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La Justicia Federal de Bahía Blanca le revocó la detención domiciliaria a un marino imputado por delitos de lesa humanidad en el sur bonaerense luego de que fuera visto mientras volvía de la panadería por una trabajadora del Patronato de Liberados, organismo responsable de supervisar el cumplimiento de ese beneficio. El hombre que caminaba impune bolsita en mano es el capitán retirado Arturo María Quintana, ex miembro de una de las unidades que integraban la Fuerza de Tareas 2 durante el terrorismo de Estado.

Pese a que el fiscal federal Abel Córdoba ya había solicitado que esperara el juicio en una prisión común, recién cuando la testigo confirmó la violación del arresto domiciliario el juez ad hoc Eduardo Tentoni accedió al pedido y le revocó el beneficio. Quintana fue finalmente detenido y trasladado a la Unidad Carcelaria 19, en Saavedra.

Quintana está imputado como coautor mediato de secuestros y tormentos mientras integraba el Batallón de Comunicaciones 1, una de las unidades que integraban la FT2, con epicentro en la base naval de Puerto Belgrano. En febrero, el juez Tentoni le otorgó el beneficio de la prisión hogareña. El fiscal Córdoba la objetó y para el 6 de agosto se había previsto una audiencia ante la Cámara Federal bahiense. Pero el recado hogareño aceleró los hechos. Cuando la trabajadora social de Patronato de Liberados vio al marino “circular libremente por la calle”, según se asentó en el expediente, “lo llamó y el militar intentó evadirla”. Cuando la funcionaria lo alcanzó y le pidió explicaciones, el capitán acorralado admitió su falta: “Fui a la panadería”, confesó.

Al solicitar la revocatoria de la prisión domiciliaria, el fiscal Abel Córdoba resaltó la gravedad que implica para el proceso penal supeditar el cumplimiento de la detención a la sola voluntad del imputado y lo inadecuada que resulta la detención domiciliaria para represores acusados por crímenes de lesa humanidad sobre los que pesan las más graves acusaciones. Luego de escuchar a la testigo, Tentoni revocó el beneficio.