EL PAíS
Hospitales sin proteínas y colegios sin baños
Los distintos sectores de desocupados protestaron contra el Estado destruido en un abrazo al Congreso, con intervención de maestros y empleados de hospital, y en distintas concentraciones en el centro.
Por Laura Vales
La protesta se instaló desde temprano en las calles de Buenos Aires. A dos meses del 20 de diciembre, los desocupados, los vecinos autoconvocados, estatales, jubilados y militantes por los derechos humanos reclamaron en distintos actos juicio y castigo para los responsables de las más de 30 muertes por la represión, a la vez que un cambio en el rumbo económico. Mientras el día desplegaba su menú de piquetes, con un abrazo al Congreso, escraches a bancos y a empresas privatizadas, el viceministro de Economía confirmaba las estadísticas del desastre: en el país el índice de pobreza ya alcanza al 35 por ciento de la población y el de indigencia trepó al 12 (ver aparte). A la noche, al cierre de esta nota, se desarrollaba el cacerolazo con marcha a la Plaza de Mayo.
Las manifestaciones mostraron que después de 60 días de cacerolazos el nivel de conflicto social sigue alto, pero también que la fragmentación atraviesa incluso a los que coinciden en la necesidad de un profundo cambio político y económico. Ayer en lugar de una gran movilización central hubo una serie de actos repartidos a lo largo de la jornada. Sus organizadores en muchos casos se cuidaron de que no se mezclaran las banderas.
De las protestas que se hicieron antes del anochecer, la más fuerte fue el abrazo al Congreso en repudio al presupuesto 2002. El abrazo fue convocado por la Central de Trabajadores Argentinos (CTA) que preside Víctor De Gennaro, el Frente Nacional contra la Pobreza, los gremios docentes, estatales y de la salud, la Corriente Clasista y Combativa (CCC) y los desocupados encabezados por Luis D’Elía y Juan Carlos Alderete.
En el acto se difundió el listado de los diputados que ya avalaron al presupuesto en la Comisión de Hacienda, a quienes se prometió un tratamiento de escarnio público, con piquetes en la puerta de sus casas. En el listado de legisladores cuestionados que leyó Pablo Michelli, titular de ATE Capital, figuraron los radicales “Leopoldo Moreau, Horacio Pernasetti y Betriz Nofal”, los justicialistas “Jorge Matzkin, Graciela Camaño, Jorge Obeid, Olijela del Valle Rivas y Jorge Escobar” y a los frepasistas “Rodolfo Rodil y Darío Alessandro”, entre otros.
Hoy los estatales de ATE empezarán a hacer afichetas con sus datos para pegar en los edificios públicos en tono de denuncia y después vendrán los piquetes domiciliarios.
El criterio de los gremios y organismos que abrazaron al Parlamento es que el Presupuesto 2002 es recesivo y no da solución al crecimiento de la pobreza, la desocupación y la exclusión. “Sin una redistribución de la riqueza no habrá reactivación del aparato productivo, y sin reactivación económica la democracia se transforma en una parodia, porque no hay democracia real sin democracia económica”, se dijo arriba del escenario.
Se expusieron situaciones concretas. Marta Maffei, por ejemplo, subrayó que “el 59 por ciento de nuestros alumnos son hijos de pobres” y pidió que a pesar de la crisis no se deje de anotar a los chicos en la escuela. “No es verdad que haya una lucha de los maestros y otra de los padres; hay una lucha de todos para que la Argentina recupere la dignidad y reparta con justicia lo que el país produce”, señaló.
Abajo, los manifestantes relataban lo que le está tocando a cada uno. “No protesto sólo para defender mi sueldo (de 163 pesos mensuales)”, dijo por los docentes Liliana Acosta, profesora de historia en Quilmes, “sino porque con la agudización de la crisis este año en mi colegio se están cerrando cursos y ni siquiera tenemos baños”.
“En el hospital Posadas estamos cocinando sin carne”, dijo Blanca Lazaga, cocinera. “Tenemos a los pacientes a pura verdura hervida y sin proteínas la recuperación de la gente se resiente”. Daniel Dorado, enfermero, apuntó que “la falta de insumos llegó al extremo de que los tratamientos quedan condicionados a las drogas disponibles”. Con los jubilados fue peor: “En enero murieron un 15 por ciento más de abuelos que en el mismo período del año pasado por problemas vinculados a la falta de atención y de prestaciones médicas”, señaló Elías Moure.
En la esquina de El Molino, la tercera edad desplegó un collage de frases recortadas de los diarios. “País de pobres, enfermos y desocupados. El fin del mundo queda en la Argentina”, se leía en uno. Y también “Por la crisis la gente coge cada vez menos”. Al costado, una foto de María Julia era acompañada por la advertencia “cuidado, todavía está suelta”.
El abrazo terminó antes de las cinco de la tarde con una desconcentración pacífica.
Los desocupados del Bloque Nacional junto al Movimiento que lidera Raúl Castells se movilizaron al centro a partir de las diez de la mañana y manifestaron frente a las oficinas de Repsol-YPF para reclamar que la empresa, en vista de las ganancias obtenidas, genere puestos de trabajo genuinos. El reclamo también incluye un punto por la reestatización de la firma. La concentración se desarrolló sin incidentes y los piqueteros se trasladaron después hasta la Plaza de Mayo para esperar allí llegada de las asambleas barriales.
Antes de la noche, los organismos de derechos humanos y los desocupados del Bloque Nacional realizaron actos de homenaje a las víctimas del 20 de diciembre y se colocaron placas en las esquinas donde cayeron las víctimas. En los actos estuvieron presentes familiares de las víctimas (ver aparte) y los primeros vecinos autoconvocados que a partir de las ocho de la noche comenzarían a confluir en la Plaza de Mayo.