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Las relaciones del Gobierno con Aguas Argentinas son particularmente cambiantes. Néstor Kirchner, quien en mayo pasado puso a la empresa como un ejemplo a ser imitado por las demás privatizadas, ayer se refirió a ella en tono menos amigable. “Tendremos manos firmes para decidir (el modo de actuar) si no cumplen con lo que se comprometieron”, advirtió el Presidente durante un acto en José C. Paz. “Le pido a Aguas Argentinas que invierta. Es hora de que el servicio de agua y cloacas llegue igual a todos los argentinos”, completó.
El presidente de la compañía, Yves Thibault de Silguy, fue recibido ayer por el ministro de Planificación, Julio De Vido. Fue una reunión corta, de menos de 15 minutos, en la que apenas intercambiaron saludos protocolares. La renegociación del contrato está dando lugar a una fuerte disputa entre el Gobierno y la empresa.
Las declaraciones de Kirchner se hicieron oír a 48 horas de que el Gobierno aplicara una multa a la empresa por 2 millones de pesos por cortes producidos en el servicio la semana pasada en gran parte del conurbano bonaerense. A esta sanción se agregó una intimación para que la compañía dé “cumplimiento a todas las obligaciones” oportunamente suscriptas, “bajo apercibimiento de iniciar el procedimiento de ejecución de la garantía de contrato”.
Esto surge a raíz de que el 31 de diciembre venció el acta-acuerdo que Aguas había suscripto con el Gobierno, por la cual se ordenó la relación durante 2004. Uno de los puntos de ese entendimiento era la suspensión del pago de las multas pendientes. Ahora que el convenio dejó de regir, el Poder Ejecutivo le reclamó el pago de 60 millones de pesos.