Miércoles, 21 de noviembre de 2012 | Hoy
EL PAíS › LA HUELGA DE LA CGT DE MOYANO Y LA CTA DE MICHELI SE SINTIó EN LOS CORTES DE LOS ACCESOS A LA CAPITAL
Por los bloqueos, hubo poca actividad en la ciudad. Se registraron incidentes en bares de Avenida de Mayo. Moyano y Micheli consideraron la jornada “un éxito”. Para Cristina Kirchner, se trató de “aprietes y amenazas”.
Por Julián Bruschtein
“De lo que se trata es de que quien tenga ganas de ir a trabajar, no vaya.” La frase había sido emitida el lunes por el dirigente estatal Pablo Micheli, agitando los 160 piquetes con los que pensaban obstruir los ingresos a la Capital Federal. La amenaza dio sus frutos y la ciudad amaneció como si fuera domingo por la prevención de los trabajadores de no asistir a sus puestos de trabajo, así como no llevar a sus hijos a las escuelas. Para los seguidores del camionero Hugo Moyano y Micheli, el paro general “fue un éxito”. Hubo incidentes frente a bares y cafés para que cerraran y pedradas contra algunas líneas de colectivo que no participaron de la medida de fuerza. La presidenta Cristina Fernández de Kirchner interpretó que la huelga se trató de “un apriete y una amenaza” (ver página 5).
“Fue una jornada histórica. Sin ninguna duda, la jornada de hoy ha tenido una adhesión mucho mayor de lo que nosotros imaginábamos”, aseguró el líder de la fracción cegetista al analizar el paro en la sede de la calle Azopardo. Acompañado por Micheli y por el dirigente de la CGT barrionuevista Claudio Acuña, Moyano se mostró exultante en su conclusión sobre el acatamiento de la huelga que a esa altura llevaba 16 horas, pero ya había cumplido el objetivo de impedir que los trabajadores pudieran acercarse a su trabajo. El dirigente de la Federación Agraria Argentina (FAA), Eduardo Buzzi, también sonreía y le explicaba a quien se acercara que había viajado sin problemas y que “en la ruta 8 no se veían ni los pajaritos”. Solo faltó el representante de la Sociedad Rural Argentina, que también forma parte de la nueva alianza que impulsa Moyano y que se plegó al paro.
El paro reunió a un grupo de gremialistas y dirigentes que tenían poco en común hasta hace unos meses. Con los piquetes que montaron en los ingresos a la ciudad, la huelga consiguió una mayor efectividad, que igualmente no ocultó el hecho de que debieron levantar la movilización inicialmente convocada a la Plaza de Mayo. Las diferencias entre Moyano y Micheli en ese punto se dieron desde que conformaron la nueva sociedad gremial contra el Gobierno. “Es más fácil bloquear los ingresos a la ciudad con algunos afiliados que movilizar a la plaza y te cuenten las costillas. Evidentemente no confían en su capacidad de movilización”, sostuvo un importante dirigente gremial de la CGT oficial, que conduce el metalúrgico Antonio Caló.
El martes amaneció como si fuera feriado o domingo. Poco ruido en las calles y vecinos paseando a la mañana, con algún que otro vehículo pasando por las esquinas. El corte en los accesos y fundamentalmente la adhesión al paro del sindicato de señaleros de ferrocarriles hizo que las arterias de conexión entre la ciudad y el conurbano quedaran sin vida, aunque la línea Belgrano Sur dio el servicio temprano por la mañana. “Pero no hay que quedarse con la imagen de la ciudad de Buenos Aires, porque el movimiento local fue normal en casi todos los municipios y las provincias”, analizó un funcionario de la Casa Rosada, que evaluaba la medida en el interior del país con los informes que recibía. El paro había sido convocado por la suba del mínimo no imponible del Impuesto a las Ganancias, la universalización de las asignaciones familiares y la devolución de una deuda con las obras sociales sindicales.
Por la mañana ya se habían desarrollado los primeros incidentes con gente que quería trabajar, como en el Café Tortoni, igual que en otros bares y cafés de Avenida de Mayo. “Abrimos porque no estábamos de acuerdo con la medida y aparecieron tres personas que nos amenazaron con romper todo si no cerrábamos el negocio”, señaló Juan, uno de los dueños de un local, atacado por seguidores del gastronómico Luis Barrionuevo. El histórico Tortoni recibió piedrazos y le rompieron las sillas y mesas que se encontraban en la vereda. A ello se sumó también la lluvia de piedras que recibieron colectivos de la línea 126 que salían de la terminal para comenzar el recorrido. También se denunció la aparición de clavos miguelito, que se utilizan para pinchar las gomas de los autos, sobre la avenida Córdoba, cerca de Juan B. Justo.
“La proporción de la metodología utilizada va en relación directa con el grado de debilidad que tienen quienes convocan. La totalidad de los trabajadores representados, si hubieran parado absolutamente todos, no representa más del 25 por ciento, porque sumados Micheli y Moyano, ambos no representan a más del 25 por ciento de los trabajadores”, destacó el ministro de Trabajo, Carlos Tomada, sobre los responsables de la convocatoria. En el gobierno nacional apuntaron a “aprietes y amenazas” con los piquetes por parte de los organizadores del reclamo que resultaron en la reacción de los ciudadanos de quedarse en sus casas. “No se gobiernan nueve años sin escuchar y sin diálogo, así que, como siempre, las soluciones van a terminar llegando por la vía del diálogo”, concluyó Tomada apuntando a la poca voluntad real de dialogar que exponen los gremios opositores.
“Hubo más de 300 cortes en todo el país”, destacó Micheli, poniendo en relieve la estrategia que tomaron junto con Moyano para garantizarse la huelga. “Estoy feliz porque hoy estuvimos los trabajadores en la calle reclamando”, continuó después de recorrer algunos de los puntos en los que se parapetaron sus seguidores para cortar el flujo del tránsito. Los piquetes contaron con columnas pequeñas que cortaron de lado a lado las avenidas o rutas, como en el Puente Pueyrredón, donde Micheli dio un pequeño discurso. Entre los aliados que se movilizaron con la fracción de la CTA que conduce Micheli estuvo parte de la izquierda, como el Partido Obrero, la Corriente Clasista y Combativa y el Partido de los Trabajadores Socialistas, que conformaron un extraño conjunto de organizaciones con poco en común junto a la Sociedad Rural, la CGT de Moyano, la CGT de Barrionuevo y la FAA.
“Esta unidad de acción continuará”, aseguró Moyano y advirtió al gobierno nacional que “si no da respuestas, se van a incrementar las medidas”. A su vez señaló que “ahora es tiempo de realizar una evaluación de esta jornada de protesta y luego esperar, porque la respuesta la tiene el Gobierno”. La alianza temporal entre los distintos grupos también contiene la disputa entre los dirigentes gremiales de la CTA y la CGT por ver quién comanda los reclamos de los trabajadores. “La presencia de Micheli en la CGT para dar la conferencia de prensa muestra la debilidad del estatal y el hecho de que Moyano fue quien se adjudicó el caudal político que pudo haber dejado el paro”, analizó un dirigente kirchnerista el resultado que dejó la huelga entre los dirigentes de ambas centrales obreras opositoras.
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