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Esta vez no fue una marcha ni un corte de ruta. Abrazar el Congreso fue la forma que eligieron los piqueteros para manifestar su rechazo al proyecto oficial de reforma laboral. Mientras adentro del Parlamento los diputados fijaban para el próximo martes el tratamiento de la ley, afuera miles de desocupados rodeaban el edificio pidiendo su anulación. “Vamos a tomar la Casa Rosada para instalar un gobierno obrero”, amenazó eufórico el líder del MIJD, Raúl Castells, durante un acto de cierre en el que las críticas a las centrales de trabajadores y el llamado a la unión piquetera fueron los temas repetidos por cada uno de los dirigentes.
A medida que iban llegando, las columnas de piqueteros se fueron ubicando. Las veredas de Rivadavia, Entre Ríos, Hipólito Yrigoyen y Combate de los Pozos se llenaron de banderas y carteles que pedían la nulidad de la reforma laboral. “El Gobierno quiere aprobar este nuevo proyecto de flexibilización a espaldas del pueblo y con la complicidad de la burocracia sindical”, resaltó el líder del MST Teresa Vive, Gustavo Giménez. Detrás, un grupo de militantes sostenía en alto una enorme tarjeta Banelco “para coimear a senadores del PJ y la UCR”.
Después de los delegados gremiales, estudiantes, jubilados y maestros subieron al pequeño escenario dirigentes de seis de las principales agrupaciones de desocupados. Al tomar el micrófono, Castells, primero advirtió que “tenemos que entrar a la CGT y echar a patadas a Rodolfo Daer y compañía” y después se animó con la Casa Rosada. “Vamos a tomarla para instalar un gobierno obrero”, volvió a prometer. El líder del MIJD también denunció que, “gracias a la complicidad entre el gobernador Felipe Solá y Kirchner”, se dieron de baja 25.800 subsidios de desempleo en la provincia de Buenos Aires (ver página 9).
“Los capitalistas de la Unión Industrial y los banqueros compraron una ley que dejó hambre y miseria salarial. Y parece que por la misma plata consiguieron dos, porque la reforma que están aprobando estos legisladores es igual a la otra”, destacó Néstor Pitrola, del Polo Obrero. El líder piquetero consideró como una gran “virtud” del movimiento de desocupados haber presentado “la única ley alternativa a la de flexibilidad que quiere el Gobierno, que además quedará inscripta como programa para un centenar de asambleas y comisiones de fábricas”. Después de coincidir con el resto de los dirigentes en la necesidad de “una clase obrera unida y piquetera”, bajaron del escenario y juntos volvieron al abrazo.
Informe: Martina Noailles.