Mauricio Macri estrenó su agenda internacional en el Palacio San Martín con una recepción a los visitantes extranjeros que viajaron para su jura y reuniéndose con algunos presidentes, aunque se trató en todos los casos de encuentros breves. Estuvieron todos los presidentes de Sudamérica a excepción del venezolano Nicolás Maduro. Por los problemas internos que atraviesa, la presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, llegó sobre la hora a la ceremonia de traspaso en la Casa Rosada y se volvió a Brasilia, aunque escribió en Twitter sus impresiones.

Los visitantes participaron de las tres ceremonias: estuvieron en un palco a la izquierda de Macri durante la jura en el Congreso, después en primera fila cuando le colocaron la banda en el Salón Blanco y, finalmente, en la recepción en la Cancillería. Los trasladaron en combis blancas y entraron en medio de un pasillo de cámaras y curiosos que se agolpó en la entrada principal del Palacio San Martín.

Macri, inseparable de Juliana Awada, llegó después. “¿Por dónde subimos?”, preguntó al bajar de la camioneta en medio del patio estilo francés. En un aparte, recibió unas rápidas indicaciones del encargado de ceremonial y lo condujeron al primer piso donde lo esperaba una larga fila de diplomáticos extranjeros para saludarlo. En la fila, detrás de su mujer, lo seguían la vicepresidenta Gabriela Michetti, la canciller Susana Malcorra y el jefe de Gabinete Marcos Peña. A los que lo saludaron en inglés, Macri respondió en inglés. Estaban los representantes norteamericanos: el secretario de Transporte, Anthony Foxx; el embajador Noah Mamet, quien le presentó a la funcionaria del Departamento de Estado para la región, Roberta Jacobson.

Después del largo besamanos, los flamantes funcionarios se formaron en otro salón, donde saludaron con más detenimiento a los presidentes. Hubo un breve ágape –picaron algo pero sin sentarse a las mesas– y luego mantuvo bilaterales con tres mandatarios: el colombiano Juan Manuel Santos, el paraguayo Horacio Cartes y el peruano Ollanta Humala. Para esta última, se sumó el ministro de Hacienda, Alfonso Prat-Gay, quien llegó con retraso porque había mantenido reuniones en su ministerio, según comentó.

Se notó que Macri buscó crear un vínculo con los presidentes de tendencias progresistas, más afines al kirchnerismo, que respondieron en sintonía. El ecuatoriano Rafael Correa destacó como “históricos” los mandatos de Néstor y Cristina Kirchner por la manera que recuperaron el país, pero que “en cuanto a las relaciones bilaterales con Argentina seguirán de lo mejor, porque Argentina es un país muy querido para los ecuatorianos. Nosotros, más allá de las diferencias ideológicas, siempre respetamos la decisión soberana de nuestros pueblos”. Algo parecido planteó el boliviano Evo Morales (ver aparte). “Le deseo el mejor de los gobiernos, porque si al gobierno le va a ir bien, le va a ir bien a todo el pueblo argentino”, Planeó el uruguayo Tabaré Vázquez.

Rousseff llegó al Salón Blanco de la Casa Rosada cuando ya estaban todos los invitados en sus puestos. Luego de la ceremonia se reunió unos minutos con Macri en la misma Casa de Gobierno y volvió rauda a Brasilia. En su ausencia, quien ocupa el Ejecutivo brasileño es el vicepresidente Michel Temer, que en los últimos días tomó distancia de ella. De vuelta, escribió en Twitter que “la relación con Argentina es prioridad absoluta para Brasil. Nuestra alianza estratégica es fundamental para el desarrollo de los dos países”. Además, subió una foto en la que se la ve saludando a Macri y deseándole “muchos éxitos en su mandato”.