubría ya decidió citarlo para que responda sobre los cinco asesinatos que produjo la represión ordenada ese día antes de abordar el helicóptero que marcó su retirada. En la intimidad el ex presidente se pregunta por qué lo hacen responsable de una represión organizada si en realidad a él todo lo tomó por sorpresa. “El Gobierno no había adoptado ningún plan para actuar frente a una eventual fuerza dirigida a producir un atentado”, declaró ayer pensando más en la causa sobre la represión. Y se arrepintió de haber minimizado las señales que ahora adjudica al complot.
Durante una hora De la Rúa habló al juez Oyarbide, como ya lo había hecho en abril y en agosto, y ante el fiscal Carlos Cearras, que reemplazó a Carlos Stornelli. Lo vieron tranquilo y “muy conectado con el asunto”. Fue convocado para ratificar lo publicado por Miguel Bonasso en su libro El palacio y la calle. Según el periodista, en agosto de 2001 el ex presidente recibió “una información inquietante que mantuvo en secreto: en una cena celebrada en esos días en Washington su antiguo rival Eduardo Duhalde había dicho que ‘sería presidente de la Argentina’. Y no como consecuencia de un normal relevo del poder en las elecciones de 2003 sino antes, merced a una catástrofe institucional”. Bonasso refiere que la cena fue en la mansión del lobbista nicaragüense Francisco Aguirre y habrían asistido el embajador argentino en Estados Unidos, Guillermo González, y el jefe de la SIDE durante el gobierno menemista Hugo Anzorreguy.
La audiencia comenzó con la lectura de la confirmación que hizo Bonasso el 27 de diciembre de lo que había escrito en su libro. De la Rúa relató que el ex secretario general de la Presidencia Nicolás Gallo le comentó “sobre el particular”. Entonces, el fiscal Cearras le pidió precisiones. “Duhalde había dicho que para diciembre iba a haber otro presidente y que él sería o tenía que ser. El comentario me lo hizo Gallo, que había oído de Hugo Anzorreguy en una comida en Estados Unidos, que Duhalde había dicho algo así como que ‘en diciembre o antes de fin de año estaré en lapresidencia’”. Aunque admitió tener menos detalles que Bonasso sobre el hecho, recordó que había recibido otra referencia sobre las apetencias presidenciales de Duhalde. “Pienso que esa evaluación política existía, incluso el doctor Raúl Alfonsín con toda lealtad me refirió, en una comida en Olivos, que en un encuentro suyo con Eduardo Duhalde después de la elección del 14 de octubre le había dicho que el gobierno de la Alianza debía terminar ‘pero no con este presidente’”. De la Rúa agregó que tomó el hecho “como una consideración política coincidente con declaraciones críticas al gobierno que Duhalde venía formulando, entre ellas referidas a mi estado de salud, puesto que siempre decía ‘el Presidente está medicado’, lo que desde luego era falso”.
Oyarbide consultó a De la Rúa sobre los saqueos. “La impresión es que desataron los hechos y luego fueron desbordados, el gobierno de la provincia de Buenos Aires pidió entonces el apoyo nacional”, acusó el testigo.