Jueves, 24 de octubre de 2013 | Hoy
EL PAíS › GUSTAVO VERA, CANDIDATO A LEGISLADOR PORTEñO DE UNEN
El presidente de La Alameda también criticó al gobierno nacional y reconoció que hay “muchos matices” entre las fuerzas de Unen.
Por Miguel Jorquera
Gustavo Vera preside la cooperativa La Alameda y encabeza la lista a legisladores porteños de Unen. Afirma que su pelea es “contra la corrupción y las mafias” y les apunta por igual al gobierno nacional y al porteño, pero critica a Mauricio Macri, que “con uno de los presupuestos más altos del país no ha solucionado ningún problema estructural en la Ciudad”. Admite que es amigo de Jorge Bergoglio, pero niega que sea el “candidato del papa Francisco”. Insiste en que su incursión en la política no incluye “el código de la omertà”, “ni un cheque en blanco” para nadie, y considera que es prematura cualquier candidatura presidencial.
–¿Usted es el candidato del papa Francisco?
–No, soy amigo del Papa, no su candidato. El Papa tiene muchos amigos, algunos son candidatos y otros no, y entre los que son candidatos están en distintos partidos. Francisco es partidario de que todo el mundo se comprometa y de que la política vuelva a asociarse al bien común.
–¿Eso lo llevó a asumir un compromiso político?
–Hubiéramos preferido ser una ONG prestigiosa que saliera cada tanto en las páginas policiales por las denuncias que hacemos. Pero el nivel de mafiosidad en nuestro país se extendió de tal manera que nuestras denuncias empezaron a salpicar cada vez más a altísimos funcionarios judiciales, políticos y policiales. Ese fue uno de los motivos por lo cual se politizó, no partidizó, la actividad de La Alameda.
–¿Otros partidos le ofrecieron alguna candidatura?
–Sí, muchas veces. Prácticamente todos.
–¿Por qué se definió por Unen?
–Porque hace muchos años que venimos trabajando con ellos. Con Lilita (Carrió) trabajamos la reforma a la ley de trata. Con Pino (Solanas) trabajamos mucho el tema de los agrotóxicos y estamos de acuerdo con sus denuncias sobre la megaminería y en revisar la deuda externa. En Coalición Sur confluyen las tres patas para reconstruir la República: las denuncias de corrupción en el Estado, contra el saqueo de los recursos estratégicos del país y el combate contra el crimen organizado.
–Hay coincidencias en las denuncias. ¿Cree que esa unidad se va a mantener cuando haya que hacer propuestas en la Legislatura porteña?
–Creemos que puede funcionar a pesar de que haya muchos matices entre las siete fuerzas que integran Unen. Tenemos más de 20 proyectos en común: ley de ética pública; crear la fiscalía de investigaciones administrativas; refugios para recuperar adictos; auditorías a las marcas de ropa, para evitar el trabajo esclavo; que no se sigan habilitando cabarets clase C y whiskerías truchas, que sirven de prostíbulos; urbanización de las villas; separación de basura en origen y reciclado, entre otros.
–Para mantener esa independencia que usted propicia, ¿va a formar su propio bloque o va ser parte de la bancada de Unen?
–Unen va a funcionar, tengo entendido, como un interbloque que tiene un montón de propuestas en común. Entramos a Coalición Sur sin código de la omertà; no firmamos ningún cheque en blanco a ninguna corporación ni siquiera con La Alameda. Si descubrimos a algún compañero en un hecho de corrupción, vamos a denunciarlo. Y eso tendría que ser normal.
–¿Cuáles son los principales problemas a resolver en la Ciudad?
–El gobierno de Macri no tiene una política activa para combatir las mafias y se escuda en que es responsabilidad de la Policía Federal. La Metropolitana es de juguete para combatir la mafia, pero se pone brava para defender negocios inmobiliarios, como el que quería garantizar alrededor del Borda. Macri tiene un presupuesto de 44 mil millones de pesos, el tercero del país, y no resolvió ninguno de los problemas estructurales que prometió solucionar: no urbanizó ni una sola villa, no solucionó las inundaciones, ni siquiera terminaron de entubar el Maldonado y no limpia los arroyos. Se reducen los espacios verdes: el plan maestro recorta los parques de La Victoria y Roca para un negociado de IRSA. Se endeudó y tampoco extendió el subte y en transporte todo es marketing, como las bicisendas y el metrobús, que salieron fortunas.
–Dentro del espacio que representa ya hay varios candidatos presidenciales. ¿Apoya alguno de ellos?
–No. Primero, quiero llegar al 27; segundo, que estemos a la altura de las circunstancias y trabajar mucho y a conciencia. Es legítimo que alguno diga que yo tengo derecho, pero me parece prematuro para un 2015 lejanísimo.
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