EL PAíS › PARRILLI Y SALVINI SON LA AVANZADA
Cabecera de playa
Por M. P.
La frase, no por remanida, sirve para este caso: “El que se quema con leche, cuando ve una vaca llora”. Acostumbrados a viajar todas las semanas al interior, en el Gobierno aún no pueden olvidar el episodio del 9 de julio en Tucumán. Ese día, una movilización de estatales y desocupados que reclamaba aumento salarial chocó con otro grupo muy numeroso de militantes y piqueteros que vivaban a Néstor Kirchner. Desde aquella vez, y tras un viaje suspendido a Mendoza sin demasiadas explicaciones, en la Rosada se ha acordado un método para prevenir ese tipo de incidentes. Cuando el Presidente tiene agendado un viaje, uno o dos funcionarios de su más íntima confianza vuelan a esa provincia un día antes para evitar que haya problemas. Hasta ahora esa tarea quedó en manos del secretario general de la Presidencia, Oscar Parrilli, y del asesor José “Pepe” Salvini.
Ayer no fue la excepción: cuando Kirchner aterrizó en Catamarca, Parrilli y Salvini lo recibieron en la pista. Habían llegado un día antes en un avión de la Fuerza Aérea. El objetivo del viaje había sido evitar desórdenes en la calle y preparar el terreno para la llegada del Presidente. En los días previos, los piqueteros del Polo Obrero de la provincia habían amenazado con realizar una protesta en la puerta del polideportivo donde se haría el acto. El reclamo era por aumento salarial, aunque en el Frente Cívico y Social temían que los militantes del PJ enrolados con Luis Barrionuevo fomentaran algún tipo de choque con la gente que se movilizaría para recibir a Kirchner.
“Para que todo esté tranquilo nos reunimos con todos los enojados”, explicó Salvini ayer a Página/12. Amigo desde la adolescencia del Presidente, Salvini logró destrabar los conflictos que amenazaban con ensombrecer la visita: acordó con los desocupados del Polo Obrero que se concentraran en la Casa de Gobierno local y no frente al polideportivo. Provistos de recursos, Salvini y Parrilli trataron que las protestas no se extendieran hasta la capital de la provincia. Uno de los puntos de conflicto es el salarial: tras el aumento a los estatales de la Nación, los empleados públicos de Catamarca están reclamando subas de sueldo. Ayer, sin embargo, el gobernador Brizuela del Moral dijo que esa posibilidad no está al alcance de su administración.
Al final, pese a que hubo protestas en Belén y Andalgalá, y que el Polo Obrero se movilizó por la Ruta Nacional 33, las gestiones de Salvini y Parrilli tuvieron éxito. Y ellos dos como el Presidente pudieron irse de Catamarca sonrientes, sin tener que lamentar ningún incidente fuera de libreto.