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La denuncia de Raúl Alfonsín sobre la existencia de un presunto plan de la derecha para desestabilizar al Gobierno desató una tormenta dentro del radicalismo: el ex mandatario ya se había cruzado por ese tema con el titular de la UCR, Angel Rozas, y ayer volvieron a polemizar durante una reunión que mantuvieron en la sede del Comité Nacional y en la cual la polémica involucró a las demás autoridades partidarias. Fuera del radicalismo, las afirmaciones de Alfonsín tuvieron el respaldo de Felipe Solá. Carlos “Chacho” Alvarez rechazó la posibilidad de que la derecha “se esté planteando una estrategia desestabilizadora”.
“Somos muy amigos con Rozas, pero él está en desacuerdo con mis declaraciones porque considera que perdemos perfil opositor y dice que hay que hacer una oposición más fuerte. Yo digo que no perdemos perfil opositor, no hablo de oposición fuerte sino firme”, explicó Alfonsín tras el encuentro con la conducción del radicalismo.
Antes de abandonar el Comité Nacional de la UCR, Alfonsín ratificó también los términos de su denuncia, aunque aclaró que no podía dar pruebas concretas porque sus dichos se basan en su “sentido político”. “Esta película ya la vi. Conozco reuniones que se hacen, siempre hay infidencias. Son sectores que están decididos a servir a los intereses de Estados Unidos antes que a los nuestros”, remarcó el ex presidente.
Lo que la denuncia de Alfonsín puso en debate fue el rol que la UCR debe jugar frente al Gobierno y cuentan que la discusión fue fuerte. De hecho, el gobernador de Mendoza, Roberto Iglesias, a quien se ubica dentro de la derecha radical, se retiró enojado de la reunión y al salir masculló: “Me voy caliente, ya me tienen harto”. La situación creada por los intendentes del Grupo Olavarría y los nueve intendentes radicales de Córdoba que se entrevistaron con Carlos Menem también dieron motivo a la polémica.
Quien no polemizó con Alfonsín, sino que salió a respaldarlo, fue Solá. “Es cierto lo que dice el ex presidente”, opinó el gobernador bonaerense. En ese sentido, agregó que “hay grupos que tuvieron mucho poder y que quisieran volver a tenerlo, y sí creo que en ellos anida una mentalidad conspirativa, pero no creo que la puedan llevar a la práctica”. Solá se cuidó de excluir de cualquier intento de desestabilización a Elisa Carrió y a Ricardo López Murphy, a quienes definió como “la oposición política”.
Diferente fue la opinión de Alvarez, quien desestimó la denuncia de Alfonsín. “No lo veo por el lado de la economía, ni lo veo por el lado de la política”, expresó el ex vicepresidente.