EL PAíS › CHICHE MANDO ANUNCIAR QUE NO INTEGRARA LA FORMULA CON SOLA
Esta vez una mujer le dijo no
Chiche Duhalde le avisó al gobernador que no lo acompañará como candidata. Solá fue el primer sorprendido pero no el único. Como ocurrió cuando Reutemann se bajó de la carrera presidencial, la decisión paralizó al oficialismo. Lo llamativo es que, esta vez, el desconcierto brota de una jugada nacida desde sus entrañas. Estupor y especulaciones en la Casa Rosada.
Por Diego Schurman
La negativa de Chiche Duhalde a integrar una fórmula con Felipe Solá produjo ayer en el justicialismo un tembladeral que podría trascender la provincia de Buenos Aires. Las razones de la sorpresiva decisión no son tan claras como su efecto: el resentimiento de las chances electorales del candidato a gobernador y, en alguna medida también, del aspirante a la presidencia Néstor Kirchner. Frente a este panorama el duhaldismo se mostró en estado “deliberativo” y, por lo tanto, las conspiraciones se pusieron a la orden del día. Se habló de una nueva modificación del calendario electoral bonaerense y también nacional, y se especuló –una vez más– con la postulación de la propia coordinadora de Políticas Sociales a la gobernación.
El cachetazo de Chiche dejó las marcas en el rostro de Solá. Cualquiera que haya visto el semblante del gobernador durante la conferencia de prensa pudo comprobarlo. Así, aquel aire ganador, que alcanzó su punto cúlmine cuando aseguró que ninguna mujer le dice que no, dio paso a un angustiante clima de incertidumbre.
Si el apellido “Duhalde” en la boleta podía ordenar la tropa detrás de su candidatura, su ausencia ahora mantiene o profundiza la dispersión que ya registraba el distrito.
Solá veía en Chiche un atajo para poder acercarse a Aldo Rico y Luis Patti, a quienes la mayoría de los sondeos ubican al tope de las preferencias. Rico es el candidato de Adolfo Rodríguez Saá y peleará por fuera del justicialismo. Patti todavía no tiene tutor, aunque coquetea con el menemismo.
Los intendentes siempre consideraron a la primera dama como una herramienta capaz de domesticar al “aparato bonaerense” y seducir a los sectores bajos, virtudes que no son propias de Solá. Sin ella, habrá que ver de qué manera el gobernador podrá convencerlos de sus bondades, en especial a aquellos duhaldistas de paladar negro que tanto lo resisten.
Varios de ellos se reunieron ayer mismo con Chiche para que reviera su postura. No tuvieron éxito: la funcionaria presentó las mismas excusas que por la mañana había hecho públicas el gobernador (ver recuadro) y hasta, sugerente, agregó algunas más, como los “límites” que tendría su accionar en un puesto como el de vice (ver página 2). Evidentemente, la mujer no se sentía a gusto con quien podría condicionarle su tarea.
Si el cronograma electoral de la provincia se mantiene inamovible, el costo de la decisión podría ser altísimo para el Gobierno. El 28 de febrero deberán presentarse todas las listas de candidatos para las internas abiertas y simultáneas que se realizarán en el distrito el 30 de marzo. En buen romance: Duhalde se arriesga a una temprana derrota de Solá en su propia casa, con el efecto dominó que podría producir en la elección nacional prevista para el 27 de abril.
Falta menos de un mes para esa interna y no parece que los Duhalde tengan chances de crear un nuevo candidato. Más bien, si Solá no crece podrían estar más dispuestos a negociar con Rico –se han favorecido mutuamente cuando el actual Presidente buscaba su reelección en la provincia– o a fogonear aquellas presentaciones judiciales para voltear la interna o al menos postergarlas. Todo parece posible teniendo en cuenta que la elección del gobernador recién está prevista para el 14 de septiembre de este año.
El golpe de timón de Chiche –hasta sus propios voceros aseguraban el fin de semana que sería compañera de Solá– también generó un estado deliberativo en la Casa Rosada. La primera dama ya le había dicho que “no” a la posibilidad de ser candidata a vicepresidente, para acompañar en la fórmula a Kirchner.
En aquella oportunidad, los intendentes bonaerenses insistieron a través de un “operativo clamor”. E inmediatamente el Presidente intercedió para calmarlos, asegurándoles que el futuro de su mujer estaba en la provincia de Buenos Aires. Las verdaderas razones de la negativa de Chiche no están muy claras. Más de una vez dijo que no quería ser “dos” de nadie. Pero no parece ser ese el motivo central de su decisión. Lo que quedó en claro es que devaluó a Solá y también a quien ahora vaya a secundarlo, ya que, sin dudas, aparecerá como producto del descarte.
El efecto negativo sobre Kirchner no se puede tomar en forma lineal. Pero los últimos movimientos políticos le dan suficientes motivos para sospechar que el “duhaldismo” está preparando el terreno para distanciarse de su candidatura en caso de que no levante cabeza.
Kirchner no es José Manuel De la Sota. Dicho de otro modo: el santacruceño está en el pelotón de candidatos con chances, junto a Rodríguez Saá, Elisa Carrió y Carlos Menem. Pero todavía no es garantía de triunfo.
Ese temor se hizo carne anoche en Lanús, donde el santacruceño y Solá dieron el puntapié inicial a sus campañas. Allí no estuvieron todos los que prometieron estar, aunque tampoco se dejó solos a los candidatos. Primó, eso sí, una sensación de desconcierto, lo que abrió paso a las teorías conspirativas.
Así, el ruido que hubiese producido el lanzamiento de Kirchner y del propio Solá en terreno bonaerense fue tapado por el abrupto silencio de los funcionarios provinciales y nacionales. Y en especial de la propia Chiche, quien, más allá de su decisión, ni siquiera salió a respaldar a Solá. Eso fue suficiente para que las especulaciones sobre el lanzamiento de la propia mujer de Duhalde como candidata a gobernadora volvieran a ganar terreno.
Se llegó a evaluar la posibilidad de un “armado político distinto”, aunque pocos supieron precisar si este incluiría a Kirchner o si pensaban hacer con él lo mismo que hicieron con De la Sota.
Esa sensación de desconcierto aterrizó en el bunker del santacruceño, quien se acercó tanto a Solá con la excusa del “nuevo espacio justicialista” que ahora no podrá evitar salir lastimado del “efecto Chiche”. De todos modos, anoche se mostró confiado en que el apoyo del Gobierno a su candidatura se mantendrá y que los comicios generales se realizarán el 27 de abril. “Duhalde va a cumplir su palabra”, se autoconvencían cerca suyo.
Lo que quedó en claro es la falta de comunicación. El entorno de Kirchner se desayunó con la decisión de Chiche ayer mismo. Hay que concederle que no era una carencia propia: fueron varios los funcionarios de la Casa Rosada que se enteraron sobre la hora.
Uno de los privilegiados en conocer por anticipado la noticia fue José Pampuro. El secretario general de la Presidencia lo sabía desde el domingo. Pero no lo hizo trascender aguardando a que la propia Chiche y Solá tomaran contacto directo. Finalmente, la primera dama y el gobernador hablaron por teléfono el lunes por la noche y se encontraron en la mañana de ayer en Lomas de Zamora.
Nadie cree que los Duhalde abandonen el poder, como si nada, y se dediquen después del 25 de mayo a reflotar la inmobiliaria familiar. Por el contrario, en su entorno todos están convencidos de que el Presidente simplemente está buscando “un lugar seguro en el mundo” para cuando abandone la Casa Rosada. Y ese lugar parece estar, en el peor de los casos, en la provincia de Buenos Aires.
¿Acaso Duhalde desperdiciará el crédito que consiguió su mujer en el distrito con las manzaneras y a nivel nacional con el plan jefes y jefas de familia? Parece poco probable.
Chiche no es una más. Y tiene trato preferencial en el PJ. Cuando Carlos Reutemann se cansó de rechazar la posibilidad de una candidatura, en la Rosada no dudaron en bautizarlo el “Satánico Dr. No”. Por supuesto, con la primera dama eso no ocurrió.