La jueza Fabiana Palmaghini le pidió a la fiscal Viviana Fein que acelere y profundice una serie de medidas de prueba en la investigación sobre la muerte de Alberto Nisman. Le señaló que debería extender el análisis de sus llamados telefónicos, que hasta ahora estaba focalizado en enero último (ya que fue hallado sin vida el 18), a todo el mes de diciembre de 2014. También reclamó datos sobre los movimientos del técnico informático Diego Lagomarsino en el edificio Le Parc, donde vivía el fiscal. En la fiscalía de Fein sostienen que algunos de los planteos son innecesarios y dilatarían una resolución del caso. Ayer se volvieron a reunir los expertos en criminalística que analizan la dinámica y las circunstancias en que murió Nisman. Emitirán un informe el 9 de junio, donde es posible que surjan elementos que aproximen una hipótesis de suicidio u homicidio.

Palmaghini se iba a ir de vacaciones el lunes, pero hizo saber que suspendía su partida a la espera de resultados. Algunas de las medidas que le reclamó a la fiscal surgen de un pedido de la diputada Patricia Bullrich (PRO), quien se reunió con Nisman el día que presentó la denuncia por encubrimiento en el caso AMIA contra Cristina Kirchner y otras personas. Ella dijo que él le relató amenazas y que lo convocó al Congreso para el lunes 19 de enero. La jueza sostiene que hay que analizar los llamados de los teléfonos de Nisman desde antes de enero, durante todo diciembre, para poder entender su situación y los contactos más frecuentes. En la fiscalía no estarían dispuestos a ampliar ese análisis porque implicaría llamar a decenas de declaraciones testimoniales nuevas a las personas que hablaron con el fiscal en ese período, y eso podría demorar semanas, o meses. En enero, él se encontraba de vacaciones en Europa.

La jueza apunta a la vez a profundizar algunos datos sobre la relación de Lagomarsino con Nisman y su presencia en el edificio donde vivía, el sábado 17 de enero. El joven declaró que fue a verlo por la tarde, que le pidió un arma prestada, que volvió a su casa a buscarla y le llevó su Bersa calibre 22. Todo indica que al salir viajó en el ascensor con tres mujeres. Palmaghini insiste en identificar a esas personas para que cuenten cómo lo vieron, y que se certifique si entraba al edificio en auto o caminando y si podía ingresar al departamento cuando el fiscal no estaba. En la fiscalía recuerdan que las cámaras del ascensor principal no funcionaban y que todavía la Policía Metropolitana está analizando cientos de horas de filmación de otras cámaras del edificio. Todavía sigue pendiente el resultado, además, del peritaje tecnológico sobre teléfonos y computadoras. Quien ha insistido en asociar la presencia de Lagomarsino con la muerte es la ex esposa de Nisman, Sandra Arroyo Salgado.

Fein decidirá esta semana qué medidas ordena y cuáles descarta. Mientras tanto la junta criminalística entró en su recta final y emitirá dentro de dos semanas un informe sobre la mecánica de la muerte, la proyección de las manchas de sangre, la posición en que estaba Nisman al momento de morir, cómo estaba el cuerpo al ser hallado y las chances de un tercero en la escena. Cinco criminalistas posiblemente firmen el dictamen de mayoría (cuatro peritos de la Policía Federal; Luis Olavarría, quien fue designado por la defensa de Lagomarsino) y Daniel Salcedo, perito de la querella, en minoría.