“Muy difícil.” La posibilidad de que los dos sectores enfrentados en la Central de Trabajadores Argentinos acuerden las condiciones para concretar la elección complementaria que la Justicia declaró nula es para Hugo Yasky “muy difícil”. El secretario general de la CTA considera que “va a haber poco margen para poder avanzar en el marco de un acuerdo”, reitera que “no tiene sentido una elección con nuevo fraude” y advierte que “antes que eso ocurra habrán dos CTA y habrá que definir quién tiene la representación legal”. Yasky evalúa que el fallo de la Cámara Nacional del Trabajo “demostró con absoluta claridad quiénes fueron los fraudulentos” y se refiere a Pablo Micheli con palabras que ratifican su diagnóstico y no invitan a ser optimistas en la reunificación de la central. “Pablo Micheli es hoy un personaje absolutamente irrelevante en el mundo sindical de la Argentina. Lo de Micheli es un encadenamiento de mentiras y agravios: hacia los jueces, hacia los que no lo votan, hacia el Gobierno, como si estuviera viviendo en una dictadura. Ese discurso expresa la exasperación de quienes se sienten impotentes para tapar el fraude que han hecho”, asegura.

–¿Cómo evalúa el fallo?

–El fallo ratifica todo lo que denunciamos cuando dijimos que la elección complementaria la habían convocado de manera antiestatutaria y unilateral –arranca Yasky su reflexión sobre el fallo. “En los fundamentos se habla de simulacro electoral, se resalta el hecho de que el sector de Pablo Micheli asumió como supuesta conducción cuando había una orden judicial que planteaba lo contrario, y también es importante porque sienta un precedente para terminar con todos aquellos métodos que impiden la democracia sindical y que terminaban autoconvalidando maniobras fraudulentas a partir del hecho de tener mayoría en una junta electoral.”

–¿Hay alguna posibilidad real de que los dos sectores se pongan de acuerdo y participen de la elección complementaria?

–Creo que va a ser muy difícil. Micheli está aferrándose al fraude con uñas y dientes, sabe que en una elección con transparencia, con representantes de la junta electoral de cada sector en todas las provincias, eliminando padrones gemelos, garantizando que la picadora de carne que fue la junta electoral de la que hoy es presidente un gerente de la CTA de Micheli, un empleado, garantizando además que no existan urnas gemelas... Todas estas condiciones no-sotros las vamos a cumplir meticulosamente, porque no tiene sentido convocar a una nueva elección para que termine en un nuevo fraude. Así que entiendo que va a haber poco margen para poder avanzar en el marco de un acuerdo, tendrá que haber un compromiso que esté garantizado por terceros.

–¿Quién podría ser ese tercero?

–Creo que no hay que descartar la posibilidad de convocar a la Confederación Sindical Internacional, a veedores de la Justicia, o bien cualquier otra alternativa que permita no quedar atrapados en la emboscada de la junta electoral adicta a Micheli.

–La convocatoria a la elección complementaria, ¿debe hacerla la Mesa Nacional de la CTA?

–Sí, la Mesa Nacional, a la que el fallo le ratificó la prórroga de mandato.

–¿En la Mesa Nacional sigue habiendo 17 miembros de cada sector?

–Ha habido renuncias, pero ningún sector tiene la posibilidad de formar quórum propio, por lo cual habrá que generar las condiciones para un acuerdo sobre el proceso electoral. Esto es lo que habrá que discutir en los próximos días.

–El sector de Micheli tenía mayoría en la junta electoral. ¿Cómo se debería integrar la futura junta?

–Ellos van a defender con uñas y dientes la junta electoral y los procedimientos de fraude, nosotros vamos a hacer valer el mandato de la gestión. No tiene sentido una elección con nuevo fraude. Antes de que eso ocurra habrá dos CTA y habrá que definir quién tiene la representación legal. Lo que no va a haber seguro es otra elección fraudulenta, eso quedó eliminado de raíz.

–En caso de realizarse la elección complementaria, ¿cuál sería para usted el momento indicado?

–Hay que cumplir con los plazos legales que establece el estatuto y la Ley de Asociaciones Profesionales. (El momento indicado) Será cuando tengamos plenas garantías de que el proceso va a ser transparente, limpio y participativo.

–La CTA simbolizó durante años la renovación en términos de prácticas sindicales, pero terminó quebrada en dos sectores denunciándose mutuamente por fraude. ¿Cómo se supera semejante golpe? ¿Cómo se recupera la credibilidad?

–Los chinos dicen que el que tropieza y no se cae avanza dos pasos. Hoy quedó demostrado cuál fue el sector responsable del fraude, lo demostró la Justicia. Está demostrado que si la CTA tuvo que sufrir el desprendimiento de un sector minoritario fue en función de querer poner a la CTA al servicio de la oposición, a un proyecto que los trabajadores valoramos como de avance del campo popular, en el país y en América latina. Esto no fue caprichoso, el fraude fue un manotazo de ahogado de Micheli cuando vio que no representaba a la mayoría de la central. Para eso impidió que se pudiera votar democráticamente. Hoy con el fallo de la Justicia quedó demostrado con absoluta claridad quiénes fueron los fraudulentos.

–Micheli calificó el fallo de “vergonzoso”, dijo que era “una estafa” de jueces “adictos al Ejecutivo”, un “favor” del Gobierno, y no descartó la posibilidad de ignorarlo y crear otra organización sindical. ¿Le preocupa la deslegitimación que implicaría para quienes continúen en la CTA?

–El que se deslegitima ahí es Micheli. Pablo Micheli hoy es un personaje absolutamente irrelevante en el mundo sindical de la Argentina. Para el movimiento sindical argentino hay una CTA que mantuvo la coherencia, que reivindicó banderas de lucha, y Micheli representa un personaje que no le teme al ridículo. Para él la Justicia existió el día que supuestamente le habían convalidado el mandato, cosa que se demostró fue una absoluta mentira. Micheli dijo a las cámaras de TN, cuando vinieron a la CTA, “vengo acá porque la Justicia me convalidó, voy a respetar los procedimientos”. Si vemos para atrás, lo de Micheli es un encadenamiento de mentiras y agravios, hacia los jueces, hacia los que no lo votan, hacia el Gobierno, como si estuviera viviendo en una dictadura. Ese discurso expresa la exasperación de quienes se sienten impotentes para tapar el fraude que han hecho.