SOCIEDAD › PIDEN PENA DE MUERTE PARA MARCHAN, PERO ABRIERON UNA NEGOCIACION
Pesadilla de una argentina en Miami
La fiscalía de Miami acusó a la pampeana de asesinato en primer grado. Aunque pidieron la pena capital, se abrió la posibilidad de modificarla si se declara culpable. Un vocero policial dijo a Página/12 que ella confesó y culpó al novio.
Por Carlos Rodríguez
La aventura en Miami de la pampeana María Rosa Marchán se confirmó ayer como pesadilla: la fiscalía de Florida pidió que la condenen a la pena de muerte por asesinato en primer grado y robo calificado. En su acusación ante el juez Adam Murphy, la fiscalía dijo que el móvil del homicidio fue el robo y pidió la captura internacional de Esteban Calafell, el novio de Marchán, a quien por “íntima convicción” señaló como autor material del hecho más grave. En diálogo con Página/12, el vocero de la Policía de Miami confirmó que la chica “acusó a su novio de ser el que mató al joyero Agustín Morales”. Hasta ayer al mediodía, Calafell estaba “en algún lugar” de la provincia de Córdoba y seguía con sus abogados las alternativas de la audiencia de Miami. Después su paradero pasó a ser más indefinido. Su situación depende ahora del juez Murphy, quien seguramente hará lugar al pedido fiscal. El abogado de Marchán, el argentino Miguel Angel Pierri, anticipó que los fiscales, en audiencia privada, habían ofrecido rebajar la pena a 20 años de prisión si la chica se declara culpable del crimen. La situación de Calafell es mucho peor.
José Caragol, portavoz de la policía de Miami que investiga el caso, afirmó al ser entrevistado por este diario que la chica Marchán les dijo “sin lugar a dudas que su novio fue el responsable del crimen y todo lo que dijo está probado por la evidencia reunida en el lugar del hecho”. Tal afirmación fue relativizada ayer por uno de los abogados cordobeses de Calafell, Darío Vezzaro, quien sostuvo que “esa afirmación tiene que ser corroborada en el juicio y todavía ni nosotros ni el doctor Pierri tomamos conocimiento de esa supuesta confesión”. De todos modos, Caragol y el inspector Leonel García, presente durante la declaración de la joven, fueron contundentes: “Esa confesión está grabada”.
De acuerdo con el relato de Caragol y García, la primera en trabar relación con la víctima fue María Rosa Marchán, de 23 años, ya que el joyero cubano Agustín Morales, 61, solía ir a ofrecer su mercancía a la cafetería de la calle 41 donde trabajaba la joven. “El le llevó sus anillos, sus alhajas y ella lo invitó a que fuera a su casa, en la noche del 29 de diciembre, que era seguro que le compraba algo”, precisó Caragol. María Rosa habría reconocido que la invitación a la casa fue “una idea de su novio, que ya tenía el plan del robo supuestamente para conseguir dinero para los pasajes de regreso a la Argentina”. Cuando llegó al departamento en el que vivían los novios, Morales comprobó que ella estaba sola, aunque minutos después llegó el joven Esteban Calafell, de 33 años.
“Apenas llegó, el prófugo (así lo llamaron a Calafell, aunque todavía no se aprobó el pedido formal de captura) le dijo a su novia que se encerrara en el baño y él lo mató al joyero. No le puedo decir cómo lo mató, si usó un martillo, una maza o cualquier otra cosa, porque eso primero hay que comunicárselo al acusado, que ya sabe obviamente cómo lo hizo”, precisó Caragol, un cubano exiliado en Miami. Según la versión que la policía de Miami dice haber obtenido de Marchán, la chica “colaboró con su novio en limpiar las manchas de sangre que quedaron en la casa y lo ayudó a poner el cuerpo en el baúl del carro”.
La desaparición de Morales, que vivía solo, fue denunciada recién el 7 de enero por “una muchacha que le atendía los negocios” y que recibió, de la policía, una notificación sobre el hallazgo del Pontiac, en una zona alejada de Miami. “A los cinco días la muchacha nos llamó para decir que del coche salía un olor feo, muy tremendo, y ella pensaba que su patrón había dejado comida en el baúl”, explicó Caragol. Recién el 14 de enero, mediante una orden judicial ante la ausencia del dueño del auto, se abrió el baúl para encontrar “un cadáver que sólo pudo ser identificado por la dentadura del muerto”, dado el estado de descomposición que presentaba.
La detención de Marchán se produjo recién el 1º de febrero, luego de que la empleada de Morales recordara que el hombre le había dicho que teníauna entrevista “con una joven que trabajaba en la cafetería de la calle 41”. La confesión de la chica, según los policías de Miami, fue casi inmediata. “Allí nos dijo que él fue el que mató al viejo”, precisó Caragol. El policía, entre risas, descalificó la versión de la Calafell, que adjudicó el crimen a la mafia: “Si los mafiosos matan a alguien en la puerta de un banco, es muy difícil descubrirlo tan rápido. Esto ha sido como un juego de niños, hay muchos errores y pruebas contundentes”.
Esa misma convicción fue la que expresó la fiscalía de Florida al acusar ayer a Marchán y también a su novio. Horas después, los fiscales presentaron el pedido de captura al juez Adam Murphy. Todo hace pensar que hoy mismo podría ser recibida en Interpol Argentina la orden de detención de Calafell. Pierri, representante legal de Marchán, dijo a Página/12 que los fundamentos de la fiscalía se conocerán recién el 7 de marzo. Una semana después, cuando pueda evaluar más a fondo la situación de su cliente, Pierri tendrá que responder al ofrecimiento que le hizo la fiscalía de cambiar la pena de muerte por 20 años de prisión.
“La chica tendría que reconocerse como autora del crimen”, confirmó el abogado argentino radicado en Miami. Sobre la supuesta confesión de su representada, Pierri prefirió no hacer comentarios, aunque trascendió que en la audiencia de ayer la sensación generalizada era que la misma existió y que el pedido de captura de Calafell sería inminente. “Después de hacer la acusación y de escuchar a la defensa, la fiscalía ofreció un acuerdo para retirar la pena capital. Nosotros tenemos que evaluar muy bien lo que haremos y si tenemos la posibilidad, vamos a tratar de conseguir una pena menor. Eso, si no podemos demostrar la inocencia”, explicó Pierri. Todo indica que la situación de Calafell es mucho más grave y que, en el mejor de los casos recibiría una condena mayor a los 20 años propuestos para su novia.