EL PAíS › HUGO MOYANO, FLAMANTE SECRETARIO GENERAL, HABLA DE SU RELACION CON EL GOBIERNO

“Esta CGT no se unificó para pedir paros”

El camionero adelanta que cuando se reúnan con Kirchner van a pedir que convoque al Consejo del Salario. Califica muy bien al Gobierno y dice que lo van a apoyar. Su visión de los piqueteros.
Dice que no van a competir.

 Por Diego Schurman

Seguridad privada. Handy. Y hasta un ascensorista que indica con autoridad dónde uno se puede bajar. La Federación de Camioneros tiene un afiatado esquema de control. Y en medio de tanta frialdad es difícil no sentirse ajeno. “¿Se sirve algo?”, de pronto busca romper el clima Hugo Moyano, ofreciendo café y azúcar en terrones. El sindicalista está contento. Y se nota. Acaba de ser catapultado a la jefatura de la CGT unificada. Y al parecer ese solo hecho resultó suficiente para recobrar el protagonismo perdido.
–Al asumir, el miércoles, dijo que no va a confrontar ni ser obsecuente sino consecuente. ¿Cómo se es consecuente en una conducción compartida con dirigentes menemistas, como José Luis Lingeri?
–Después de la crisis, hemos tomado experiencia. Algunos, como nosotros, confrontamos, y otros, como Lingeri, “dialogaron”. Ahora buscamos una síntesis, y sé que comparto espacios con personas que no han actuado como uno. Pero vamos a encontrar un equilibrio.
–Son muchos los que dicen que esta CGT tiene poca durabilidad.
–Yo no tengo miedo a los fantasmas.
–Lo digo porque un día después de su asunción, el lucifuercista Oscar Lescano dijo que había que hacer un paro.
–(Silencio largo)... No sé qué le pasó a Lescano. Tengo entendido que sus delegados se lo pidieron... Fue un error lo que dijo, no tiene ningún tipo de validez. Esta CGT no se unificó para pedir paros.
–Pero sí para disputar espacios a los piqueteros.
–No vamos a competir, pero creo que los cortes no van más.
–Usted mismo hizo piquetes con los camioneros cortando rutas...
–¡Yo nunca corté rutas! Yo cortaba el tránsito de camiones. No quería que los reclamos de mi sector los tuvieran que soportar otros.
–Pero la CGT habla de recuperar espacios. Y la traducción es: quieren recuperar la calle, de la que han sido desplazados por los piqueteros
–Pero no vamos a ir a pelearnos. Eso es des-ca-be-lla-do.
–Sé que hizo buenas migas con Castells.
–Compartimos movilizaciones. Y me llamó por teléfono para felicitarme. Le tengo un profundo respeto. Cuando estuvo preso le llevé comida.
–¿Pueden llegar a hacer medidas conjuntas?
–¿Por qué no? Con Castells yo no voy a competir. Ya hablaremos.
–¿Y con D’Elía?
–D’Elía actúa políticamente, no sindicalmente. No compartimos que haya tomado una comisaría. El es diputado. Llegó con el Polo Social de Farinello, a quien apoyamos. Pero bueh...
–Usted dice que está “agotado” el método de corte de ruta. ¿Tienen los desocupados alguna otra alternativa de protesta para obtener respuesta?
–No sé. El reclamo es legítimo. Pero el método está agotado porque lo dice la sociedad. A mí no me molesta. Pero aquel revolucionario que quiera hacer más de lo posible se convierte en contrarrevolucionario.
–¿Y qué le sugeriría a los piqueteros?
–Que las jornadas de protesta no la hagan tan seguido. La gente que decía “piquete y cacerola, la lucha es una sola” hoy critica a los piqueteros porque a ellos también los incomoda. Así no joden al Gobierno, joden a la sociedad. A lo sumo al Gobierno lo desgastan.
–Al margen de la discusión metodológica, hay una discusión por espacios de poder. Veo que la CGT pide a los gritos un encuentro con Kirchner.
–Si nuestro protagonismo les quita protagonismo a los piqueteros y alguien se favorece con eso, no es nuestro problema.
Mirá quién habla
Entra como una tromba Pablo Moyano. Le pide a su papá que se apure, pero no logra su objetivo y se sienta a escuchar la charla. No pasa un segundo que entra Alicia, la secretaria. Le dice que una radio de Mar del Plata, donde vive la madre del sindicalista, lo quiere sacar al aire. Accede. Y explica por teléfono su buena relación con Kirchner. Cuando corta, el tema se vuelve inevitable.
–¿Hablaron en muchas oportunidades con el Presidente?
–Sí. El martes de la semana pasada me habló a casa, creo que desde Rosario. No sé por qué el Gobierno lo negó. ¿Sabe qué me dijo Kirchner ese día? “Se están construyendo 140 mil viviendas por el Fonavi y voy a poner en marcha 120.000 viviendas más. Quiero compartir eso con ustedes.”
–Esa fue la primera charla. ¿Y las otras?
–Hablamos de eso, de que alguien de su entorno había desmentido nuestra charla. Y él me dijo: “Cuando yo tengo afecto hablo oficialmente”, como diciendo que no era él el que negaba la charla. Y después hubo otras ayer y hoy. Pero fue para acordar la reunión del martes.
–¿Qué le van a pedir?
–Que convoque al Consejo del Salario Mínimo, Vital y Móvil.
–Hoy el salario mínimo es de 350 pesos. ¿A cuánto lo quiere llevar?
–Recién el lunes vamos a decidir cuánto vamos a pedir.
–El Gobierno tiene en carpeta la posibilidad de una mejora. Seguramente esa buena noticia la anunciará junto a ustedes ¿no?
–(Levanta las cejas, enigmático)... Puede ser. Y será bienvenida.
–¿Qué puntaje le pondría al Gobierno?
–Creo que Kirchner está actuando muy bien. Yo le puedo poner un puntaje, que no es el máximo, pero si tenemos en cuenta las presiones internacionales, la de los grupos económicos, si fueran 6 puntos sería mucho más que 6 puntos. Pero es un ejemplo, no le pongo puntos.
–¿Qué le gusta y qué no del Gobierno?
–Me gustó que se le haya puesto freno a las privatizadas. En el Mercosur la Argentina impuso respeto en el área del transporte. Menem aceptaba todo lo que se imponía de afuera porque nosotros éramos los ricos del mundo con el 1 a 1. Hoy tenemos mejor actitud.
–¿Qué hizo de malo?
–Uffff. Tengo una diferencia muy profunda con el Presidente. El es de Racing, yo de Independiente (festeja su chiste a carcajadas). Fuera de broma, creo que le falta acelerar ciertas cosas, como las viviendas sociales. Eso ya tendría que estar marchando.
–¿Es un mimado del Gobierno?
–(Larga una risa estentórea.) ¡Ni mi vieja me mimaba, menos me va a mimar el Gobierno! Para que a uno lo mimen hay que tener pinta y a mí, de feo que era, ni me hacían upa.
–Cuando el Gobierno dirimió un conflicto lo hizo a su favor, como en el caso de los trabajadores de Carrefour.
–Hizo Justicia. Menem seguramente hubiese favorecido a Cavalieri.
–Y ahora Cavalieri comparte la CGT con usted.
–¿Quiere que le diga lo que me dijo Cavalieri después de tantos desencuentros? El otro día me dijo: “¿Te gustó la fiestita que te hice para tu casamiento? (Se muere de risa.)
–¿Y por qué se casó en Parque Norte, sabiendo que era propiedad de su enemigo interno?
–Yo no la organicé. Fue una sorpresa de mis amigos.
–En la época de De la Rúa y Cavallo, usted dijo que el país estaba siendo gobernado por “un loco y un boludo”. Sobre Kirchner, ¿qué dice?
–Kirchner es muy capaz. Hace todo lo humanamente posible. Cuando vienen a presionarlo los del FMI, no tengo dudas de que a Kirchner le gustaría hacer lo que hizo Perón con Braden en el ’45: “Váyase o le pego una patada en el trasero”. Pero hay otras condiciones. Igual, yo sé que se la banca y que cada día va a hacer algo más. Con las iniciativas que tiene el Gobierno todo va a ir mejorando. Y tenemos que alentarlo para que siga así.
–O sea que la CGT va a acompañar a Kirchner.
–Por supuesto. A Kirchner lo vamos a ayudar y a acompañar. Eso lo he palpado en el consejo directivo. Nadie va a poner trabas.
–¿El de Kirchner es un gobierno peronista?
–(Silencio largo y profundo)... Hay hombres que no son exclusivamente peronistas.... ¿Por qué me lo pregunta?
–En la campaña decía que el único candidato peronista era Rodríguez Saá.
–Era el más peronista.
–Usted decía que era el único.
–(Sonríe.) ¿Sabe lo que Alfonsín le dijo al juez que investigaba su denuncia contra Lorenzo Miguel por el supuesto pacto sindical-militar? Dijo: “¿Y qué quiere... estaba en campaña?”. Yo en el 2003 apoyaba a Rodríguez Saá, ¿yo iba a decir que había otro peronista? Imposible.
–¿Considera que el PJ debería tener un presidente? Lo digo porque ni Duhalde ni Kirchner quieren hacerse cargo.
–Yo creo que Kirchner debe ser presidente del PJ.
–¿No cree que Duhalde puede meter la cola en la CGT para dirimir su interna con Kirchner?
–Esto es peronismo. Y todo es posible.
–¿Qué opina de la eventual candidatura bonaerense de Cristina Kirchner?
–No sé si se va a postular. Igual hay varios: también está Chiche Duhalde.
Gente de country
El reportaje cuenta con varios testigos: Juan Perón, Juan Manuel de Rosas, el hijo de Jimmy Hoffa y los siete hijos del sindicalista. Todos tienen su estratégico lugar en las paredes marrones de la atiborrada oficina. El camionero también piensa colgar allí la foto que lo muestra asumiendo la conducción de la CGT, junto a Susana Rueda y Lingeri.
“Con De la Rúa yo estaba a punto de ser el secretario general. Pero en el medio se votó la ley del soborno. Y yo empecé a hablar de la ley Banelco. Esa denuncia hizo que no fuera titular de la CGT”, recuerda.
–Y asume prácticamente en el mismo momento en que desprocesan a aquellos legisladores vinculados al soborno.
–Sí. Y me da una bronca bárbara. Yo soy consciente que era muy difícil de comprobar. Pero todos saben qué pasó.
–Entonces, le cree a Pontaquarto.
–Sí, claro. Lo que él dijo era comentario de los corrillos. Y yo apunto específicamente a los senadores peronistas, que cobraron y votaron una ley en contra de los trabajadores. Lo que hizo el efecto Pontaquarto es la modificación de la ley, que no es lo ideal, pero mejoró bastante.
–Patricia Bullrich, quien fue ministra de Trabajo de la Alianza, dijo hace poco algo que piensan muchos: que la CGT se muestra fuerte sólo cuando en el Gobierno no está el peronismo.
–Bullrich está buscando trabajo. Se candidatea para todo y no consigue nada. Entonces me utiliza de blanco para conseguir trabajo.
–No me respondió.
–Salió un fallo desfavorable a algo que Bullrich había hecho en contra de los trabajadores: que los que cobran más de mil pesos no perciban salario familiar. Ese es el “beneficio” que ella nos quería dejar.
–Sigue esquivando la respuesta.
–Mire, nosotros peleamos contra el modelo económico, no contra partidos o gobiernos. A Menem, que se decía peronista, también le hicimos paros. Pero ahora vamos a actuar con prudencia, inteligencia y firmeza.
–¿La gente va a respaldar a esta CGT, que tiene las mismas caras de siempre, con los antecedentes de algunos dirigentes a los que usted mismo alguna vez calificó “cómplices” del modelo de ajuste?
–Depende. En Barrio Norte o en el country no me van a respaldar.
–Ojo que hay muchos sindicalistas que tienen casa en country...
–... Usted sabe que hablo del liberalismo a ultranza, esos no me van a respaldar. Pero los trabajadores sí.
–La legitimidad está cuestionada desde el mismo momento en que la mitad de este país es pobre. Y que el porcentaje de desocupados, que no son representados por la CGT, es altísimo.
–Eso es cierto. Pero vamos paso a paso. Esta CGT unificada es como un bebé. No podemos estar exigiéndole ya que se reciba de doctor. No apresure los tiempos. Hace 36 horas que asumí. Vamos a hablar con todos los sectores sociales, empresarios, la UIA, la Iglesia, los partidos y también con los pi-que-te-ros (se enoja).
–Para distenderlo, ¿ya no quiere ser presidente de Independiente?
–No tengo tiempo, aunque nunca lo descarto porque amo a Independiente. Y soy socio.
–Hablando de socio. Siempre se lo asoció a Alfredo Yabrán y a su sucesor Héctor Colella.
–(Se ríe fuerte.) Lo único que le digo es que con la muerte de Kennedy yo no tengo nada que ver.

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