Viernes, 18 de julio de 2014 | Hoy
EL PAíS › HABLAN DIRIGENTES DE MEMORIA ACTIVA Y DE 18-J, A VEINTE AÑOS DEL ATENTADO A LA AMIA
Por Laura Vales
El día del atentado, Diana Malamud escuchó el estallido de la bomba desde su casa. “Yo vivía a unas veinte cuadras de la sede la AMIA; mi marido, el arquitecto Andrés Malamud, trabajaba en unas obras de refacción del edificio. Fue tan fuerte el ruido de la bomba que salí al balcón, pensando que algo había sucedido en mi manzana”, recuerda. En los veinte años que siguieron, mientras criaba a sus dos hijas, que entonces tenían dos y cinco años, Malamud se convertiría en una de las referentes del reclamo de justicia de los familiares de las víctimas, desde la agrupación Memoria Activa. La voz ya no le tiembla al hablar de cómo el 18 de julio del ’94 corrió a la AMIA para confirmar que su marido había quedado sepultado por los escombros; pero cuando habla de las trabas, desvíos y caminos sin salida de la investigación, todo en ella transmite impotencia. “Siento bronca, vergüenza por la Justicia que tenemos”, resume.
–¿En qué va a poner el acento este año el acto de Memoria Activa?
–En que queremos que se inicie ya el juicio por encubrimiento. Pusimos mucho esfuerzo en eso y, dadas las condiciones que hoy tenemos en la causa AMIA, es una de las maneras en que por primera vez podemos tener algo de justicia, por lo menos con respecto a por qué se encubrió... Y a lo mejor también empezamos a conocer por qué motivos hubo semejante maniobra por parte de los poderes del Estado. El Poder Judicial, el Legislativo, la Secretaría de Inteligencia, el ex presidente... todos encubrieron. Están acusados, van a ser enjuiciados, es evidente que algún motivo hubo.
–¿No se puede pensar en ineficiencia o desidia como toda explicación?
–No, por ineficientes podrían no haber investigado, pero no pueden decir que por ineficientes pagaron con fondos del Estado a personas para que indicaran culpables falsos. Eso no es ineficiencia, es encubrimiento: hay una diferencia grande entre las dos cosas. Está comprobado que hubo una intencionalidad, eso ya lo comprobó el Tribunal Federal Nº 2 en 2003. Hubo un juicio de tres años y lo comprobó un tribunal, no es que lo digo yo, y por eso mandó a iniciar la causa judicial.
–¿Se sospecha quién y por qué decidió el pago a Carlos Telleldín para que hiciera la acusación falsa contra los policías bonaerenses?
–Quedan muchas preguntas para las que no tenemos respuesta; lo que es claro es que querían cerrar la causa AMIA y una manera de hacerlo era acusando a los policías. Qué los llevó a eso, no lo sabemos.
–También va a haber un nuevo juicio a Telleldín. ¿Puede llevar a algún resultado?
–No, no... a ninguno.
–¿Por qué no?
–Porque Telleldín estuvo ocho años preso y no dijo nada, ¿qué va a decir ahora?
–¿Qué quedó del intento de un entendimiento con Irán?
–Hoy es un tema pasado y bastante irrelevante, ya que Irán nunca ratificó el memorando, con lo que nunca llegó a tener validez. A nosotros nos parecía que era una posibilidad para realizar indagatorias a la gente que está acusada, para saber si las pruebas existen, si valen y sirven. Por otro lado, era la única oportunidad, porque Irán no va a entregar a esta gente acusada de haber sido la autora ideológica del atentado a la AMIA.
–¿Qué les ha ido diciendo a sus hijas en estos años, a medida que fueron creciendo, para explicarles lo que pasó?
–Nunca les oculté nada; les fui hablando de todo, me pareció que ésa era la mejor manera, contarles la verdad. Para un chico es muy difícil vivir sin su padre, sabiendo que fue asesinado de un modo tan terrible, tan traumático. La dificultad es explicarles cómo puede ser que ningún responsable haya sido juzgado, que nadie haya pagado por ese crimen tan espantoso. La verdad es que hay cosas que uno puede explicarlas, pero uno no puede hacerse cargo de lo inexplicable que ha sucedido aquí.
–¿Cómo se paran frente al atentado las nuevas generaciones?
–Muchos jóvenes se han ido sumando a Memoria Activa, lo que fue una sorpresa. Algunos son hijos de las víctimas, otros no. Mayoritariamente, vienen de clubes y escuelas judías, en edad universitaria. Participan de los actos, están interesados, traen sangre nueva, ideas nuevas.
–Memoria Activa apoyó la creación de una fiscalía especial para el caso AMIA, pero hoy cuestiona la falta de resultados. ¿Por qué tampoco pudo avanzar la fiscalía especial?
–Queremos que saquen al fiscal (Alberto) Nisman y pongan a alguien capaz de investigar. Es claro que Nisman responde a los intereses de la SIDE. Nos parece que tiene que intervenir un fiscal independiente.
–¿Cuándo hace su acto Memoria Activa?
–El viernes (por hoy), a las 9 y 30, en Plaza Lavalle. Va a ser la primera vez que vamos a hacerlo en paralelo con el que hace la dirigencia comunitaria en Pasteur.
–¿Por qué?
–Queremos homenajear a nuestros muertos en el día y a la hora en que fue el atentado. Si la dirigencia comunitaria lo hace al mismo tiempo... bueno, habrá dos actos.
–¿Qué significa en lo personal veinte años sin justicia?
–Es espantoso, horrible... me da mucha bronca y también mucha vergüenza. Por la Justicia que tenemos, por el Ministerio Público Fiscal que tenemos, por todos los que pasaron por esta causa y lo único que hicieron fue burlarse de las víctimas y los familiares.
Por Adriana Meyer
“La dignidad de los muertos no se la van a devolver un gobierno, un decreto o una ley, sino la justicia”, dice Sergio Burstein a Página/12, pocas horas antes del 20º aniversario del atentado contra la AMIA. “La muerte de Rita me obligó a estar de pie en un país en el que, si no luchás, no tenés justicia, donde no hubo tiempo para el duelo porque tuviste que salir a la calle a controlar, a exigir, a golpear puertas y te convertís en un luchador con costos altísimos”, cuenta sobre cómo cambió su vida tras el ataque a la mutual judía.
–¿El acto de hoy tendrá alguna característica especial por los 20 años?
–Con la agrupación 18-J, de familiares y amigos de las víctimas, hacemos un acto independiente en Plaza de Mayo, a las 13, para no coincidir con Memoria Activa y con el denominado acto central. Ante la censura de las instituciones lo hacemos en otro horario. El hecho de que sea un número redondo tiene una connotación diferente, pero sigue la certeza de que la mamá de mis hijos mayores no está, que hubo una bomba que mató a 85 personas y dejó más de 300 heridos en la AMIA. Todo lo demás es una nebulosa total, un vacío absoluto y el mismo reclamo de justicia y de que se les devuelva la dignidad a los masacrados en la AMIA.
–¿Por qué habla de censura de las instituciones?
–Para AMIA durante 17 años tuvimos el derecho adquirido lamentablemente por ser familiares, y ante un discurso que les molestó nunca más nos permitieron hablar, nos expulsaron adueñándose del acto que pertenece a los familiares. Dada la fecha pensamos que iban a tener la honestidad de convocar a todas las agrupaciones, pero no fue posible. En los actos que hicimos en conjunto nunca dejamos de decir nuestra opinión sobre la dirigencia comunitaria y es evidente que molestó mucho. El año pasado ellos permitieron que se dijera que todos aquellos que estábamos de acuerdo con el Memorándum (con Irán) habíamos negociado la sangre y vendido la memoria de nuestros muertos. Por eso es imposible pararse al lado de esa dirigencia comunitaria, que es encubridora del encubrimiento, son los que se rasgaron las vestiduras hablando de justicia, pero no presentan pruebas, salieron de defensa del ex juez Juan José Galeano en su momento. Nosotros no queremos quedar bien con nadie.
–¿En ese momento fue señalado como oficialista?
–Me han dicho de todo, a esta altura lo único que me importa es la mirada y la palabra de mis hijos. Quienes nos cercenan la palabra son los mismos que hoy pregonan un juicio en ausencia. No defiendo a los iraníes, pero no voy a aceptar que se haga un juicio sin que alguien tenga derecho a la legítima defensa. Ya nos pasó de suponer que los policías eran culpables y luego nos pudimos enterar de que era todo una mentira en aras de conseguir cerrar el caso y, de paso, quedar bien con la derecha israelí.
–¿Pero usted cree que con el Memorándum se iba a llegar a otro resultado?
–Lo del Memorándum ya no tiene sentido. Los iraníes pueden pensar que hay falta de seriedad, el juez que los convoca termina enjuiciado por encubrir, así se caen las alertas rojas. Luego se cae el Memorándum y así los iraníes se aprovechan. Ellos tienen su cuota de responsabilidad por no haber colaborado, pero es lo mismo que el Estado de Israel. Dijo que iba a colaborar, quisimos interrogar a Itzak Avirán por decir que ellos sabían quiénes fueron y ya se habían encargado, es decir que los ejecutaron. Respondieron que ya le habían preguntado, que no tenía sentido volver a hacerlo.
–¿Sí tiene esperanza en el juicio oral a los encubridores?
–En esta farsa tenemos la esperanza de que en el juicio a los que pagaron y a los que encubrieron pueda haber alguna pista. En este carnaval de ver quién llora más en el gran acto central, donde algunos farsantes van a lamentarse por los muertos que no les importan, espero que los familiares que los acompañan los denuncien. Uno no está acá para quedar bien con la gente sino para decir la verdad. Si a la gente no le gusta escuchar que los responsables de que no se sepa nada son la querella de la AMIA-DAIA, que vaya al expediente.
–La Justicia hasta ahora resultó cómplice del encubrimiento. ¿Qué rol tuvo el poder político?
–Cuando voy a dar charlas en el exterior se me cae la cara de vergüenza de decir que el ex presidente (Carlos Menem) va a juicio por encubrir el atentado. Fernando de la Rúa siguió haciendo la plancha y llegaron al juicio pensando que iban a condenar a todos. Pero en una habitación oscura se prendió una vela y nos iluminó a todos, se llamó Néstor Kirchner y habilitó la posibilidad de que declararan los agentes de la SIDE y así se cayó la mentira.
–¿Cómo cambió usted en estas dos décadas?
–Me lo dijo un amigo, la muerte de Rita te hizo mejor persona. No sé si es cierto, sí sé que nos hicimos militantes por la vida. Demanda tiempo, compromiso y soportar cosas terribles, como el intento de secuestro de un hijo, que te pinchen los teléfonos. Alguno de mis hijos me dijo: “Papi, es hora de que te acuerdes de los vivos, dejá un poco a los muertos, quiero tener a mi papá”. No sé en qué cambié, sé que soy distinto, que mi compromiso es con la verdad y que cuando me encuentre con Rita donde ella esté la voy a poder mirar a los ojos.
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