EL PAíS
Sin noticias por Nicolás
A diez días del secuestro, aún no hay noticias de Nicolás Garnil. Anoche el obispo de San Isidro, Jorge Casaretto, pidió “por su pronta liberación” durante una misa en la parroquia de La Horqueta, el sitio donde se dirigía Nicolás cuando lo secuestraron. Además del obispo, el párroco Sergio Beliera, de la Iglesia de la Merced, convocó a la comunidad a seguir rezando por el chico y envió un mensaje público para los secuestradores: la familia de Nicolás –declaró el cura– “está disponible para terminar esto” y “está esperando” un llamado de parte de los captores.
El cura y los vecinos del barrio son los únicos que toman contacto diariamente con la casa de los Garnil. La familia de Nicolás prefiere mantenerse en silencio y no habla con la prensa.
Hasta el lunes a la noche, los investigadores aseguraban que no se había producido el pago del rescate. Y que la familia del chico no está en condiciones de hacerlo. El viernes pasado, los secuestradores entregaron la última prueba de vida. De acuerdo con una fuente de la causa, se trata de un dato personal que sólo Nicolás puede conocer. Desde ese día, el dato es vital para los investigadores. Se trasformó en el modo de reconocer a los verdaderos secuestradores y evitar lo que en la jerga se conoce como “mejicaneada”: que otros delincuentes se hagan pasar por los captores y cobren el rescate.
Durante la tarde de ayer, los familiares de las víctimas de la delincuencia realizaron un abrazo solidario en la casa de La Horqueta, en San Isidro.