EL PAíS › LA CRISIS DE LA SEGURIDAD
ENTREVISTA AL PADRE DE NATALIA MELMANN
“Hay quienes están usando a Axel con otros fines”
Su hija fue secuestrada, violada y asesinada por bonaerenses en Miramar hace poco más de tres años. Por eso, Gustavo Melmann entiende el dolor de Juan Carlos Blumberg, pero recuerda que sin una limpieza de la policía nunca habrá seguridad. “Resolver quién fue el autor no resuelve nada –explica–, la impunidad se acaba cuando se esclarece toda la cadena que encubrió.”
Por Horacio Cecchi
“En casos como el de Blumberg, resolver quién fue el autor del homicidio no resuelve nada. La impunidad se acaba cuando se esclarece toda la cadena que encubrió e hizo posible el secuestro y homicidio.” Gustavo Melmann, padre de Natalia, la chica secuestrada, violada y asesinada por policías de Miramar (ya condenados por la Justicia), opina que los reclamos de Blumberg y de la sociedad son justos. Pero sostiene que detrás de la marcha al Congreso “hay quienes hacen uso del nombre de Axel con fines que no tienen nada que ver con los justos reclamos”. Melmann recordó que los asesinos de su hija se mantuvieron bajo un paraguas protector hasta que el caso salió de las manos de los investigadores de la Bonaerense. Y sostuvo que “si hubiera sido por (Carlos) Ruckauf y (Jorge) Casanovas, el caso de Natalia no se hubiera resuelto”.
El caso de Natalia Melmann ocurrió el 4 de febrero de 2001, cuando tras salir de una disco de Miramar fue secuestrada, violada y asesinada. Su cuerpo apareció cuatro días después, en el vivero municipal. A pocos días de aparecer el cuerpo, este cronista anticipó los nombres de cinco policías señalados como partícipes en el hecho. Durante varios meses, el entonces gobernador de la mano dura Carlos Ruckauf y su entonces ministro de Justicia Jorge Casanovas concentraron su esfuerzo en acusar al más obvio de los participantes, el ex convicto Gustavo “Gallo” Fernández (señalado por Página/12 como un informante policial), mientras hicieron lo posible por evitar compromisos sobre la Bonaerense. Finalmente, tras la investigación de instructores civiles dependientes de la Procuración de la Suprema Corte, tres de los cinco policías señalados fueron acusados por el crimen: los sargentos 1º Oscar Echenique y Ricardo “Rambo” Anselmini y el cabo 1º Ricardo “Mono” Suárez. Junto al Gallo Fernández, los tres fueron condenados a perpetua en un juicio desarrollado en septiembre de 2002.
El paraguas protector desde el poder político, el desvío de la investigación mediante encubrimientos, el ocultamiento de pruebas, las amenazas a testigos y el vínculo policial con el ambiente delictivo transforman al de Natalia en un caso con muchas aristas en común con el caso Blumberg.
–¿Qué opina del caso Blumberg?
–En primer lugar, yo estoy muy dolido por la muerte de Axel –dijo Gustavo Melmann, padre de Natalia, a este diario–. Su muerte me recordó en todo momento el asesinato de mi hija.
–¿Participó de la marcha convocada por el padre de Axel?
–Sí, participé. Yo estoy de acuerdo con los reclamos de Blumberg. Son reclamos justos.
–¿Cómo explica la multitudinaria marcha que apoyó a Blumberg?
–La olla se fue llenando con todas las muertes de nuestros hijos, de casos conocidos y desconocidos y desbordó con la muerte de Axel. En ese momento, la sociedad dijo basta y salió a la calle a reclamar. Por eso, en términos generales yo acuerdo con esa marcha y con los reclamos. Claro, habría que separar dos cosas.
–¿A qué se refiere?
–Comparto el planteo de Blumberg. Creo que hay que investigar quiénes son los titulares de los celulares. Es básico para el cruzamiento telefónico. No se puede llegar a tejer una red en la investigación sin ese dato. Estoy de acuerdo en endurecer las penas a delitos por secuestro y secuestro seguido de muerte. También me parece bien no excarcelar delincuentes y que se regule la portación de armas.
–¿Cree que el endurecimiento de las leyes es la solución?
–No. Son sólo medidas. Hay leyes que ya existen y no se aplican. No se termina con sancionar leyes. Hay que cumplir con un paquete de medidas de largo alcance. Lo que está pasando en la Justicia es un problema de funcionamiento. Se necesita, por ejemplo, que los fiscales cuenten con una instrucción propia, independiente de la policía. Los fiscales están tapados de expedientes, no tienen contacto con la realidad.
–El caso de su hija se resolvió cuando intervinieron instructores independientes de la Bonaerense.
–Sí. Recién cuando intervinieron los instructores de la Policía Judicial, que son abogados no policías, se revirtió el caso. Tardaron unos seis meses en reunir la prueba para demostrar que lo que veníamos diciendo sobre la participación policial y el encubrimiento era real. Por eso, también acuerdo con Blumberg en que hay que hacer una reforma profunda de la Bonaerense. Existe corrupción en la policía, es necesaria esta reforma, tiene que ser cualitativa, hay que mostrar quiénes son los hombres vinculados con el delito.
–Usted señalaba que respecto de la marcha y los planteos de Blumberg había que separar dos cosas. Por un lado mencionaba su acuerdo. ¿Cuál es la otra parte?
–Me duele lo que está viviendo la familia Blumberg. Me duele mucho más lo que le pasó a Axel. Pero hay quienes están utilizando a Axel con otros fines, y eso me parece muy injusto. La marcha fue honesta, el reclamo de la gente fue espontáneo, pero los que están atrás, no. Estaban los que planteaban la renuncia de (Felipe) Solá, los que querían responsabilizar a (Néstor) Kirchner, los que pedían mano dura. Son los que quisieron capitalizar el reclamo y la concentración masiva para cabalgar por encima con estas ideas. El sentimiento de la familia Blumberg para que no haya otro Axel es completamente justo. Pero hay intereses que van por fuera de los intereses de la familia Blumberg.
–Blumberg consideró que la designación de León Arslanian como ministro de Seguridad bonaerense es una locura. ¿Qué opina?
–Blumberg no es un especialista que en pocos días entienda sobre la reforma policial. Le están dando letra. Se montan sobre su legítima desesperación. No creo que Blumberg se haya detenido a analizar un proceso tan complejo como la reforma. Si se le pregunta en forma directa y en detalle sobre el tema, no creo que lo pueda responder, ni tiene por qué saberlo. Está teniendo influencia de distintos sectores que pretenden no hacer una reforma policial sino darle más poderes a la policía, que es distinto.
–¿Se refiere a Carlos Ruckauf?
–El producto de lo que está pasando, en buena parte surge de la mano dura instalada por Ruckauf. Lo de Natalia pasó estando Ruckauf y Casanovas (Ruckauf era gobernador bonaerense y Casanovas su ministro de Justicia) y tenía como ministro de Seguridad a (Ramón) Verón, un ex comisario ligado con la Maldita Policía. En la época de Natalia, nunca colaboró en tratar de resolver el crimen. Era el gobernador pero no tuvo esa posición que ahora reclama. El tendría que haber estimulado la investigación a fondo. Yo fui a verlo varias veces, le proporcioné los nombres de los policías implicados, pero no sólo no hizo nada sino que los encubrió. Hasta que la investigación salió de las manos de la Bonaerense. Y hoy, trepándose al reclamo de Blumberg, Ruckauf es el primero que está impulsando leyes.
–Usted señala un paraguas de protección política a la policía. ¿Cómo cree que se resuelve la impunidad, si es que tiene solución?
–La impunidad no se resuelve encontrando a los culpables directos del homicidio. Para que se acabe la impunidad hay que descubrir la cadena de encubrimientos. Es como en una obra de teatro. Los actores principales no son los únicos que participan. Están los actores secundarios, los que escribieron el libreto, los que pusieron la escena, los que alquilaron el teatro y los que vendieron la escena. Romper con la impunidad es demostrar toda esa cadena que hizo posible el homicidio.
–¿Qué opina de la designación de Arslanian?
–Tiene un trabajo que hacer. Es uno de los pocos técnicos capaces de enfrentar el problema. Pero si no lo hace con el apoyo del poder ciudadano va a fallar como todas las reformas que se hicieron.