EL PAíS
La ex senadora Raijer, aliada de Juez, dice que quisieron asesinarla
Beatriz Raijer militaba en el PJ. Llegó al Senado reemplazando a De la Sota. Ahora se alió al intendente de Córdoba. Denunció ante la Justicia un intento de envenenamiento con fines políticos.
“Es como la peor época de la dictadura. Tengo que dormir en un lugar diferente cada noche porque no me siento segura en ningún lado.” Con estas palabras, la ex senadora peronista Beatriz Raijer describió a Página/12 la situación que vive desde julio, cuando descubrió en los calefactores de su casa de Córdoba un polvo blanco que, de acuerdo a su relato, resultó ser un veneno para ratas que puede tener efectos mortales. En cuanto a los motivos, la ex senadora sospecha que pueden vincularse a su trabajo al frente de la Comisión de Inteligencia de la Cámara alta, aunque no se anima a arriesgar hipótesis más concretas.
Todo comenzó en julio, en su domicilio de Córdoba, cuando sintió un olor sospechoso. Pensaba que provenía de los calefactores y por eso llamó a un gasista, que desarmó las estufas y descubrió un polvo blanco. No le prestó mayor atención hasta que, pocos días después, identificó un polvo similar disperso en el piso del baño. Pensó que era talco, pero lo probó y le pareció raro.
Según contó Raijer, el hallazgo le llamó la atención, sobre todo después de que el gasista la llamara para decirle que pensaba que el polvo encontrado en los calefactores era veneno.
Asustada, la ex senadora lo hizo analizar en un laboratorio porteño. Le dijeron que se trata de una mezcla de herbicida y talio, un veneno para ratas prohibido en la Argentina desde 1979, cuyos efectos pueden ser mortales y que no deja rastros.
Raijer presentó una denuncia en los tribunales de Córdoba. Pocos días después, de acuerdo a su relato, descubrió que habían forzado la cerradura y habían ingresado a su casa. Decidió levantar la casa, alojarse en un hotel y conservar su domicilio en la Capital. “Pensaba que si me mudaba las cosas iban a calmarse”, explicó a este diario.
Pero los problemas continuaron. Raijer contó que su departamento en la Capital también fue objeto de una especie de invasión. “Entran y revisan cosas, cambian los objetos de lugar. Se llevaron papeles y carpetas, aunque lo más importante es que me dejan claro que estuvieron ahí”, sostuvo.
Consultada por los motivos de semejante maniobra, Raijer explicó que son los clásicos métodos de los servicios de inteligencia. “Evidentemente algunos de ellos participaron de estas maniobras. Lo que no tengo claro es quién los manda, porque así como hay policías que trabajan en connivencia con los políticos también hay servicios, o ex servicios, que trabajan con políticos”, aseguró la ex senadora.
El comentario no es casual. Raijer fue titular de la Comisión de Inteligencia del Senado, desde la cual impulsó una nueva ley para reglamentar el accionar de los espías.
Ex convencional constituyente, con una larga militancia en el peronismo de Córdoba, había ingresado a la Cámara alta cuando José Manuel de la Sota abandonó su banca para asumir la gobernación. Sin embargo, en las últimas elecciones ya había puesto distancia con De la Sota. Se presentó como segunda candidata a senadora en la lista de Luis Juez, el peronista disidente que compitió contra el delasotismo por la intendencia de Córdoba, pero no consiguió retornar al Senado.
“Yo no podría decir cuál es el origen exacto de todo esto. Sólo puedo decir que se trata de los métodos de los servicios, que las cosas empezaron antes de las elecciones cordobesas, pero que se intensificaron cuando se acercaba la fecha. Puede tener que ver con la política de Córdoba, pero no sé de dónde viene. Eso sí: estoy segura de que no tiene que ver con nada personal ni familiar”, explicó la ex senadora.
Ayer, el fiscal de instrucción, Gustavo Sandoval, confirmó que a partir de la denuncia realizada hay dos personas imputadas. “Son los perejiles del asunto, alguien les pagó para que entraran a mi casa, pero la cosa después siguió”, explicó Raijer que, por las dudas, se comunicó con el Ministerio del Interior para pedir una custodia. “Hace quince días queduermo de a ratos, siempre en lugares diferentes. Es como la dictadura”, concluyó.