EL PAíS › DEBUTA EL CANJE DE BONOS EN MEDIO DE LOS ATAQUES ITALIANOS
Tanta bronca como en el Mundial ’90
El gobierno de Berlusconi, a través de su ministro de Economía, los bancos y su lobbista, Nicola Stock, salieron a cuestionar con dureza la propuesta argentina. “Mala fe” y “muy pobre y muy avara”, afirmó el ministro Domenico Siniscalco. Néstor Kirchner respondió: la oferta “no se cambia”.
Por Claudio Scaletta
El día después del anuncio oficial del comienzo del canje de deuda para superar el default, operación que comienza hoy, las reacciones más virulentas provinieron de Italia. Contra lo que ocurría hasta el presente, los reclamos no estuvieron sólo en boca de lobbistas profesionales, quienes se aferran al fracaso de la reestructuración, sino del propio gobierno italiano. El ministro de Economía, Domenico Siniscalco, insistió en que la oferta argentina fue de “mala fe”, “muy pobre y muy avara”. También previó que un traspié en el canje, “obligará al gobierno argentino a formular una nueva oferta”. Luego de conocer las declaraciones del funcionario italiano, el presidente Néstor Kirchner ratificó que la propuesta para dejar atrás la cesación de pagos “no se cambia”. “Esta es la propuesta que vamos a llevar adelante”, enfatizó.
En un escenario en el que hasta el propio Fondo Monetario Internacional optó por mantenerse al margen evitando abrir juicio sobre el canje que hoy comienza (ver aparte), las declaraciones del gobierno italiano resultaron cuanto menos intempestivas. Siniscalco expresó la visión de su gobierno ante la Comisión de Finanzas del Parlamento, donde se discute una ley para que los bancos italianos se hagan cargo de la diferencia entre lo que la Argentina ofrece y el valor nominal de los viejos bonos.
En Italia los problemas provocados por el default argentino tuvieron una repercusión mayor que en otros países. La razón no se debió sólo a que existen alrededor de 400 mil ahorristas afectados, sino a que en su gran mayoría son pequeños inversores no especializados. Según contó la prensa italiana, en el año y medio anterior al default, los bancos transfirieron a sus clientes 12.000 millones de dólares en títulos argentinos que tenían en cartera. La manera en que las entidades italianas salieron del “riesgo argentino” podría considerarse absolutamente legítima si la transferencia de activos no se hubiese producido en el contexto de una potente asimetría de información. Quienes compraron las carteras de papeles argentinos a precios cercanos al valor nominal hasta el mismo diciembre de 2001 fueron, precisamente, los pequeños ahorristas no especializados. Uno de los temas ventilados en el Parlamento en el marco de la discusión por la compensación a los ahorristas fue que la propia Consob, la comisión de valores italiana, había recomendado que estos papeles sólo eran aptos para ser adquiridos por “inversores sofisticados”. A todo esto se refirió el ministro Roberto Lavagna cuando, consultado por la prensa italiana el pasado miércoles durante la presentación oficial del canje, invitó al gobierno italiano a hacer un ejercicio de introspección antes de hablar de mala fe.
En cualquier caso, para los italianos se trata de un problema social que debe ser resuelto. El camino seguido hasta ahora por la administración derechista de Silvio Berlusconi estuvo a tono con los intereses de los bancos italianos: tratar por todos los medios que las culpas recaigan sobre el incumplimiento argentino y evitar que el foco se ponga sobre la fenomenal transferencia de activos realizada por las entidades hacia sus clientes, una transferencia que alcanzó el 80 por ciento de los alrededor de 15.000 millones de dólares de títulos en manos de tenedores italianos.
Ayer, Siniscalco dio nuevas señales en el mismo sentido al aconsejar al Parlamento que no sancione la ley que penaliza a los bancos porque podría incitar a la Argentina a no cumplir con su oferta. “Es necesario estar muy atentos, porque estas iniciativas podrían ser usadas por la contraparte como excusa para no honrar los contratos propuestos en la oferta.”
Por último Siniscalco sostuvo que el gobierno italiano se comprometió a “seguir desarrollando su propia acción de apoyo a los ciudadanos ahorradores en todas las sedes competentes”. Desde la oposición, el presidente de la Comisión de Finanzas, Giorgio Benvenuto, sostuvo que el ministro “como Pilatos, se lava las manos, nada dijo sobre las responsabilidades durante la colocación de las obligaciones denunciadaspor la Consob, nada dijo sobre lo que el gobierno quiere hacer para proteger a los inversores”, afirmó. Queda claro que en Italia las voces no son homogéneas y que la oposición política y las asociaciones de consumidores ya pusieron la mira sobre la responsabilidad de los bancos locales. El creador de la Task Force Argentina de la mano de la Asociación Bancaria Italiana, Nicola Stock, quien también copreside el GCAB, el Comité Global de Acreedores, perdió el aura de Quijote de los ahorristas y es identificado como lobbista de las entidades financieras. Stock, quien también fue invitado ayer a la Comisión de Finanzas del Parlamento, atacó previsiblemente la propuesta argentina, a la que describió como “inadmisible” y como “un grave acto de perversidad y de expropiación de la multitud de pequeños inversores privados italianos”. Como Siniscalco, Stock apuesta al fracaso de la reestructuración.