SOCIEDAD › DENUNCIA DE UN GUARDIA CONTRA
JEFES PENITENCIARIOS EN CORDOBA
“Un motín que se dejó correr”
El guardiacárcel tomado de rehén y exhibido semidesnudo en la revuelta del 10 de febrero, cuando murieron seis personas, aseguró que el motín fue permitido por las autoridades del penal para conseguir más presupuesto. También contó cómo se maneja la droga en la cárcel.
Por Raúl Kollmann
El famoso guardiacárcel cordobés, que todo el mundo vio semidesnudo y amenazado en el techo del penal San Martín de la capital mediterránea, inició una demanda judicial contra el Servicio Penitenciario (SPC) y dejó entrever que el motín “se dejó correr”, se permitió, para conseguir mayor presupuesto y aumentos de sueldos. Walter Montenegro sostuvo que un guardiacárcel con experiencia ve venir el motín, percibe claramente que se está por producir, pero en febrero el SPC no hizo nada por parar las cosas porque “hacían falta elementos y los sueldos eran bajos”. De inmediato ratificó el mismo concepto sugiriendo que se manda al muere a los penitenciarios de menor rango. El guardiacárcel hizo también referencia a la venta de drogas dentro del penal.
Montenegro inició una demanda contra los presos que lo hirieron y lo tuvieron amenazado durante cinco horas en el techo de la cárcel de Córdoba, pero su demanda fundamental va dirigida contra el Servicio Penitenciario. Y lo que pone en el centro de la escena es quién está verdaderamente detrás de los motines.
El diálogo de Montenegro con el periodista Ari Paluch y el autor de esta nota fue el siguiente:
–Cuando hay olor a motín, ¿se percibe? Igual que cuando hay olor a suba del dólar, ¿hay olor a motín?
–Sí, sí, se siente. Y más que nada los penitenciarios viejos. Ellos lo perciben. Con el tiempo, eso lo aprendí yo, son signos que aprendés a reconocer. En todo se ve que va a haber algo, que va a haber reyerta.
–En el caso del motín de Córdoba usted ya lo venía sospechando.
–Sí, había un clima ya enrarecido.
–O sea que era algo anunciado.
–Sí, no precisamente saber el día y la fecha, pero había indicios de que la situación no era la óptima, no era la de un día normal. Incluso entre los penitenciarios había malestar porque casi el 70 por ciento era contratado.
–¿El Servicio Penitenciario induce al preso para que haga el motín?
–En este caso, yo creo que las autoridades del penal de San Martín, yo creo que hicieron algo para que esto fuera, no sé si de esta magnitud, pero...
Ya en ese tramo, Montenegro revela que los jefes de la cárcel dejaron correr el motín, pero terminó siendo de una envergadura mucho mayor de la que esperaban. El saldo fue de cinco presos y un penitenciario muertos.
La respuesta de Montenegro a la siguiente pregunta es relevante, porque sostiene que no se deja correr el motín por razones políticas, sino de dinero, de ingresos personales de los responsables del Servicio Penitenciario, ingresos que devienen de un aumento de presupuesto. Todo, a costa de los riesgos que le hacen correr al personal de menor escalafón.
–¿Pero entonces el motín estaba inducido políticamente?
–No, pero hay veces en que hay que separar un poco las cuestiones personales y dedicarse de lleno a la labor que te encomiendan. Yo pienso que tus anhelos personales se tienen que dejar de lado cuando la vida de un empleado está en riesgo.
–Cuando usted dice que las autoridades del penal incentivaron aquel motín, ¿cuál fue el motivo por el que lo incentivaron?
–Yo creo que no solamente incentivan sino que hay que realizar tareas de prevención. Pero acá en este país no se previene, todo se hace después de que pasan las cosas.
–¿Pero por qué no previnieron? ¿Por qué dejaron correr el motín?
–Yo creo que no tienen elementos.
–¿Estaban buscando un aumento de presupuesto?
–Y sí, a veces sí. Yo pienso que el Gobierno no toma conciencia de que, seamos realistas, la cárcel es el inodoro de la Justicia. Entonces, ¿quién quiere atender a la escoria de la sociedad? Más bien quieren olvidarla y pasemos a otro tema.
–¿O sea que (dejaron correr el motín) por aumento de presupuesto y por aumento de sueldos?
–A veces yo creo que la dignidad pasa por realizar tu tarea de la mejor forma posible.
En otro tramo de la entrevista, Montenegro también pinta la complicidad de penitenciarios con la distribución de droga dentro de la cárcel. El diálogo es revelador y se refiere a los presos que trabajan en tareas de limpieza o cocina en la cárcel.
–A esos internos se les paga unos 50 pesos por mes, que dentro del penal es bastante dinero. ¿A qué lo destinan? A comprar alimento, a comprar tarjetas telefónicas, incluso a comprar drogas dentro de la cárcel. Porque lo concreto es que es habitual que haya mucha falopa dentro de la cárcel y le echan la culpa a la gente del Servicio Penitenciario. Es verdad. Lo que sucede es que hay maldad en todos lados, hay gente inescrupulosa en todo los ámbitos.