EL PAíS › LAS ULTIMAS PALABRAS DE LOS ACUSADOS EN EL JUICIO DE LA AMIA
Unos “míseros” 400 mil dólares
Carlos Telleldín ofreció devolver la plata que le pagó el menemismo. Aunque dijo que la gastó “en abogados y teléfono”. Juan José Ribelli aseguró ser víctima de una conspiración.
Por Adriana Meyer
“Perdí 10 años de vivir en libertad por unos míseros 400 mil dólares”, enfatizó Carlos Alberto Telleldín, el principal acusado del caso AMIA, haciendo uso de sus últimas palabras antes de que el tribunal que lo juzga por el atentado contra la mutual judía emita su sentencia. El reducidor de autos sospechado de haber armado el coche-bomba ofreció devolver ese dinero que habría provenido de la SIDE y se le pagó en el juzgado de Juan José Galeano a cambio de que le levanten la inhibición que pesa sobre sus bienes. Por su parte, el ex comisario bonaerense Juan José Ribelli aseguró que fue víctima de “una conspiración del poder político encabezado por el ex presidente Carlos Menem y de ahí hacia abajo”, en el marco de “la interna que enfrentó” al ex mandatario con Eduardo Duhalde. Ellos y otros acusados no se privaron de levantar la voz y señalar con el dedo a la fiscalía y a las querellas, a quienes acusaron de ser sus victimarios, junto con los fiscales Eamon Mullen y José Barbaccia y el juez Juan José Galeano, que recibieron los más duros conceptos.
“El Estado pergeñó esta historia oficial para justificar nuestra detención ilegal”, señaló Ribelli al proclamarse inocente de la acusación de partícipe necesario del ataque. Su alocución fue la más extensa, la más serena y la más política y la formuló sin ayuda de escrito alguno. “No hay duda de que quedó probada mi inocencia y la del resto de los policías, no somos la conexión local”, enfatizó. El ex comisario se dirigió a los familiares, a quienes expresó que comprende su dolor pero que “eso no justifica determinadas actuaciones”. Agregó que no encuentra motivos para pedirles disculpas y que espera que “se les corra la venda para que vean quién los viene engañando y no les permite hacer el duelo en paz”. En referencia a los acusadores, dijo no tener dudas de que “si en el Código Penal existiera la pena de muerte la hubieran pedido”. Y en directa referencia a los magistrados del tribunal oral señaló que “para justicia, hoy están ustedes que son seres humanos, y que según la abogada Marta Nercellas (de la DAIA) son permeables”.
Ribelli dedicó varios minutos a la letrada, a quien acusó de “ejercer operaciones de prensa para crear la idea de culpabilidad en la sociedad y condicionar así la voluntad de los jueces”. Se refería a opiniones de Nercellas sobre la necesidad de que en la causa AMIA haya una presión política y popular similar a la que aconteció en las casos Cabezas y María Soledad. “No sé qué habrá hecho usted señor fiscal (Alberto) Nisman, que lee los diarios, ante el delito de acción pública que significa un pacto político entre (Néstor) Kirchner y (Eduardo) Duhalde para salvar a los policías”, se preguntó con ironía Ribelli mirando al representante del ministerio público. Al igual que la mayoría de los policías que hablaron ayer, el ex jefe de la Brigada de Lanús reconoció la posición del abogado de Memoria Activa. “La historia oficial o conspiración se produjo, como dijo (Pablo) Jacoby, por un pase de facturas entre el gobierno nacional y el provincial, como siempre hace el poder político, usando a la Justicia”, expresó. Antes de levantarse del banquillo, se dirigió a los jueces: “Lo único que pido es que Dios los ilumine para que puedan dictar un fallo justo y regresarnos a nuestras casas”.
Telleldín fue el primer convocado de la audiencia de ayer. De traje azul, camisa blanca y cabello y barbas prolijamente recortados, enumeró las penurias que pasó durante los últimos diez años que estuvo preso. “Fui detenido injustamente para mantener viva la causa AMIA”, se quejó. “En aquel momento mi hijo tomaba la mamadera y hoy juega en las inferiores”, agregó. A continuación empezó a enumerar sus posesiones: 150 mil pesos y la sexta parte de una propiedad en Wilde, cuya sexta parte heredó. “El dinero que me dieron (los 400 mil dólares que recibió de la SIDE en tiempos menemistas para acusar a los policías) los gasté en abogados y teléfono”, apuntó tras señalar que “es muy costoso estar detenido”. Y ofreció transferir todo lo que posee, incluidos los derechos de autor de su libro (de inminente aparición), al Estado nacional a cambio de que le levanten la inhibición que pesa sobre sus bienes. “Soy inocente, lo vengo diciendo a todo el mundo y lo voy a seguir diciendo toda mi vida, no estuve ni cerca de estas cosas”, culminó.
Tras el paso de Telleldín y Ribelli fue el turno del ex policía Raúl Ibarra, quien comenzó denunciando que había sido torturado psicológicamente durante su detención. Aseguró que le propusieron mentir para mejorar su situación, pero relató que prefería “la muerte antes que la deshonra”. Ibarra afirmó que fue visitado por enviados del ex ministro Carlos Corach, quienes le pidieron que declarara que había estado involucrado con la entrega de la camioneta-bomba. “Yo también tengo derecho a saber por qué me quitaron ocho años de vida”, imploró tras enumerar ese tiempo con los dedos de sus manos y en alta voz.