EL PAíS
“Hay que construir una estructura más plural”
Miguel Lifschitz, intendente de Rosario, explica qué condiciones ve para la construcción de un espacio progresista, y por qué no hay que discutir el apoyo al gobierno de Kirchner.
Por José Natanson
En las elecciones santafesinas del año pasado, Miguel Lifschitz logró retener la intendencia de Rosario a pesar de que su amigo y padrino, Hermes Binner, fue derrotado como consecuencia de la ley de lemas. Ingeniero y ex secretario de Obras Públicas, con un estilo más desacartonado que su antecesor, Lifschitz gobierna la segunda ciudad del país con las banderas del Socialismo. Tiene por delante el desafío de continuar una gestión exitosísima. Y tiene, además, una idea clara sobre el camino del centroizquierda. “La gran tarea debería ser el aporte de propuestas de fondo para una sociedad integrada e igualitaria. Yo aspiro a que podamos avanzar en esto y no en una discusión sobre el apoyo o no a Kirchner”, asegura Lifschitz.
–¿Es posible articular un espacio político de centroizquierda independiente del gobierno?
–Sí, lo veo como algo posible, pero que va a requerir esfuerzo, trabajo y tiempo. No es una cosa de corto plazo. Pensar en una alternativa seria de centroizquierda implica una tarea de construcción política sistemática que hay que realizar. Se ha demostrado que no alcanza con figuras mediáticas y convocantes. Es necesario una estructura más democrática y plural, donde podamos en forma organizada sumar e incluir distintos sectores del pensamiento progresista.
–¿Qué política debería tener en relación al gobierno nacional?
–No debiéramos caer en la discusión sobre si gobierno nacional sí o no, si Kirchner sí o no, porque nos enredamos en un sinsentido. El gobierno está asumiendo correctamente un conjunto de temas fundamentales para el país, pero hoy por hoy hacen falta políticas de mediano y largo plazo vinculadas a la educación, el desarrollo productivo, otra distribución de la riqueza y otro rol del Estado. Esta debiera ser la gran tarea del centroizquierda: aportar propuestas de fondo para una sociedad integrada e igualitaria. Yo aspiro a que podamos avanzar en este camino más que en una discusión de apoyo o no a Kirchner.
–¿La base son las gestiones de la Capital, Córdoba y Rosario?
–Es una buena base, porque son gobiernos que tienen no sólo una mirada política sino una experiencia en común. No es casual que en las tres principales ciudades del país ganen fuerzas alternativas. El tipo de sociedad, el grado de información del electorado, el nivel de debate público, el rol de los medios, es distinto en las ciudades grandes que en el resto del país.
–¿Por qué no participó del encuentro de Córdoba?
–Tenía un compromiso que no podía eludir en Rosario. Y entendía que estando Binner estábamos bien representados. Seguramente voy a ir al próximo.
–Le pregunto porque algunos dirigentes socialistas aseguraban que el partido, y especialmente su líder, Rubén Giustiniani, se oponían al armado de un espacio que consideraban demasiado cercano al gobierno nacional.
–Nuestro partido está en un momento de consolidación del proceso de unificación que se dio dos años atrás con el Socialismo Democrático, y en junio vamos a tener un proceso de renovación de autoridades. Hay evidentemente diferencias de matices o visiones, pero dentro de un tronco de pensamiento común, que no debiera generar dificultades.
–¿No cree que Binner perdió la elección por culpa de Giustiniani?
–No. Por supuesto que sobre las cosas que no salen como uno quiere siempre se buscan culpables. Pero no valoro los resultados como una derrota sino como un salto adelante. Faltó un poco y seguramente debe haber habido varios motivos por los cuales faltó ese tramo, algunos propios y otros ajenos, como la ley de lemas. Pero en absoluto creo que fue por eso.
–La idea es que si se hubiera hecho una alianza con el ARI, que Giustiniani rechazaba, Binner podría haber ganado los comicios.
–Tal vez, pero tal vez podrían haber pasado muchas cosas.
–¿Binner será candidato a diputado el año que viene?
–Se tendrá que decidir más cerca de la fecha, pero hoy por hoy es un candidato puesto.
–¿Cómo se gestiona una ciudad como Rosario con un gobierno nacional y otro provincial controlados por el PJ?
–Tenemos una experiencia, porque hace 14 años que gobierna el Socialismo y las circunstancias políticas siempre han sido así. Más allá de lo partidario, tiene una complejidad gobernar una ciudad de este tamaño, con un millón de habitantes, con gran potencialidad económica pero con problemas de pobreza y desocupación, que afortunadamente estamos empezando a superar. Además no somos capital de provincia, lo que implica que en muchos casos no tenemos las herramientas, instrumentos y recursos necesarios como para poder resolver las demandas de los ciudadanos. Es ésa la complejidad y no tanto el tema político.
–¿Por qué no tienen los instrumentos necesarios?
–En el ‘94 la Constitución reformada les encomienda a los gobiernos provinciales garantizar la autonomía de los municipios. Esto ocurrió en muchas provincias pero no en Santa Fe, que no modificó su Constitución. Para muchos municipios pequeños, o grandes que son capital de provincia, esto no es importante. Para nosotros sí. La autonomía nos permitiría tener recursos directos y no que estén mediados por la provincia, tener competencia sobre muchos temas que hoy no tenemos, por ejemplo servicios como la energía o el agua. Podríamos tener otros impuestos y no sólo una tasa de servicio, lo que nos permitiría generar políticas económicas más activas. Nos permitiría tener nuestro propio diseño institucional, una forma de gobierno más adecuada en cuanto a la competencia del Consejo y el intendente. Tenemos un trabajo de descentralización importante y podríamos pensar en un esquema político descentralizado, con delegados por zona. Pero al no tener autonomía estamos reglados por leyes provinciales que nos impiden avanzar.
–¿Plantea un status más parecido a la Capital?
–No es para tanto. La Capital tiene otro status, es como si fuera una provincia. Tiene una historia y es la capital del país. No pretendemos eso, sino tener mayor autonomía que la que tienen ciudades más pequeñas. Es algo que se ha hecho en Europa y que acá está pendiente. Los gobiernos locales siguen siendo delegaciones administrativas del gobierno provincial. Si queremos un país con polos de desarrollo económico fuera de Buenos Aires, que seguramente serán Rosario, Córdoba y quizá Mendoza, es necesario revalorizar los gobiernos locales. Rosario, que es una ciudad de un millón de habitantes, se rige por las mismas leyes que un municipio pequeño.
–¿Por qué no se modifica?
–Evidentemente el peronismo, que siempre ha estado en el gobierno provincial, no nos permite avanzar. En el discurso nadie se opone, pero en la práctica no se han concretado los avances, así como no se han concretado otras cosas. Por ejemplo la derogación de la ley de lemas.