EL PAíS › EL GOBIERNO DIJO QUE FINANCIARA A LAS FABRICAS RECUPERADAS
Otra manera de volver al trabajo
El anuncio lo hizo el ministro de Trabajo, Carlos Tomada, quien dijo, además, que será modificada la Ley de Quiebras. Fue en Rosario, en el encuentro nacional de empresas solidarias.
Por Irina Hauser
Desde Rosario
Unos estaban de saco y corbata, hasta perfumados. Los otros vestían los jeans gastados con que van a trabajar todos los días a las empresas que intentan rescatar por medio de la ocupación y la autogestión. Funcionarios políticos y universitarios de todos los rangos compartieron mesas de debate con obreros de todo el país nucleados en el Movimiento Nacional de Empresas Recuperadas (MNER). Fue en un encuentro que comenzó ayer en Rosario y que tuvo, en medio del último panel del día, dos anuncios de yapa del ministro de Trabajo, Carlos Tomada: “El Gobierno está terminando de estudiar una modificación de la Ley de Quiebras” y “decidió lanzar un financiamiento para la compra de máquinas o capital de trabajo para las fábricas recuperadas”.
El llamado Encuentro Nacional de Incubadoras de Empresas Solidarias que terminará hoy a la noche busca generar lazos entre universidades, organismos de ciencia y tecnología y trabajadores organizados “para fortalecer el desarrollo y la competitividad de las empresas recuperadas, algo de lo que carecen aunque estén produciendo”, anunció José Abelli, vicepresidente del MNER, al dar la bienvenida. El rector de la Universidad de Rosario, el contador Ricardo Suárez, dijo –despreocupado por los lugares comunes– que en la recuperación de empresas ve “una luz de esperanza” para combatir “el neoliberalismo y las políticas que impone el FMI”.
El relato de los obreros mismos, que llevan meses o años ocupando empresas quebradas o abandonadas ayudó a bajar el tema a la tierra. “Acá los ejecutivos somos nosotros”, proclamaba Ernesto, de la cooperativa Vitrofin –que elabora cristalería fina– en la película Ocupar, resistir y producir que mostró experiencias de Entre Ríos, Rosario y Córdoba. En un pasillo, Marcelo Ruarte, de la cooperativa del hotel Bauen, ocupado a comienzos de año, decía: “Vengo acá a intercambiar conocimientos y opiniones. Vamos a reabrir el hotel la semana que viene y necesitamos herramientas para poder mantenernos unidos y solidarios en este proceso”.
Con el correr de las horas, el evento fue recorriendo temas múltiples. Los trabajadores recordaron sus reclamos de más políticas públicas hacia el sector y los funcionarios los felicitaron por los emprendimientos en marcha y se mostraron abiertos. Se miraron, se escucharon y algún que otro dardo intercambiaron.
El jefe de Gobierno porteño Aníbal Ibarra habló largamente sobre la satisfacción que le da la garra de obreros que toman las empresas y recrean la producción de plantas que podrían estar cerradas con las máquinas adentro. “Acompañamos ese proceso”, dijo. El intendente rosarino, Hermes Binner, asentía. En una punta de la mesa, el titular del MNER, Eduardo Murúa sentenció: “Nosotros seguimos reclamando un modelo distinto de país y con o sin Ley de Quiebras modificada no vamos a abandonar ni un puesto de trabajo, ni dejaremos de resistir y producir”.
Lalo, de 32 años e integrante de la cooperativa de autopartes Forja, sacaba fotos. Entre el público, había gente de todo tipo de empresas: gráficas, de alimentación, metalúrgicas, de servicios, entre tantas otras. No faltaron europeos fascinados con el fenómeno argentino, acrecentado luego de diciembre de 2001: una chica italiana de una ONG deslumbrada planeaba algún aporte económico y una periodista alemana con melena colorada tomaba notas a gran velocidad. A su alrededor pupulaba una banda de estudiantes universitarios.
A la hora del almuerzo, circulaban cientos de sandwiches y mandarinas que perfumaron el hall del predio, frente a la terminal de ómnibus.
Más tarde, un director del Banco Nación, Rubén Guillén, hizo enormes esfuerzos por dejar en claro que la entidad tiene interés “en dar créditoa las empresas autogestionadas”. Pero, aclaró, “hay dificultades propias de la falta de respaldo, de capital, de los trabajadores”. En un salón cercano, se gestaba una de las polémicas más duras del día. El disparador fue el comentario de dos abogados de la Universidad Notarial, que sugirieron que las empresas no tienen viabilidad sin inyección de capital. “Yo de leyes no sé mucho, pero de vaciamiento vi bastante”, dijo levantándose de la silla Cándido, de anteojos y pulóver raído escote en “v”. Conmovido, entre sollozos, refutó: “Los obreros tomamos miserablemente nuestra fuente de trabajo. En Chilaver estamos trabajando a full, solos, sin ayuda de nadie ni capital de trabajo”. Murúa, entre la gente, chicaneó a los letrados: “Ustedes siempre piensan en la propiedad privada, nosotros no”. Refrescó, además, que el MNER pretende modificar la legislación de manera que cuando una empresa quiebre los inmuebles y máquinas pasen a manos de los obreros en concepto de compensación por las deudas. El abogado Diego Kravetz defendió la expropiación como herramienta disponible. Abelli aseguró que “es posible recuperar 200 mil puestos de trabajo por año, necesitamos la voluntad y la decisión política.