ESPECTáCULOS › NOCHE DE ENCUENTROS EN COSQUIN
El folklore y el tango, dos buenos motivos para juntarse
Peteco Carabajal, el Dúo Coplanacu y Raly Barrionuevo, por un lado, María Graña, Rubén Juárez y Juanjo Domínguez, por el otro, marcaron el pulso de una jornada con emociones fuertes.
Por Karina Micheletto
La cuarta luna coscoína mostró una noche de juntadas. La del tango, que incluyó cruces entre María Graña, Rubén Juárez y Juanjo Domínguez. Y la santiagueña, protagonizada por Peteco Carabajal, el Dúo Coplanacu y Raly Barrionuevo, que el año pasado adoptaron oficialmente ese nombre para presentar su espectáculo integral. La plaza oficial de Cosquín se llenó de un público que llegó ansioso para ver a esta Juntada, que silbó impacientemente el alargue improvisado de los locutores antes de la llegada de los santiagueños, y que bailó, cantó y saltó con cada uno de sus temas, como en una gigantesca peña al aire libre.
La inusual apertura fue esta vez carnavalera: sumó a dos exponentes de la Quebrada, el maestro Fortunato Ramos y las Hermanitas Cari, junto al ballet oficial, aunque entre tanto vestido multicolor quedaron un poco perdidos. Enseguida llegó el “Aquí Cosquín” de rigor, y el entusiasmo del locutor Marcelo Iribarne lo embarulló en una figura poética que imaginó brindando en el cielo al Chúcaro, a Norma Ayala, a Yupanqui y a Cafrune, entre una lista de muertos ilustres del folklore, y también a Mercedes Sosa y a Eduardo Falú.
Entre lo más destacado de la noche pasó el armoniquista Franco Luciani (uno de los nombres que suenan fuerte para el premio Consagración 2005, junto al de la cantante sanjuanina Claudia Pirán). Al joven rosarino le sobró cuerda para desmentir la frase con que fue anunciado: “El toca el más modesto de los instrumentos” (qué quedará para el triángulo). Con sus versiones de La añera, Gatito de Tchaicovsky y el tango 9 de Julio se ganó el aplauso de pie. Entre lo menos destacado, la interminable sucesión de temas seleccionados para el Festival de la Canción que premia Sadaic. Un festival que dice apuntar a la nueva canción, pero lo suficientemente poco difundido fuera de los ámbitos institucionales como para garantizar que concursen intérpretes como Cuty y Roberto Carabajal, Los Tucu Tucu o Los 4 de Córdoba. Y también la incursión de una tal “Julieta de Chivilcoy”, sin dotes aparentes para merecer un horario televisivo central, al menos en cuestión artística.
María Graña, Rubén Juárez y Juanjo Domínguez se lucieron con el espectáculo Tango a tango, que incluyó cruces continuos entre ellos. Hubo, también, suficiente espacio para que Juárez demostrara que además de bandoneonista es cantante de tangos. Y que no será un cantante a la tradicional, pero dice el tango de una forma que ahonda penas y nostalgias. La fiesta llegó con La Juntada de Peteco Carabajal, Raly Barrionuevo y el Dúo Coplanacu, un espectáculo que estuvieron presentando durante el año pasado y del que resultó un disco y un DVD. Fue entonces el turno para una cantidad de canciones reversionadas por sus propios autores, junto a un seleccionado de las bandas de cada uno, que ganan potencia en ese encuentro ajustado de compañeros de ruta.
La actuación de La Juntada incluyó versiones casi rockeras de temas como Soy santiagueño, soy chacarera, de Peteco Carabajal, bailes extendidos entre el público en otros como Escondido de la alabanza, cada cual como podía, coros en hits peñeros como Mientras bailas y acalorados pedidos de bises. Una respuesta imaginable para cualquiera que conociera el recorrido de La Juntada desde su creación. Pero no para el responsable de la programación del festival, que sólo aceptó incluirla a último momento (de hecho, no figuraban en la programación difundida inicialmente) y después de haber negociado una rebaja en su cachet de más del 50 por ciento. Cosas que pasan en un festival como éste, cruzado por intereses de todo tipo, entre ellos, el artístico.