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La provincia a fojas uno y el pescado sin vender

La abdicación de la primera dama dejó desbaratado el armado electoral de la provincia. Los duhaldistas ponen en duda si siguen apoyando al gobernador y resurgen las posibilidades de enfrentarlo. Crónica de una vana reunión clamor.

 Por Fernando Cibeira

La decisión de Hilda “Chiche” Duhalde de no acompañar en la fórmula a la gobernación a Felipe Solá produjo en el PJ bonaerense un efecto tipo Torres Gemelas. Primero se cayó la unanimidad del apoyo a Solá por el que venía trabajando Eduardo Duhalde, después se puso en duda hasta la continuidad de la campaña de Néstor Kirchner por el conurbano, tan atado a Chiche estaba todo. Muchos consideraron que la situación había vuelto a fojas uno, al estado prehistórico previo al lanzamiento en San Vicente del peronismo renovador, hace de esto un mes. Y como primera muestra de la rebelión en ciernes mostraban el palco del acto de lanzamiento de Kirchner y Solá ayer en Lanús, lleno de gente pero con contados dirigentes de peso (ver asimismo página 4).
El impacto que provocó dentro del PJ bonaerense la decisión de Chiche quedó reflejado en la visita clamor que la conducción del distrito le hizo ayer en su casa de Lomas de Zamora. Encabezados por el veterano jefe partidario, Manuel Quindimil, los dirigentes bonaerenses escucharon pasmados los motivos del renunciamiento la primera dama, aunque al final tanto le insistieron que se fueron con lo que algunos interpretaron como un “ni”. “Tendría que hablar con mi marido y después de nuevo con Felipe”, los despidió.
En la provincia consideraban que el corrimiento de Chiche afectaba no sólo a Solá sino también a Kirchner. “La candidatura de Chiche era lo que cerraba todo el armado que preparó Duhalde. Me imagino que Solá debe estar desconcertado, pero Kirchner también estará preocupado”, evaluaba ayer un importante intendente del conurbano. Sin el factor de unidad que representaba un Duhalde en la fórmula, el juego volvía a quedar abierto. El propio Quindimil lo reconoció en el encuentro en Lomas de Zamora. “Acá se anima cualquiera”, dijo en referencia a la interna en la provincia convocada para el 30 de marzo.
Duhalde había jugado fuerte para encolumnar a todo el aparato detrás de las candidaturas de Kirchner y Solá, pese a que ninguno de los dos figuraba dentro de los favoritos de los dirigentes del distrito, más amigos de la ortodoxia peronista. Es más, incluso algunos se habían animado a lanzar la candidatura presidencial del propio Duhalde, que el Presidente se apuró a descartar. Ayer, una vez que quedó claro que el matrimonio Duhalde no participará de la candidatura, varios se consideraban eximidos de seguir apoyando a la autodenominada renovación.
Los dirigentes bonaerenses consideraban que, entre otras cosas, la presencia de Chiche le aseguraba al gobernador una buena llegada en los sectores más humildes del segundo cordón, un flanco débil en la popularidad de Solá. Ahora ponían al gobernador al mismo nivel de otros candidatos, aún lejos de quien marcha puntero en los sondeos, el ex teniente coronel carapintada Aldo Rico, quien participa del armado de Adolfo Rodríguez Saá. Por ejemplo, el presidente de la Cámara de Diputados bonaerense, Osvaldo Mércuri, quien el próximo fin de semana tenía pensado anunciar que bajaba su precandidatura a la gobernación, ahora abriría un paréntesis hasta que se aclare el panorama.
En medio de la confusión, había quienes especulaban con que Chiche había renunciado a ser vice porque ahora quería la gobernación. En la reunión de ayer, la primera dama les habló a los dirigentes de la provincia del fastidio que le había provocado la ironía de Felipe sobre aquello que las mujeres no suelen decirle que no. “Con un tipo así al lado, me peleo a los dos días”, les explicó. Después les contó que si volvía a instalarse en La Plata no sería sólo para repartir la asistencia social, tarea que ya cumplió cuando su marido fue gobernador, sino también para meter mano en la política laboral y de salud. En fin, una serie de cuestiones que a algunos les hizo pensar si no sería que Chiche ahora quería quedarse con el cargo de Felipe.
Una de las cuestiones a resolver cuanto antes era el futuro de la campaña de Kirchner por la provincia. Mañana mismo, el candidatopresidencial hará su segunda presentación en la provincia de la mano del intendente de Ituzaingó, Alberto Descalzo. Luego está previsto que siga recorriendo la provincia hasta fin de mes, con un promedio de un acto cada tres días. Y hasta en algún momento se especuló con que el periplo cerraría con una gran convocatoria en un estadio de fútbol. Pero todo el armado quedó sostenido con alfileres y seguramente exigirá un reacomodamiento, tal vez menos pretencioso.
“Ya no había ánimo de mover mucho a la gente. Sin Chiche, va a ser prácticamente imposible que alguien haga algo”, sostenía ayer uno de los dirigentes acostumbrados a manejar el aparato. En principio, algunos que habían prometido asistir al acto de anoche en Lanús prefirieron ahorrarse el calor y seguirlo a través de la transmisión de Canal 7. Los dirigentes descontaban que Duhalde seguramente buscará alinear a la tropa. Y que la gran duda es si ahora volverán a hacerle caso.

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