EL PAíS › EL MíTICO ESTADIO MARACANá, COPADO POR LOS HINCHAS DE LA SELECCIóN EN VIBRANTE TONO

Eran como cuarenta millones de argentinos

Los más de treinta mil compatriotas que ocuparon las tribunas del estadio carioca gritaron y cantaron por todos los que no pudieron estar. Banderas de todas las regiones del país se mezclaron con camisetas de clubes.

 Por Juan José Panno

Página12 En Brasil

Desde Río de Janeiro

¿Cuántos son? Treinta mil, cuarenta mil, parecen cuarenta millones. Y gritan por todos los que no vinieron, por los que están en Río pero no podían ni acercarse al Maracaná y por los que lo vieron por televisión y por los que ni tele tienen.

“Somos locales otra vez”, cantaron una y otra vez mientras mostraban orgullosos la camiseta celeste y blanca, el uniforme de casi todos. También hay camisetas rosarinas, marplatenses, cordobesas, de Boca, de River, de todos los cuadros. Y hay banderas de pertenencia: partidos políticos, agrupaciones, clubes, pueblos, barrios, provincias.

“Vamos, vamos, Argentina” y no importa si se juega con cinco en el fondo, con cuatro arriba o una multitud en el medio. Llenaron mucho más que la mitad del mítico Maracaná, se trenzaron en duelos con los brasileños que alentaban a Bosnia, se encendieron más o menos al compás de lo que generaba el equipo, pero en ningún momento perdieron la fe.

Disfrutaron con el gol en contra que los agarró a todos fríos, pero mucho más con el segundo, la genialidad de Messi, que les puso en rojo la garganta. ¿Quién dijo que todos los goles son iguales? ¿A quién se le ocurre? Tendría que haber una regla nueva para que los goles valgan según la intensidad del grito, y este de Messi cotizaría triple.

“Yo soy brasileño, con mucho orgullo”, cantan los brasileños y la respuesta propia de aprendices de barrabrava no se hace esperar: “Es para vos, es para vos, brasuca puto... y todo lo que ya se sabe que sigue. Después improvisan cantos más divertidos que terminan asegurando que “Maradona es más grande que Pelé”. Están todos desperdigados en las tribunas, aunque un grupo de argentinos en una de las cabeceras parece estar a cargo de la batuta y empieza la mayoría de los cantos. Que “Vamo’ a salir campeones otra vez, como en el ‘86...”, que “Vení vení, cantá conmigo...”, que “de la mano de Lio Messi...”, que “el que no salta es un inglés...”.

Y saltan y se mueven para acá y para allá en el momento de más felicidad, después del segundo gol. El descuento de los bosnios sobre la hora no alcanzó para apagar la fiesta de los argentinos en el Maracaná. Saben que el primer tiempo fue para el olvido, pero esa nochecita quedará para el recuerdo.

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Imagen: DyN
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