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Luego de copar sus bares, sus taxis, sus hoteles, sus plazas, los miembros de la quinta edición del Foro Social Mundial colmaron ayer las calles de Porto Alegre. Con sus colores, con sus batucadas, con sus consignas, con sus banderas, sus ropas y su folklore, una ola de más de 150 mil personas cumplió con el rito que marca el comienzo del FSM: la Marcha por la Paz hacia el anfiteatro natural Puesta del Sol. En mayor número que en anteriores ocasiones y con menos bríos, los miles y miles de manifestantes recorrieron con su canto la agenda de temas que suele unir a este heterogéneo mosaico de movimientos sociales. Mosaico que se unifica bajo la consigna: “Otro Mundo es Posible”. Como en anteriores ocasiones, no hubo ninguna declaración de principios. Tanto los organizadores como los participantes parecen, en este punto, mantenerse fieles a la premisa de caminar más que la de definir el camino correcto para arribar a ese mundo mejor.
Una enorme bandera, a la que muchas de las organizaciones que participan del Foro incorporaron la propia, estuvo al frente de la cabecera. A los dirigentes más conocidos de esos movimientos o del mismo FSM había que buscarlos entre los suyos. El protagonismo estaba en la multitud.
“Queremos igualdad”, entonaban cerca de los cinco jóvenes que marchaban al compás de la batucada de Proyecto Casullo, una iniciativa de la que participan varias organizaciones y que nuclea a chicos de la calle. Tamboriles, redoblantes, bombos, xquere, un instrumento que podría definirse como una calabaza enfundada en mostacilla, agogo (conos de metal que se golpean con palillos de madera) no dejaban dudas de que la tristeza necesariamente debe marchar al exilio cuando es tocada con el ritmo que ayer le imprimió este grupo en el que el mayor tendría 15 años y el menor 11.
Si bien las banderas del PT estuvieron presentes en todos los rincones de la caminata, el núcleo de petistas que marcharon encolumnados fue reducido. La gran mayoría llevaba una remera roja que en su espalda tenía la leyenda 100 por ciento Lula. “Se cerró un ciclo”, comenta a este diario Daniel, uno de los militantes del PT, al referirse al FSM. “No tiene que ver con el hecho de que Lula sea presidente”, dice. Para él, el ciclo que termina es la realización del Foro en Porto Alegre o en Brasil incluso. Dice que los movimientos sociales que lo habían impulsado al calor de la lucha por poner fin al neoliberalismo que, según él, encarnaba Fernando Henrique Cardoso, están agotados. “Habrá que impulsar nuevos foros en Venezuela”, concluye.
La mención da cuenta también de los cambios en el humor de los militantes por otra mundialización. No es Lula la estrella más esperada sino el venezolano Hugo Chávez el que concita más expectativa. Luego de un largo debate el PT definió que no se pondrá vallas frente a Lula cuando a primera hora de la mañana de hoy enfrente al público que se presentará para escucharlo y para participar de la “convocatoria mundial contra el hambre”. A pesar de que el programa Fame Zero en Brasil aparece estancado, Lula pretende instalarse a los ojos de los líderes internacionales como un adalid de la lucha contra el hambre. “El Foro es un espacio democrático y hay que dar la cara con los riesgos que eso implica”, definió José Genoino, titular del PT. De dar la cara Genoino es un adelantado; en la versión del 2003 recibió una torta de crema en su rostro cuando se aprestaba a comenzar una rueda de prensa. Eran los primeros meses del gobierno de Lula.
“Tratándose de Brasil y después de 500 años de aislamiento, el gobierno de Lula es un avance”, dice a Página/12 João Felicio de la Central Unica de Trabajadores (CUT). La CUT fue la matriz desde la cual Lula se convirtió en el dirigente político que hoy es. Uno de los miembros de esta central integra el gabinete de Lula, concretamente el Ministerio de Trabajo. Olivio Dutra, ex gobernador de Rio Grande do Sul e histórico de la izquierda del PT, tuvo que enfrentar algunos silbidos cuando se mezcló en la manifestación.
Al frente de la enorme bandera del Movimiento Sin Tierra estaban su titular João Pedro Stédile y Aleida Guevara, la hija del guerrillero Ernesto “Che” Guevara. Desde la mayoría de las remeras de los participantes del Foro, es la cara de su padre la que mira a los manifestantes. Detrás de los Sin Tierra marchaba una columna del Movimiento Campesino de Santiago del Estero (Mocase). Una enorme pancarta azul identificaba a las “Católicas en campaña por la legalización del aborto”. No se trata de una rara avis. Son muchas las organizaciones identificadas con la Iglesia de Brasil que dijeron presente en movidas contra el hambre o por mejor educación. Identificados con la Iglesia de Chile, un grupo de participantes levantaba una gran bandera con la consigna “no a los paraísos fiscales en las Islas Caimán”. Una enorme bandera argentina permitía reconocer a la juventud de la Central de Trabajadores Argentinos (CTA). Las críticas a los transgénicos se manifestaban desde la bandera que pedía “no al gatopardismo de la industria sojera”.
También sobresalían las banderas de la lucha continental contra el Area de Libre Comercio (ALCA) impulsada por Estados Unidos. Mañana se inicia la Asamblea Mundial de los Pueblos. De ella saldrá a convocarse en repudio al ALCA. La cita será en noviembre en Mar del Plata. Coincidirá con la Cumbre de las Américas y con la presencia de George W. Bush en La Feliz. Al final de la marcha fue otra música la que se escuchó. Se puso en escena una coreografía en la que piedras y banderas de distintos orígenes simbolizaban la diversidad del movimiento. Al cierre de esta edición se esperaba la salida al escenario de un grupo indio al que le seguiría otro africano. De los latinoamericanos se escucharía a Gilberto Gil y a la Bersuit Vergarabat. El cierre lo tiene Manu Chao. Los sueños siguen vigentes, aunque los que quieran escuchar a Lula tendrán que pegar un madrugón. Arribado a última hora de ayer, Lula no estará en Porto Alegre más de 12 horas. La Aerolula lo esperará para llevarlo a Davos.