EL PAíS › SE APLACA LA BELIGERANCIA EN LA INTERNA BONAERENSE

Desempolvan la pipa de la paz

Los duhaldistas bajaron sus pretensiones y ahora esperan el regreso del Presidente para consensuar las listas legislativas.

 Por Diego Schurman

Y de pronto sobrevino la calma. Las ínfulas de guerra desaparecieron y las voces componedoras dominaron el escenario. ¿Cuál fue la razón del viraje de kirchneristas y duhaldistas? La previsible: Eduardo Duhalde y Néstor Kirchner llamaron a la paz en un anticipo de lo que todos daban ayer como un hecho inexorable: el inminente inicio de las negociaciones cuerpo a cuerpo entre el ex presidente y la Casa Rosada.
Nadie sabe si la cumbre se producirá apenas el Presidente aterrice en Buenos Aires o unos días después. Pero tanto en Alemania como en Lomas de Zamora consideraron que ya es tiempo de negociaciones y que en pocas semanas más habrá fumata blanca.
Duhalde ordenó bajar los decibeles anteanoche, en sus constantes comunicaciones telefónicas con su tropa desde la clínica privada en la que permaneció internado su hijo Tomasito (a pesar del diminutivo, el benjamín de la familia tiene ya más de 20 años), producto de un cólico vesicular.
A las señales conciliadoras que en las últimas 24 horas acercaron Juan José Alvarez y Osvaldo Mércuri se sumaron otras ayer. Una de ellas, la de José María Díaz Bancalari, asegurando que los liderazgos entre Kirchner y Duhalde se “complementan” y que no son “excluyentes”. Lo mismo el intendente de Avellaneda, Baldomero “Cacho” Alvarez, a quien se lo escuchó hablar entre los suyos sobre la necesidad de no confrontar con Kirchner. Al mismo discurso suele apelar en sus esporádicos encuentros con el ministro de Planificación, Julio De Vido. Hasta León Arslanian se sumó al declaracionismo conciliador. Lo hizo en el programa Aire Comprimido de la Rock & Pop y para asegurar que confía en un pronto acuerdo entre los contendientes.
La experiencia indica que nadie reduce a cero lo que apenas horas atrás parecía una de tirios y troyanos si no hay avances en el acuerdo. Y evidentemente los hubo. Como pretendía Kirchner, Duhalde ya le manifestó su apoyo en una nota al diario La Nación y reconoció en privado la candidatura de Cristina Kirchner.
Desde Berlín, el Presidente aportó su cuota para calmar las aguas. Recalcó que Cristina y Chiche Duhalde presentan dos propuestas distintas pero que son parte del mismo proyecto. No fue el azar: la versión que refrescaron los matutinos de ayer hablaba de dos proyectos distintos, lo que se decodificó como la imposibilidad de que kirchneristas y duhaldistas compartieran una lista. El subsecretario general de la Presidencia, Carlos Kunkel, uno de los más críticos de Duhalde, adoptó el mismo discurso.
En ese marco, Kirchner prefirió hacerse al distraído con la candidatura de su esposa, claramente con el fin de no atizar la interna. “Pregúnteselo a ella”, le dijo al periodista que quiso saber si la primera dama competirá en la provincia de Buenos Aires. El que no se mostró esquivo fue Mario Das Neves. “El 23 de octubre se plebiscita la gestión presidencial y cae de maduro quién debe ser la cabeza de lista”, dijo el gobernador de Chubut sobre Cristina.
El escenario se mantiene tal cual publicó ayer Página/12. Duhalde acepta el dedo de Kirchner para definir la mayoría de la lista de diputados y senadores nacionales, pero exige la potestad en el armado de la boleta provincial. En otras palabras, el ex presidente le pide vía libre a Kirchner para dirimir su interna con el gobernador. De hecho la tropa duhaldista viene metiendo presión para que Solá convoque a las internas partidarias, una pulseada en la que se ven seguros y contundentes ganadores. Habrá que ver si el Presidente permite que lo lleven a Solá al patíbulo.

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El ex presidente Eduardo Duhalde disciplinó a su tropa.
 
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