Sábado, 25 de mayo de 2013 | Hoy
El 25 de mayo de 2003 comenzó uno de los más extraordinarios procesos de transformación del país a favor de los sectores populares.
El rescate de cinco millones de fuentes de trabajo, la caída abrupta del índice de pobreza, la casi absoluta extinción de la indigencia, la ampliación en 2,5 millones del número de personas con cobertura previsional, la creación de asignaciones especiales para casi cien mil embarazadas y 3,7 millones de hijos e hijas de trabajadores sin empleo o la generación de más 2500 paritarias salariales, son sólo algunas de las más importantes medidas dirigidas a una mayoría de la población que había sido castigada y marginada por las políticas económicas conservadoras y neoliberales que asolaron nuestro país.
A poco de andar su gestión como presidente, Néstor Kirchner demostró que no sólo daba inicio a otro gobierno democrático en el país sino que comenzaba una etapa histórica, definitivamente contrastante con la sufrida durante las tres décadas anteriores. Una etapa nacional, popular, transformadora, que se fue haciendo cada vez más intensa y profunda con la sucesión de políticas públicas de su gobierno y el que lidera, desde 2007, Cristina Kirchner. Ambos son los principales responsables de haber puesto de pie al pueblo y a la Patria, y también de ganarse un lugar en nuestra historia, a fuerza de principios, de militancia, de compromiso, de amor y de ideales.
La década ganada se expresa tangible, bien concreta, en miles de conquistas sociales, económicas, institucionales, políticas o culturales. Pero, sobre todo, late inasible, emocionada, incontenible en las manos ya arrugadas de las Madres, en las sonrisas de los pibes, en las frentes altas de los y las laburantes, en los brazos disponibles de jóvenes que militan y en los corazones felices de millones y millones de argentinos y argentinas protagonistas centrales de este hermoso presente que escribimos en plural.
* Presidente de la Autoridad Federal de Servicios de Comunicación Audiovisual (Afsca).
Una década ganada. Diez años que pasarán a la historia como un emblema de la recuperación de derechos. 2003 fue el inicio de un proceso que restableció las instituciones laborales. Todos juntos dejamos atrás décadas de retroceso en lo político, en lo económico y en lo social.
Juntos trabajamos para cambiar la exclusión por inclusión. ¿Quién se hubiera aventurado en el 2002 a plantear un desempleo menor al 10 por ciento? O pensar en cinco millones de puestos. O 200 mil nuevas empresas sólo en industria y comercio. Cambiamos la flexibilización y precarización de la ley Banelco por la defensa del empleo, incluso frente a las crisis internacionales. Cambiamos un Estado ausente por un Estado presente. Con inspección laboral. Y hoy tenemos el mayor nivel de trabajo registrado de los últimos 38 años.
Cambiamos salarios estancados por paritarias libres para avanzar en la redistribución del ingreso. Se recuperó el Consejo del Salario Mínimo. Y hoy este salario es el más alto de Latinoamérica. Cambiamos el abandono de los jubilados por cobertura social concreta. Fortalecimos la seguridad social con una ley que prevé aumentos automáticos cada seis meses. Y con una moratoria que incorporó a más de dos millones y medio de personas. Y se recuperaron los fondos de las AFJP.
Cambiamos asistencialismo por capacitación. Más de un millón 600 mil personas se formaron en estos diez años. Cambiamos el histórico olvido hacia los jóvenes por programas de acceso al primer empleo. El Plan Jóvenes con Más y Mejor Trabajo acercó al mundo laboral a más de 600 mil personas de entre 18 y 24 años.
Cambiamos explotación infantil por protección a los más pequeños. 3,4 millones de chicos reciben la AUH. El 86 por ciento de los niños son sujetos de una transferencia de ingresos. Con acceso a la educación y la salud. Y son protegidos con las leyes que sancionan el Trabajo Infantil. Cambiamos discriminación por equiparación de derechos. Lo hacemos todos los días con los temas de género y de violencia laboral. E incorporamos a dos colectivos postergados. Los trabajadores rurales con una nueva ley y la cobertura social del Renatea. Y las trabajadoras de casas particulares que ahora tienen los mismos derechos que el resto de los trabajadores. Cambiamos “trabajo esclavo” por trabajo digno. Decente. Con la lucha para erradicar esta explotación y con la ley contra la trata de personas.
Argentina cambió. Pero falta más. Lo vamos a hacer juntos. Néstor nos marcó el camino. Cristina lo profundiza. Hoy tenemos una década ganada con mucho trabajo. Con más Derechos, más Igualdad y más Patria.
* Ministro de Trabajo, Empleo y Seguridad Social.
Al recorrer con la mirada la última década del proceso de integración regional, no podemos eludir la reflexión sobre cuál era la realidad de Latinoamérica durante el apogeo de las políticas neoliberales y cómo es el actual contexto.
El triunfo de Hugo Chávez en 1998 y, posteriormente, las presidencias de Lula y Néstor Kirchner llevaron a un quiebre con el pasado, fenómeno que se simbolizó en el NO al ALCA en Mar del Plata en 2005. Hace diez años los pueblos resistían. Utilizaban distintas formas de lucha, para enfrentar las políticas del Consenso de Washington. Era la época de las privatizaciones, la represión, la supresión de los derechos laborales y sociales, con millones de compatriotas en la miseria.
Los pueblos enfrentaron ese modelo, gestando distintas formas de organización como el Foro de San Pablo, que permitió reunir a las organizaciones y partidos políticos populares y de izquierda de todo el continente. De allí, surgieron presidentes como Evo Morales, Rafael Correa, Tabaré Vázquez, José Mujica, Cristina Kirchner o Dilma Rousseff. Presidentes que respondieron a las históricas reivindicaciones populares.
En América latina surgió una nueva institucionalidad representada por la Unasur, la Celac, y un Mercosur más ligado a la integración productiva y la participación social.
En lo interno, se pusieron en funcionamiento políticas de inclusión social, de industrialización y empleo. En lo externo, la mirada se extendió con fuerza a Sudamérica generando espacios de complementariedad y solidaridad económica. En lo político, se impidió el golpe en Ecuador, la guerra entre Colombia y Venezuela y la secesión en Bolivia, entre otros logros evidentes. Mientras todo eso iba aconteciendo, Europa explotaba financieramente y una burbuja inmobiliaria volvía a desnudar la fragilidad de la economía estadounidense, salvando a los bancos y entidades financieras y haciendo recaer sobre los trabajadores y la clase media las consecuencias de esa crisis. América del Sur en general y Argentina en particular decidieron enfrentar los efectos de ese derrumbe a través de medidas activas que sostuvieran el empleo, abriendo los mercados regionales y acordando medidas para proteger lo hasta aquí logrado.
Esta integración regional de la Patria Grande tiene como base los proyectos colectivos y la independencia económica. Estamos parados en el umbral de nuevos desafíos y de proyectos que deben profundizar los logros conquistados.
* Representante especial para la Integración Económica Regional de la Cancillería.
Con la llegada de Néstor Kirchner a la presidencia de la Nación en el 2003 y la aprobación del Plan Nacional contra la Discriminación se abrió un camino en el que muchas personas de la sociedad civil, en articulación con el Estado, hicieran suya la idea de la igualdad como un compromiso comunitario, voces fundamentales en la construcción de la diversidad como un valor político. Un proceso que se profundizó en los sucesivos gobiernos de Cristina Fernández de Kirchner.
En Argentina y América del Sur estamos atravesando un período histórico en el que se avanza en un conjunto de reivindicaciones que parecían muy difíciles de alcanzar un tiempo atrás. Lo que está en juego es la reformulación tanto de un modelo de desarrollo como la reconstrucción de las relaciones entre el Estado y la sociedad, la reducción de las desigualdades sociales y el restablecimiento de criterios de justicia que las reformas neoliberales asociadas a una concepción estrecha y mercantilista de la globalización han traído a nuestros países.
Por primera vez, desde el fin del ciclo de dictaduras en varios de los países del Cono Sur, se retoma el camino de consolidación y ampliación de la democracia, la participación política asociada a la plena vigencia de los derechos humanos y la reparación de la deuda social con grandes sectores de la población que han sido históricamente vulnerabilizados. Se trata de una tarea eminentemente política que exige respuestas integrales capaces de atender las situaciones de desigualdad concreta, también en materia de políticas contra la discriminación.
Las más de 90 nuevas leyes de ampliación de derechos de estos últimos diez años surgieron de las más diversas necesidades. Por eso, la última década nos convirtió en pioneros en la región a partir de algunas conquistas como la ley de matrimonio igualitario y como la Ley de Identidad de Género, que es considerada un modelo por la comunidad internacional.
Cada acción del Inadi tiene el compromiso de aportar al cambio cultural, confirmar el avance sostenido y garantizar un futuro donde la igualdad social repercuta en una ciudadanía plena en todos los niveles de la vida cotidiana. Una tarea que es posible llevarla a cabo en el marco de un proyecto nacional y popular que hoy cumple diez años, pero cuyos logros en esta materia llegaron para quedarse.
* Interventor del Inadi.
© 2000-2022 www.pagina12.com.ar | República Argentina | Política de privacidad | Todos los Derechos Reservados
Sitio desarrollado con software libre GNU/Linux.