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“Me basta con que cumpla con la ley”, dijo el titular de la bancada oficialista al defender la nominación de la jueza Elena Highton de Nolasco. De esa manera minimizó las presuntas definiciones a favor del aborto de la nueva integrante de la Corte Suprema de Justicia. Lanzado en la defensa de la candidata, Miguel Angel Pichetto perdió el rumbo. “A mí también me gustarían algunas cosas, incluso prohibidas”, confesó sin que nadie entendiera la relación con el tema en discusión. Al darse cuenta de su “patinada” sonrió y dijo: “Espero que no me esté escuchando mi mujer”. Antes, el pliego de Esteban Righi para ocupar el cargo de procurador general de la Nación había sido aprobado por unanimidad. Cincuenta y seis votos a cero.
Fue uno de los momentos más relajados. Y ayudó a romper el hielo de una sesión que comenzaba a complicarse. La puntana Liliana Negre de Alonso, confesa militante del Opus Dei, criticó algunas definiciones de la candidata a jueza. A ello se sumó el bonaerense Antonio Cafiero. Por ser jueza de la dictadura también la había criticado el porteño Rodolfo Terragno. Finalmente fueron cincuenta y uno los legisladores que respaldaron la nominación y cinco los que se opusieron. Ahora resta que el presidente Néstor Kirchner firme el decreto de nombramiento para que la magistrada preste su juramento en el máximo tribunal y se convierta en la primera mujer que llega a la Corte en un gobierno democrático.
“Respondió a todas las preguntas separando en cada una lo que nosotros creemos que debe ser con lo que dice la ley. No sé cuál es su más íntima convicción pero sí sé qué piensa sobre la prohibición del aborto en la legislación argentina”, comenzó el riojano Jorge Yoma cuando defendió el pliego de la jueza. De esta manera el senador minimizó los cuestionamientos que algunos grupos hicieron sobre algunas definiciones de Highton de Nolasco en una publicación académica hace más de 14 años. Para que no quedaran dudas citó el artículo y concluyó que “de la lectura de este trabajo en ningún momento surge una postura pro-abortista”. Para Yoma, las impugnaciones no guardan ninguna entidad.
Terragno, a su turno, cuestionó a la candidata pero por otros motivos: su paso por la Justicia de la dictadura militar. “La doctora Highton, al asumir el cargo, comprometió su lealtad al Estatuto del Proceso de Reorganización Nacional, que había venido a reemplazar ilegítimamente a la Constitución”, señaló el senador porteño. El legislador incluso no arremetió personalmente contra la candidata por este motivo y sugirió que tal vez haya pensado que debía ocupar un lugar en la Justicia para que no lo ocuparan personas que reportaban a la dictadura. “Si esa fue la actitud que movió a la doctora Highton y otros, como el doctor Eugenio Zaffaroni, los efectos demostraron que la idea de combatir la dictadura desde el seno del Poder Judicial, era –como muchos creíamos– cuanto menos estéril”, concluyó.
El argumento de Terragno no cayó en el vacío. A su posición se sumaron Cafiero y el rionegrino Luis Falcó. El bonaerense Cafiero recordó incluso que fue perseguido por la Justicia de la dictadura. Negre lamentó “votar negativamente” contra Highton, pero dijo que durante la audiencia pública, realizada el lunes de la semana anterior, la magistrada se “escudó en el prejuzgamiento” para evitar definir una opinión respecto del aborto. La senadora dijo que para ella significaba “la caída de un ídolo” la postura de la magistrada. “No puedo votar por una persona que no me garantice que va a proteger el derecho a la vida desde la concepción”, señaló la puntana. Yoma le replicó a Negre, cuando sostuvo que su postura denotaba “prejuicio” contra Highton por ser mujer y detalló que la candidatura de Righi fue votada por “unanimidad” pero a nadie se le ocurrió pedirle opinión sobre el tema del aborto cuando el ex ministro de Cámpora “escribió un libro” sobre ese tema. Yoma además refirió al pasado judicial de la candidata y recordó que “se inició en la Justicia durante el gobierno constitucional de Cámpora” y que ella fue ratificada como juezaen 1984 por el Congreso. Además, le recordó a Cafiero que él mismo había votado en 1994 el pliego de Highton.
El más querido
Antes del pliego de Highton se votó la nominación de Esteban Righi para ocupar la Procuración General de la Nación, dejada vacante por Nicolás Becerra. Cuando se discutió su pliego, todos los bloques y todos los senadores coincidieron en señalar su solvencia académica a la hora de enfrentar las preguntas en la audiencia pública.
El salteño Ricardo Gómez Diez sugirió alguna leve crítica al analizar algunos hechos de los ’70. Entre ellos la disolución del temible Camarón, un órgano judicial de la dictadura de Juan Carlos Onganía, la amnistía a los presos políticos el 25 de mayo del ’73 y la matanza de Ezeiza. “Pero bueno, esas son valoraciones políticas”, dijo y anunció que respaldaba su postulación. El resto de los que pidieron la palabra lo hicieron para dar su aprobación a la candidatura de Righi y sumar conceptos elogiosos para el ex ministro del Interior de Héctor J. Cámpora.
El tablero marcó que cincuenta y seis senadores votaron afirmativamente por el pliego de Righi y ninguno lo hizo en contra. Fue el final de una jornada maratónica, que había comenzado a las 9 de la mañana cuando en el Salón de Lectura de la Cámara alta se inició la audiencia del postulado como embajador en España, Carlos Bettini. La sesión se había prolongado más de la cuenta y el jefe de Gabinete, Alberto Fernández, que había esperado prudentemente el final de las deliberaciones en el despacho del vicepresidente Daniel Scioli, optó por dejar su informe por escrito y abandonó el Senado. Tenía en sus planes entregar un balance del año de gobierno de Néstor Kirchner. No fue posible. Igualmente, aunque los números le resultan favorables, la jornada ya había tenido demasiados sobresaltos.