Lunes, 16 de noviembre de 2015 | Hoy
EL PAíS › MILES DE PERSONAS SE REUNIERON EN LAS PLAZAS DE LA BIBLIOTECA NACIONAL PARA APOYAR AL FRENTE PARA LA VICTORIA
Artistas de todas las áreas participaron de un “festival de la creación, la libertad y la memoria” para expresarse “a favor de la continuidad de las políticas culturales existentes”.
Por Karina Micheletto
Durante la tarde de ayer, unas cinco mil personas vivieron la previa del primer debate presidencial de la historia argentina reunidas en las plazas de la Biblioteca Nacional, para expresarse públicamente allí reunidos “a favor de la continuidad de las políticas culturales existentes y de la candidatura de Daniel Scioli”, según se definió en la convocatoria. Crece desde el pie fue el nombre elegido para el encuentro, presentado como “festival de la creación, la libertad y la memoria”. El lugar elegido tuvo mucho de emblemático, por tratarse de una de las instituciones que más claramente expresan la transformación operada en estos años en materia de políticas culturales. Escritores, editores, mediadores de lectura, músicos, cineastas, actores, bailarines, artistas de circo, fotógrafos, participaron en diferentes escenarios y con diferentes propuestas e intervenciones, dirigidas tanto a adultos como a los chicos que llegaron en gran número en una tarde a pleno sol. El final, con Liliana Herrero y Liliana Vitale cantando a dúo, y luego con Horacio González, director de la Biblioteca Nacional desde hace diez años, con un discurso de intensa solidez que invitó a la reflexión colectiva, marcó un momento significativamente emotivo.
El evento reunió a los dos gremios que representan a los trabajadores de la Biblioteca –ATE y UPCN– con una postura común. “En estos últimos doce años, y sobre todo a partir de la gestión de nuestro actual director, la Biblioteca Nacional atravesó un período de fructíferas refundaciones, saltos tecnológicos y profunda y abierta reflexión cultural. Desde nuestro lugar de trabajadores nos interesa dar a conocer que en este tiempo mejoraron significativamente nuestras condiciones salariales y laborales”, expresaban en uno de los volantes que repartían. La explanada Juan José Saer, la Plaza del Museo del Libro Boris Spivacow y la Plaza del Lector Rayuela fueron los lugares por los que se extendió este festival y feria, en los que hubo espacio para una ronda de lecturas a cargo de escritores como María Moreno, Félix Bruzzone y Jorge Consiglio, música con Lidia Borda, Lucho Guedes, Ernesto Snajer, Juan Pablo Fernández, de Acorazado Potemkin, entre muchos otros –además del contundente final, en el que Vitale y Herrero despertaron lágrimas con su versión conjunta de “Cartas para Julia” y “Oración del remanso”–, talleres, intervenciones y momentos de cine.
En la primera parte de la tarde, un colorido abanico de actividades repartía la atención de los más chicos, con rincones de pintura, escritura y juego y talleres como los que llevaron los profesores del Espacio Cultural Nuestros Hijos, que las Madres de Plaza de Mayo sostienen en la ex ESMA. Hasta allí llegaron para contar que un eventual triunfo de Macri pondría en riesgo una labor como la que han realizado en estos últimos años con más de 65 mil chicos de todos los niveles educativos, junto a los ministerios de Educación y Cultura de la Nación. En otro rincón, hermosos libros se extendían en manteles sobre el césped, y allí los chicos simplemente se acercaban a leer, o a que les lean. Silvia Bianchi llevó allí el “Picnic de palabras”, una iniciativa que nació en Colombia y que en la Argentina, desde hace dos años, lleva libros a la plaza para la lectura compartida. “Me enteré de la convocatoria y me gustó sentir que podía hacer un aporte desde mi lugar, desde lo que yo hago. Por eso estoy acá”, contó la mediadora de lectura a Página/12.
Más tarde pudo verse la obra de circo teatro Derechos e izquierdos, y la música del Momusi –Movimiento de Música para Chicos–, con grupos como Los Musiqueros, Koufequin, Naranja Dulce, Ronda de Canciones y Graciela Mendoza. “Estamos acá porque creemos en estar juntos, creemos que la música y la cultura son un bien de todos y son un derecho, y creemos que ese derecho peligra si el proyecto nacional y popular se interrumpe”, explicó Julio Calvo, integrante del Momusi y de Los Musiqueros. Calvo forma parte también del programa “Cultura y Salud”, que llega a pequeños pacientes oncológicos del Hospital Garrahan, con el objetivo de facilitar el acceso a ese derecho de la música. “Recuerden que estos tipos son los que no giran los fondos que necesita el Garrahan para seguir funcionando como hasta ahora”, advirtieron, en referencia a la gestión del gobierno porteña.
Una cantidad de editoriales independientes como Gorla, Paradiso, Mil Botellas y Vox, entre muchas otras, llevaron sus producciones en una nutrida feria de libros y revistas. También la Biblioteca Nacional mostró el resultado del trabajo de una política de edición excepcional. Para muestra, algunos ejemplares que se regalaron a los asistentes: la correspondencia entre John William Cooke y Perón en forma de cartas –pero cartas de juego, naipes plastificados– y un catálogo de una muestra de León Ferrari que hubo en la biblioteca, destacadas reproducciones a gran tamaño.
“Este festival revela lo que fue la Biblioteca Nacional en estos últimos años. Un lugar abierto, un foro de discusión. Y yo entiendo el país, justamente, como esto: como un gran foro de discusión, literaria, artística, política”, marcó González a Página/12. “Esta reunión que se hace hoy, con un gran sesgo autoconvocado, surge de la raíz de un pensamiento de urgencia. Puesta bajo la invocación de una conocida canción de Zitarrosa, revela el mundo en el que siempre nos movimos: la fusión entre lo popular y las formas más exigentes de la cultura, entendiendo por popular a una de las formas más elevadas de esa exigencia. Hoy la opción es votar por que sigan abiertas las grandes discusiones del país, o clausurarlas en una abstracción fabricada por las grandes consultoras. Votamos a Scioli bajo el amparo y la creencia de que esas grandes discusiones por esta vía puedan seguir abiertas.”
“La Biblioteca Nacional en estos años fue una inmensa tarea colectiva”, definió más tarde el director de la biblioteca en su emotivo discurso de cierre, y sentó posición en esta coyuntura que definió como “dramática”: “Un líquido borrador generalizado hoy quiere pasarse sobre la historia argentina. Esta historia tuvo sus pliegues y repliegues, sus errores y dificultades. Preferimos esos pliegues que nos desafían al líquido borrador. Preferimos la densidad histórica antes que la crema de limpieza que quiere pasarse sobre esa historia. Incluso preferimos los errores cometidos en nombre de la emancipación, al llamado a un olvido considerando que los derechos humanos son un negocio más”.
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