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En la disputa entre Néstor Kirchner y el dúo Eduardo Duhalde-Felipe Solá, el Presidente tiene seis veces más apoyos que los dirigentes bonaerenses. Sin embargo, como sucede con casi todas las peleas políticas, al ciudadano común suelen no gustarle para nada. La gente no quiere turbulencias y por eso más de la mitad responde sin alinearse: dicen que no opinan, que no saben, que no tiene razón ninguno o que la tienen los dos. El Presidente cuenta con la enorme ventaja de su imagen positiva y de la desconfianza hacia el ex presidente Duhalde: más de la mitad cree que el bonaerense va a ser su opositor. Esa aversión del ciudadano común por las peleas entre políticos también se refleja en las opiniones que hoy existen sobre las acusaciones de complot y acciones de desestabilización.
Las conclusiones surgen de una encuesta realizada por la consultora Telesurvey, que lidera el sociólogo Heriberto Muraro, uno de los referentes en la materia en el país. En total, Telesurvey encuestó durante las últimas dos semanas, mediante encuestas telefónicas, a 600 ciudadanos de todo el país, respetándose las proporciones por edad, sexo y nivel económico-social. Muraro ha trabajado para candidatos del justicialismo, pero también para el ex ministro Domingo Cavallo y otras fuerzas.
Muraro, a diferencia de otros consultores, permitió variadas respuestas a la pregunta sobre quién tiene razón en la polémica entre Kirchner y Duhalde-Solá. Esto es lo que llevó a que 58 por ciento de los consultados dieran respuestas no-categóricas, inclinándose por no contestar o porque ninguno de los dos tienen razón. Otros trabajos realizados esta misma semana y en los que el consultor le pidió, sí o sí, una definición al encuestado, reflejan que aproximadamente un 65 por ciento le da la razón a Kirchner y un 35 a Duhalde. En estos resultados entran en juego distintos elementos: la mayor imagen positiva del Presidente, muy superior a la de Duhalde o Solá, la desconfianza que existe hacia el aparato del justicialismo bonaerense y, también, la eterna visión de que la provincia de Buenos Aires
–y también la Capital Federal– tienen proyectos hegemónicos que afectan a los demás distritos.
Para el ciudadano común, la tensión entre Kirchner y Duhalde es verdadera, o sea que percibe que existe un fuerte conflicto. A tal punto que la mayoría cree que tarde o temprano el ex presidente dejará de apoyar al santacruceño. Y no lo ve con buenos ojos: en numerosos estudios realizados por el propio Muraro y otros consultores, el reclamo hacia Duhalde y hacia la mayoría de los dirigentes es que apoyen al Gobierno.
Las denuncias sobre acciones de desestabilización registran bastante credibilidad. Para Muraro, el 53 por ciento cree que esas denuncias del Gobierno son ciertas. Otra consultora, que prefiere no hacer públicos los datos, discriminó esta semana entre complot y acciones desestabilizadoras. Sólo el 30 por ciento cree que puede existir un complot, pero el 58 da credibilidad a las denuncias sobre acciones. Cuando se pregunta quién está detrás de las maniobras aparece el malo de la película: Carlos Menem. El 35 por ciento dice que está detrás de las acciones desestabilizadoras, pero un 14 apunta a Duhalde.