EL PAíS › NAZARENO SALIO A DESMENTIR SU RENUNCIA Y SE CRUZO CON BELIZ

“No dije en ningún momento que me voy”

El presidente de la Corte Suprema, Julio Nazareno, reiteró que el recambio en el alto tribunal es por “muerte, renuncia, ésos son los canales naturales”. El ministro Gustavo Beliz prometió que se buscará renovar la Justicia “sin cortes adictas”.

Por más que le lluevan críticas de todos lados, el presidente de la Corte Suprema, Julio Nazareno, aclaró que no tiene planeado renunciar a su cargo. “Nazareno no dijo en ningún momento que se iba”, aclaró, hablando sobre sí mismo. Los rumores sobre su partida pusieron de relieve la división que por estos días recrudeció en la Corte Suprema. El juez deslizó que la versión habría surgido de “dos ministros” del Tribunal, que militarían en el bando contrario a la mayoría automática que reinó durante el menemismo y que ahora vuelve a estar en la picota. El ministro de Justicia, Gustavo Beliz, echó un poco más de leña al fuego al prometer que el Gobierno buscará renovar la Justicia “sin cortes adictas ni amiguismos”. Por la noche, el presidente Néstor Kirchner redobló la apuesta al decirle a los organismos de derechos humanos que no descarta la convocatoria a un plebiscito para promover el recambio de los supremos (ver página 3).
Del acuerdo de ministros que la Corte realizó el lunes surgieron dos versiones. Una, hablaba de un duro enfrentamiento de Nazareno con Antonio Boggiano y Juan Carlos Maqueda, supuestamente debido a que el presidente del Tribunal anunció que viajaría a un congreso en Italia. El pedido de licencia provocó cuestionamientos de los otros ministros que, de paso, le dijeron a Nazareno que por culpa de los cuestionamientos que recaen sobre él se desprestigia todo el Tribunal. La segunda versión sostenía que Nazareno, abatido por la amenaza de un nuevo juicio político en el Congreso, anunció el lunes ante sus pares que estaba meditando presentar la renuncia. Como primera señal de su estado de ánimo, desistía de viajar a Italia.
El rumor se agregaba a otros de semanas anteriores que decían que Nazareno tenía problemas de salud, que estaba pensando en radicarse en el exterior, que ya había comenzado a tramitar su jubilación o que la familia lo presionaba para que renuncie.
Ayer, al llegar a Tribunales a las ocho de la mañana, Nazareno, que suele esquivar los micrófonos, se prestó a una conferencia de prensa de veinte minutos. “No sé de dónde salen estas versiones. Por el momento no tengo ninguna causa seria para decir semejante cosa”, respondió el titular de la Corte. “Todas esas versiones que se suman no son ciertas, no le hacen bien a las instituciones”, remarcó. Redondeó el concepto con una sentencia: “Las renuncias no se anuncian, se hacen”.
Desde su ampliación en 1990, la Corte Suprema mantiene una división interna entre menemistas –que actuaron como mayoría automática avalando todas las maniobras del ex presidente– y no menemistas. Entre quienes siempre votaron a favor del ex presidente están Nazareno, Eduardo Moliné O’Connor, Adolfo Vázquez, Guillermo López y, desde el año pasado, Carlos Fayt. Enfrente se ubican el reciclado Boggiano, Maqueda, Enrique Petracchi y Antonio Boggiano. La relación entre los dos bloques suele oscilar entre distante y mala. Desde la asunción del gobierno de Néstor Kirchner y con la presión que vienen realizando las nuevas autoridades para renovar el Tribunal, la situación interna de la Corte volvió a tensarse.
Juicio político
El año pasado, el gobierno de Eduardo Duhalde junto con la Comisión de Juicio Político de Diputados optaron por iniciarle un juicio a los nueve integrantes de la Corte que fracasó en la votación en el Senado, en donde el menemismo y sus aliados impidieron que se alcanzara el voto de los dos tercios de esa Cámara. Políticamente tampoco resultó bien, porque, al ser enjuiciados globalmente y sin hacer distingos entre unos y otros, los nueve ministros se abroquelaron. Para colmo, la ofensiva hizo que renunciara Gustavo Bossert, el juez menos cuestionado.
Con la lección aprendida, el gobierno de Kirchner planteó una estrategia diferente. Decidió impulsar el juicio más adelantado en estos momentos –el que se tramita contra Fayt por haber votado contra el corralito teniendo un depósito en un banco– y esperar que la resolución de la causahaga recapacitar a los otros integrantes de la mayoría automática, de manera que decidan renunciar por las suyas antes que los remuevan.
Desde que se instaló en su despacho, Beliz no dejó de mandar señales en ese sentido. “Sería lo más saludable para las instituciones que algunos miembros de la Corte presenten su renuncia”, reiteró ayer el ministro. “El tema de la Corte tiene diferentes planos de análisis: uno es la voluntad de los miembros de la Corte para renunciar o jubilarse. Otro es asegurar que las vacantes se puedan cubrir de una manera transparente”. En ese sentido, Beliz dio todas las garantías: “En caso de producirse alguna vacante el Gobierno va a garantizar que la cobertura sea de la manera más transparente y cristalina, sin ningún tipo de amiguismo”.
En las postrimerías del gobierno de Duhalde algunos enviados habrían contactado a los miembros de la Corte para tantear la posibilidad que ratifiquen la legalidad de las leyes de Obediencia Debida y Punto Final, para evitar que los jueces puedan seguir citando a militares en algunas causas. A cambio, los miembros de la Corte no sufrirían más acusaciones en el Congreso. Sin embargo, el propio Kirchner se encargó de desactivar esas gestiones al aclarar que no avalaría ningún pacto de impunidad. El Gobierno sostiene que no detendrá ninguna iniciativa de juicio político.
A la distancia, el ministro y Nazareno mantuvieron una polémica porque el presidente de la Corte puso en duda la vocación de la Rosada de transparentar el Tribunal. “Si ahora sacan a esta Corte, ¿van a poner aquí a los enemigos? Si me están diciendo que yo fui adicto a Menem, con ese mismo criterio tendrían que decir ‘no saquen a esta Corte adicta porque Menem ya no está’. Y no pongan ustedes nadie a dedo”, sostuvo Nazareno en la entrada de Tribunales. Cuando le transmitieron esta respuesta, Beliz le dijo: “Que se quede tranquilo Nazareno, que apenas haya una vacante en la Corte Suprema de Justicia, el presidente de la República y todo el Poder Ejecutivo van a dar una señal ejemplar de que se terminó para siempre con la Corte adicta en el país”.
Los integrantes menemistas de la Corte son fanáticos de lo que denominan la “renovación natural” del Tribunal. “Muerte, renuncia, esos son los canales naturales”, abundó ayer Nazareno. Pero ocurre que cuando los ministros exceden largamente la edad para jubilarse, como es el caso de Fayt, tampoco dan un paso al costado y continúan en sus puestos.
Tan poco dispuesto a renunciar se mostró Nazareno, que incluso aclaró que actualmente no es el momento en que se sintió más presionado ni con mayor “cansancio moral”. “Si no nos cansamos el año pasado después de haber soportado un año de juicio político con acusaciones de Diputados, ahora no hay nada de eso, hay versiones”, respondió. Si el contenido de las palabras de Nazareno ya era llamativo, la forma terminó de desconcertar a los periodistas. Cuando le insistieron sobre los recursos atrapados en el corralito y que se podía entender como una extorsión la actitud de la Corte ante el Gobierno, el supremo clausuró el diálogo. “Ah! no, no... me voy...dejate de joder”, bramó con un ademán de desagrado.

Compartir: 

Twitter

El presidente de la Corte Suprema de Justicia, Julio Nazareno, un hombre de Menem.
 
EL PAíS
 indice

Logo de Página/12

© 2000-2022 www.pagina12.com.ar | República Argentina | Política de privacidad | Todos los Derechos Reservados

Sitio desarrollado con software libre GNU/Linux.