EL PAíS › ADOLFO RODRIGUEZ SAA PRESENTO PLATAFORMA

Cien promesas, una laptop

El acto de ayer en la Rural fue un festival de imágenes de computadora, anuncios nacionalistas y arrobos por haber repudiado la deuda. El Adolfo se presentó con Rico y compañía.

 Por Martín Piqué

El acto había sido anunciado como la presentación de las “100 medidas para cambiar el país”. Y por lo que se vio y escuchó ayer en la Sociedad Rural, el título ambicioso y grandilocuente resume perfectamente los planes del candidato Adolfo Rodríguez Saá. En caso de vencer en las elecciones, el puntano impulsará un plebiscito para que los ciudadanos decidan si se debe remover a la Corte Suprema. Con ese anuncio logró la primera ovación de la tarde, pero las sorpresas no terminaron allí. En sólo una mínima parte de su programa, Rodríguez Saá propone rediscutir la deuda externa y repudiar los montos que no hayan sido contraídos por el Estado argentino, cancelar “cualquier obligación contraída por la gestión Duhalde”, crear una empresa nacional de hidrocarburos y otra de ferrocarriles, revisar los contratos de las privatizadas y obligar a los bancos a devolver los ahorros “con las garantías patrimoniales o las garantías personales de sus propietarios”.
Con didáctica de profesor universitario, el puntano expuso ante cinco mil personas las ideas y propuestas del Movimiento Nacional y Popular (MNyP), que lo postula como presidente. Con los anteojos en la punta de la nariz y una computadora portátil al alcance de la mano, el “Adolfo” leyó las 124 ideas que componen, hoy por hoy, su programa de gobierno. El candidato continuó la presentación desde su laptop –enviando imágenes de Power Point a cinco pantallas gigantes– y enardeció a la multitud con una serie de promesas, al menos impactantes.
El primer aullido de victoria se escuchó aun antes de comenzar la conferencia. Estaban proyectando un video realizado por el cineasta Carlos Galettini. Rodríguez Saá se veía a sí mismo en la pantalla, en diciembre de 2001, anunciando ante la Asamblea Legislativa que el país no pagaría la deuda externa. La muchedumbre festejó con alaridos de “¡Adolfo! ¡Adolfo” y el candidato, rápido de reflejos, se paró y arengó con un grito de “Argentina, Argentina”.
Más tarde, el candidato retomó largamente el tema, que se convirtió en una de sus caballitos de batalla. “Remitiremos al Congreso una ley para tratar la deuda externa”, adelantó. Y luego dijo que su Gobierno impulsará “acciones civiles y penales e indemnizaciones por daños y perjuicios contra los que saquearon el Estado”. Mientras hacía estas promesas, en las pantallas aparecían los rostros de Jorge Rafael Videla, José Alfredo Martínez de Hoz, Carlos Menem y Eduardo Duhalde.
El acto tuvo un despliegue técnico importante. A las pantallas gigantes se le sumaba un batallón de camarógrafos a la orden del equipo de comunicación del movimiento que apoya a Rodríguez Saá. La escenografía era una inmensa bandera argentina, un enorme logo del MNyP y un palco de 50 metros para cobijar a los principales simpatizantes del “Adolfo”. La imagen que formaba era la de un líder rodeado de gente, o de los “líderes que refundarán la Argentina”, como le gusta decir a Rodríguez Saá. En ese estrado estaban Hugo Moyano, Julio Piumato, Melchor Posse, Ricardo Obregón Cano (h), Aldo Rico y Juan Manuel Palacios.
Además de los puntos estratégicos –la discusión sobre la deuda externa, el plebiscito para echar a la Corte, la apertura del “corralón” y el pago a los ahorristas con las garantías de los bancos–, Rodríguez Saá delineó las características principales de su programa de gobierno. Con un discurso claramente nacionalista, sus medidas se pueden resumir en “planes nacionales” que abarcan a distintas áreas de la economía. Así, propone un “plan nacional de alfabetización”, un “plan nacional para las zonas inundadas”, un “plan nacional de vivienda” que creará 450 mil “puestos de trabajo directos” y un “plan solidario nutricional” que prevé el envío de alimentos a cada vivienda del país. También propone un “plan nacional de austeridad”, para lo cual se venderían todos los autos del Ejecutivo y también los aviones Tango 01, 02 y 03 que se reservan al Presidente. En la lista de medidas, Rodríguez Saá incluyó también varias promesas que son del gusto de sus aliados. Por caso, aseguró que un eventual gobierno suyo impulsará la derogación de la ley de Reforma Laboral –la ley de los sobornos– que terminó con la renuncia de Carlos “Chacho” Alvarez. Ayer, el puntano quiso seducir a los pocos trabajadores que quedan en el país: dijo que elevará el salario mínimo a 500 pesos, la jubilación mínima a 300 y que los jefes y jefas de hogar se convertirán en el “plan de empleo”, que consistirá en 300 pesos a cada desocupado por seis horas de trabajo. Tal vez para reforzar esa promesa, el acto terminó con la canción “Color Esperanza”, de Diego Torres. La multitud que poblaba el auditorio pareció satisfecha.

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Posse, el Adolfo y Rico festejando en el palco. Fue notable la producción mediática del acto.
 
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