EL PAíS
Morón ya tiene su propio Centro de la Memoria
El Presidente encabezó junto al gobernador Solá y al intendente Sabbatella un acto donde restituyó al municipio un edificio de la Fuerza Aérea en el que funcionó un centro clandestino de detención. Se convertirá en un Centro Documental de Memoria.
“Como presidente y como militante de toda la vida, tomé la causa de los derechos humanos como una causa propia y de todos los argentinos.” Con estas palabras, Néstor Kirchner defendió la política de derechos humanos encarada durante los dos años que lleva al frente del Gobierno. Lo hizo durante un acto en el partido bonaerense de Morón, donde firmó un acuerdo para restituir al municipio una casona en la que funcionó un centro clandestino de la Fuerza Aérea durante la dictadura y que será transformada en un Centro Documental de la Memoria. En la ceremonia estuvieron además funcionarios nacionales, provinciales, el intendente de Morón, Martín Sabbatella, y representantes de organismos de derechos humanos.
Kirchner llegó minutos después del mediodía al gimnasio del 77 Fútbol Club, ubicado en pleno centro de Morón. Acompañado por los ministros de Planificación, Julio De Vido; del Interior, Aníbal Fernández; de Defensa, José Pampuro, y el gobernador bonaerense, Felipe Solá, el Presidente anunció obras por 114 millones de pesos y firmó el traspaso al gobierno municipal del edificio ubicado en esquina de San Martín y Entre Ríos, que formaba parte del circuito represivo de la Fuerza Aérea en el Gran Buenos Aires. El lugar será transformado en “un centro de documentación con el fin de reconstruir la memoria colectiva”.
Luego de la firma del acta acuerdo del traspaso de esa casona, un militante de la agrupación HIJOS subió al escenario para hacer un breve discurso. El joven pudo subir al escenario gracias a una gestión de la integrante de Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora Nora Cortiñas. La dirigente de derechos humanos solicitó a Kirchner permiso para que el integrante de HIJOS subiese al estrado. El Presidente accedió y el joven, llamado Alejo, exigió a los funcionarios presentes que “luchen contra la impunidad y el olvido” y pidió el “juicio y castigo” a los asesinos de Maximiliano Kosteki y Darío Santillán.
Sobre el escenario, desplegó una bandera en la que decía: “Kirchner abrí los archivos de la SIDE como prometiste”. El cartel señalaba a Solá –quien miraba serio desde un costado– como uno de los responsables por la Masacre de Avellaneda, que se encuentra en pleno juicio en los Tribunales de Lomas de Zamora. En la pancarta también aparecían otros integrantes de lo que fuera el gabinete nacional de Eduardo Duhalde cuando asesinaron a los piqueteros: Alfredo Atanasof, Carlos Soria y Juan José Alvarez.
Minutos después, el Presidente reivindicó su política en favor de los derechos humanos. “Debo ser el argentino más atacado por la derecha irracional que torturó, mató e hizo desaparecer a más de 30 mil argentinos, porque como presidente y militante de toda la vida, tomé la causa de los derechos humanos como una causa propia y de todos los argentinos”, aseguró Kirchner.
“Con toda autoridad moral lo digo: siempre voy a estar al frente, queridas Madres y queridos organismos de derechos humanos, jugando con todas mis fuerzas por esos hermanos y compañeros míos”, señaló el mandatario y se diferenció de los gobiernos anteriores por “ir de frente, avanzando sobre temas que muchos quisieron tapar con leyes de Obediencia Debida y Punto Final”.
Además, como en cada una de sus incursiones al conurbano, Kirchner aprovechó para lanzar algunas críticas hacia “los que nos llevaron a la decadencia”, sólo que en esta oportunidad, el mensaje tenía como claro destinatario al flamante espacio conformado por el líder de Compromiso Para el Cambio, Mauricio Macri, y el titular de Recrear, Ricardo López Murphy (ver página 7).
Distinto fue el tono que el Presidente utilizó para referirse al intendente local, uno de los referentes del Gran Buenos Aires que –pese a no pertenecer a las filas del PJ bonaerense– mejor relación tiene con el Ejecutivo nacional y provincial. Kirchner destacó la gestión de Sabbatella “por haber puesto en la historia punto final a la corrupción y a la vergüenza que le tocó vivir a Morón”, gobernado durante años por el ex locutor menemista Juan Carlos Rousselot.