EL PAíS › BOLIVIA EN LA VISPERA DEL REFERENDUM
Dudas y ley seca
Página/12
en Bolivia
Desde La Paz
Por Marta Dillon
Mientras el canal oficial preparó para el exacto momento en que empezó la veda de alcohol de 48 horas previas al referendo un programa especial explicando de qué se trató la dictadura, de qué se trata la democracia representativa y cómo se va a inaugurar mañana la democracia participativa, la mayoría de los bolivianos parece tener serias dificultades para explicar y entender de qué se trata la consulta sobre la futura política de hidrocarburos. Mientras, las promesas de bloqueo de rutas se vienen cumpliendo en distintas zonas –desde El Alto de La Paz hasta la zona oriental– y las conspiraciones golpistas recién descubiertas ocupan buena parte de la atención de la prensa.
“Una democracia participativa es aquella en la que usted decide lo que quiere y obliga a sus representantes a cumplirlo”, se escuchaba por el canal estatal –entre citas de personas tan diversas como Norman Mailer, Fito Páez o Jorge Luis Borges– poco después de que el presidente Carlos Mesa se dirigiera al país insistiendo en la necesidad de acudir a las urnas porque nadie “nos puede robar ni secuestrar esa posibilidad”. La policía y el Ejército –uno de los sectores que según Mesa serán beneficiados después del referéndum– se pasean en grupos de a 20 por la zona del Alto, desde donde la olla de La Paz se divisa como un cuenco de luces. “Si no está de acuerdo con el referendo, enfréntelo en las urnas, convénzanos de que tiene mejores ideas que nosotros”, dijo Mesa en su mensaje, aunque esa posibilidad no está incluida en la consulta. Apenas se puede contestar sí o no a preguntas no del todo claras, sobre todo teniendo en cuenta que según el último informe del PNUD, el índice de alfabetización de Bolivia alcanza casi a la mitad de la población.
¿De qué se tratan las famosas preguntas? La primera se refiere a si se quiere o no “abrogar” la ley de hidrocarburos de Gonzalo Sánchez de Lozada. La segunda intenta saber si a los bolivianos les gustaría recuperar la propiedad del gas “en boca de pozo”, aludiendo a una “nacionalización moderna”, ya que hasta el mismo Evo Morales, que ahora asegura haber pasado de “la protesta a la propuesta”, entiende que la expropiación es imposible. La tercera habla del fortalecimiento de Yacimientos Petrolíferos Bolivianos. La cuarta es la que habilitaría explícitamente a Mesa a usar el gas como elemento de negociación para conseguir una salida al mar “útil y soberana”, y la quinta sobre si se desea o no exportar gas a otros países.
Estas preguntas son cuestionadas por derecha y por izquierda: para unos es una nacionalización encubierta, para otros favorece a las transnacionales. En la zona de Santa Cruz de la Sierra, zona petrolera y agroindustrial, donde predomina la etnia guaraní o los cambas, el comentario que más se escucha es que este referendo tiende a federalizar un recurso que les pertenece. Sin embargo, hacia la zona rural de Santa Cruz los cortes se mantienen en la ruta a Trinidad y Bine, aunque los hubieran levantado si hubieran conseguido del gobierno la promesa de la renuncia de dos ministros y la anulación de un decreto que pone en peligro tierras comunitarias.
En El Alto, cerca del aeropuerto, cuando se apaga la fiesta del 195º aniversario paceño sin aguardiente para festejar, las fuerzas de seguridad se pasean levantado piedras que dejaron los cortes fugaces. Es que es en la zona del altiplano donde los dirigentes Felipe Quispe (de los aymaras y campesinos) y Jaime Solares (Central Obrera Boliviana) comenzaron un paro que se extenderá más allá del referéndum al que prometen boicotear. Sin embargo, la mayoría apenas si interpreta el sí como un sí a Carlos Mesa.