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Los integrantes del Concejo Deliberante de Mar del Plata en pleno, legisladores provinciales y nacionales y organizaciones de derechos humanos repudiaron ayer el ataque que sufrió el pasado fin de semana un local de La Cámpora.

En una conferencia de prensa en el recinto del Concejo Deliberante, el primero en expresar su repudio fue el presidente del cuerpo, Guillermo Sáenz Saralegui, quien afirmó que “el ataque no fue a un partido político sino a la democracia y con la democracia no se jode”. “No queremos una Mar del Plata donde existan este tipo de actos, por eso repudiamos totalmente estos hechos y pedimos que con celeridad la Justicia actúe y encuentre a los responsables”, enfatizó. El sábado a la madrugada, un local de la agrupación kirchnerista La Cámpora fue baleado.

“No solo hay que repudiar, sino aclararles que no tenemos miedo”, advirtió la referente de La Cámpora en Mar del Plata y concejal por el Frente para la Victoria, Marina Santoro. “Fuimos agredidos por un arma de guerra utilizada por un grupo pequeño, pero muy violento, de personas que quieren dañar la democracia. Fue casi una operación comando donde pudimos lamentar la primera víctima política en Mar del Plata. Pero no les tenemos miedo a los violentos. Vamos a seguir haciendo política”, sentenció. La referente local fue la primera en denunciar el hecho ante la comisaría 1ª de Mar del Plata. La policía bonaerense constató que la fachada del local había sido atacada con cinco disparos de Ithaka.

Ante un recinto colmado, la diputada nacional por el FpV Fernanda Raverta pidió a la gobernadora María Eugenia Vidal y el presidente Mauricio Macri que “se expresen contra estos hechos” y advirtió que “la preocupación no se vuelve miedo, sino organización y acción política”. Por su parte, el fiscal general de Mar del Plata, Fabián Fernández Garello, que también estuvo presente, consideró que a la Justicia “le cabe una responsabilidad primaria por estos ataques” y no descartó que el ataque que sufrió la unidad básica de La Cámpora esté relacionado con el episodio que se vivió en Villa Crespo en la apertura de un local de Nuevo Encuentro.