Apenas 24 horas después del inicio de su 105ª asamblea plenaria, que concluirá el sábado, la conducción de la Iglesia Católica difundió ayer un documento para cuestionar lo que considera “un tratamiento apresurado” de los proyectos de reforma judicial enviados por el gobierno nacional al Congreso. Al mismo tiempo que se discutía en comisiones del Senado y de Diputados, los obispos de la Conferencia Episcopal Argentina reunidos en Pilar reclamaban “amplias consultas, debates y consensos” para evitar “el riesgo de debilitar la democracia republicana consagrada en nuestra Constitución”.

La asamblea “presenta un marco único que es el inicio del ministerio petrino de nuestro hermano Jorge, hoy el Santo Padre Francisco”, anunció el lunes, durante la misa de apertura, el presidente del Episcopado, José María Arancedo. La designación de Bergoglio al frente del Vaticano “renueva el llamado a hacer de ella una Iglesia más viva, servidora y misionera”, afirmó, y agregó que “el mayor aporte que podemos ofrecer al mundo es predicar a Jesucristo”. Arancedo, obispo de Santa Fe, había sido recibido el jueves pasado durante una hora en una audiencia privada por la presidenta Cristina Fernández de Kirchner, en el marco del relanzamiento de relaciones entre el gobierno nacional y la Iglesia, que siguió a la unción de Bergoglio como pontífice. En marzo habían tenido una breve entrevista cara a cara en Roma, cuando asistieron a la misa inaugural del pontificado de Francisco.

El breve comunicado que los obispos decidieron hacer público se titula “Justicia, democracia y Constitución Nacional”. “Los obispos argentinos, reunidos en la 105ª Asamblea Plenaria, consideramos que los proyectos de ley que se encuentran en el Poder Legislativo en orden a regular el ejercicio de la Justicia presentan aspectos que merecen un profundo discernimiento por la importancia de la materia que tratan”, arranca el comunicado. “Por ello se requiere de amplias consultas, debates y consensos previos en consonancia con la magnitud de los cambios propuestos”, reclama. “Entendemos que un tratamiento apresurado de reformas tan significativas corre el riesgo de debilitar la democracia republicana consagrada en nuestra Constitución, precisamente en una de sus dimensiones esenciales como es la autonomía de sus tres poderes”, concluye. Los obispos reunidos en la casa de ejercicios El Cenáculo-La Montonera, en Pilar, seguirán en estado de asamblea hasta el sábado.