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Fue un día de debate para el centroizquierda. “(Néstor) Kirchner es lo mejor del régimen, pero sigue siendo parte del régimen”, sostuvo Elisa Carrió en un encuentro del ARI bonaerense. Pocas horas antes, en un plenario del PI al que se sumó Carrió, la diputada de Izquierda Unida, Patricia Walsh, había cuestionado los coqueteos del progresismo con Néstor Kirchner, al que acusó de “continuidad neoliberal”. Por su parte, Claudio Lozano, de la CTA, aseguró que “el problema no es del poder económico, sino del poder político que no se decide a instalar la igualdad en la sociedad”. Más allá de las diferencias, lo central es que, luego de un tiempo en que la única actitud posible parecía ser la defensiva, de repente el centroizquierda decidió salir con todo a discutir su lugar en el mundo.
El ocaso del Frepaso, el paso al costado de Carlos Chacho Alvarez y, finalmente, el colapso de la gestión de la Alianza golpearon al centroizquierda y lo dejaron mareado, a la defensiva. La súbita –e inesperada– llegada de Kirchner a la Presidencia marcó un quiebre y abrió un espacio que antes no existía. De a poco, los referentes políticos e intelectuales del progresismo se animaron a hablar: la jornada de ayer fue un buen ejemplo.
“Desde hace diez días vemos como el pasado volvió de una manera dramática. Bajo los vientos de cambio volvieron los peores dirigentes de la década del ‘90”, aseguró Carrió en una reunión partidaria, en la que el ARI bonaerense eligió a su ex candidato a gobernador, Carlos Raimundi, como su nuevo titular. “Nosotros nacimos para ser la fuerza moral y política de la Nación, pero no somos tributarios del progresismo de la razón cínica y oportunista sino de la razón moral”, agregó Carrió.
Con estas palabras, la chaqueña reafirmó la decisión de mantener la independencia y autonomía del ARI y cuestionó a los dirigentes progresistas que se acercan al Gobierno, entre los que figuran ex aliados, como Aníbal Ibarra, y ex operadores, como Rafael Balito Romá. Convencida de su decisión, Carrió no duda en cuestionar al Gobierno y, en un contexto marcado por el enorme consenso cosechado por Kirchner, se ha convertido en la voz más fuerte de oposición al Presidente.
Más tarde, en el plenario del PI, Carrió redondeó aquellas ideas. “La centroizquierda dejará de existir si se aceptan todos los cargos que se ofrecen desde el Gobierno. No hay que ser oportunistas”, señaló la diputada, que cerró su intervención insistiendo en la necesidad de fortalecer una fuerza política alternativa al peronismo. “Tenemos que formar una fuerza de hombres y mujeres jóvenes con una clara opción de lucha contra la pobreza. Seguimos siendo el único partido con un programa claro de gobierno. La conciencia que no se quiebra es más importante que cualquier cargo, incluso la Presidencia”, concluyó.
Antes, Walsh había hablado desde una posición mucho más crítica. “Yo no me voy a sumar a la transversalidad con Roberto Lavagna, que fue funcionario de Raúl Alfonsín. Ahora existe una continuidad del proyecto neoliberal, como lo testimonia el presupuesto nacional, con un ajuste de salarios todavía mayor que en el pasado”, aseguró la diputada de Izquierda Unida. “Yo no dejo de reconocer que hay gestos positivos del Gobierno, como en el tema del tratamiento que se da a los distintos actores sociales que acompañan la lucha social. Pero es apenas un gesto, porque siempre debió darse ese trato a todos los argentinos. En lo estructural, hay una continuidad del genocidio y de la política neoliberal que ya conocemos”, concluyó Walsh.
Economista y secretario de Formación de la CTA, Lozano fue electo diputado nacional en las últimas elecciones de la Ciudad, como parte de la coalición multicolor que encabezó Ibarra. Ayer, Lozano destacó la decisión del PI y de la diputada Lucrecia Monteagudo de incorporar invitados a su plenario y analizó la situación generada por la llegada de Kirchner al Gobierno. “Estamos en un momento especial del país, donde el problema no es del poder económico sino del poder político, que no se decide a instalar la igualdad en la sociedad. Para sostener la democracia hay que sostener el ‘estado de derechos’, fundamentalmente a comer y a trabajar”, concluyó el economista.