Después de un extenso debate y gracias a una propuesta de último momento realizada por Argentina, los países de la Organización de Estados Americanos aprobaron por unanimidad un documento que deja abierto el debate sobre el fortalecimiento del Sistema Inte- ramericano de Derechos Humanos, en sintonía con lo reclamado por los países del ALBA, Ecuador, Venezuela, Bolivia y Nicaragua. Estos países demandaban que no se cierre la posibilidad de introducir modificaciones al SIDH, que otros países como Estados Unidos pretendían clausurar con el argumento de que se debilita así su funcionamiento habitual. “Argentina está satisfecha y contenta de que varias de las propuestas que hemos hecho hayan sido aceptadas”, señaló el canciller Héctor Timerman, en referencia al nuevo reglamento y otros cambios en las prácticas recomendados por los países de la OEA.

La 44 Asamblea General Extraordinaria de cancilleres de la OEA tuvo sus momentos de tensión cuando los representantes de Venezuela, Roy Chaderton, y de Ecuador, Ricardo Patiño, criticaron en duros términos el funcionamiento de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos y reclamaron que se realicen más cambios, como su forma de financiamiento y el traslado de su sede, actualmente en Washington, a un país de América del Sur. “El SIDH se derrumba año tras año. Se ha convertido en una instancia ilegítima frente a los Estados soberanos y con fondos de privados. El sistema ampara a los golpistas y criminales de ultraderecha y para compensar de vez en cuando abrazan una causa justa”, denunció Chaderton. “La comisión se ha convertido en un espacio de defensa de intereses mediáticos, empresariales y de otros países que no creen en el SIDH. No debemos vernos limitados por quienes se arrogan la representación de la sociedad civil”, aseguró Patiño, quien recordó que Estados Unidos nunca ratificó la Convención Americana de Derechos Humanos, suscripta hace 40 años.

Con estos argumentos, los países del ALBA presentaron un documento para que el Consejo Permanente “continúe el diálogo sobre el funcionamiento y el fortalecimiento del SIDH”, puntualmente en cuestiones como la sede de la comisión, la universalidad y la indivisibilidad de los derechos humanos, la autonomía e independencia de la CIDH (Comisión Interamericana de Derechos Humanos), entre otros. Un capítulo puntual mereció la Relatoría para la Libertad de Expresión. Los países del ALBA se opusieron a que la Relatoría “siga siendo financiada por el poder mediático internacional para utilizarla contra los gobiernos progresistas” de América.

Del otro lado, países como Estados Unidos (aportante del 67 por ciento de los fondos a la CIDH) y México, proponían cerrar la discusión sobre los mecanismos de fortalecimiento de la comisión. “Nosotros consideramos que es una organización que representa un ejemplo para el mundo”, dijo el subsecretario de Estado norteamericano, William Burns.

Tras casi dos años que lleva el proceso de fortalecimiento, la CIDH adoptó un nuevo reglamento y cambios a sus prácticas y políticas donde fueron respondidas las 53 recomendaciones que realizaron los Estados miembros de la OEA. Ante la posición de los países del ALBA, que amenazaron con una ruptura, Argentina propuso modificar el artículo segundo del proyecto de resolución, mandatando al Consejo Permanente para “continuar el diálogo sobre los aspectos fundamentales para el fortalecimiento del SIDH”. “Sentimos que el espíritu de las propuestas que los países del ALBA y Haití habíamos insistido en incluir, están considerados en la propuesta de Argentina”, aseguró el canciller ecuatoriano.

Durante su discurso, Timerman recordó la importancia de la CIDH durante la dictadura cívico-militar y remarcó la necesidad de que todos los países se hagan cargo de su financiamiento.