EL PAíS › EL EX BANQUERO RUBEN BERAJA SE DEFIENDE
“Me quedé sin nada”
Quien fuera titular del Banco Mayo y a la vez de la DAIA, procesado por administración fraudulenta contra el BCRA, también es acusado de lavado de dinero, que él niega. Si el juez Norberto Oyarbide lo cree, podría ir preso.
Por Raúl Kollmann
El banquero Rubén Beraja, ex titular del Banco Mayo y de la DAIA, rompió ayer el silencio. En un diálogo exclusivo con Página/12 intentó defenderse de la imputación por lavado de dinero que le hacen unos doscientos ex ahorristas de una mesa de dinero –él lo llama Fondo de Inversión– que funcionaba en el Mayo. Los ahorristas señalaron ante el juez Norberto Oyarbide que Beraja puso en marcha una maniobra por la que convirtió dos propiedades de Puerto Madero y Villa La Angostura en bienes de dos empresas panameñas, puestas a nombre del abogado de Beraja, que supuestamente debían negociar después con los ahorristas. Los abogados de una parte de los ahorristas sostienen que se les ofrecen propiedades por seis millones de pesos a cambio de una deuda de 198; Beraja dice que los bienes totalizan unos 68 millones y que ese es aproximadamente el dinero que se le debe a los inversores. De todas maneras, la clave está en lo que decida el juez Oyarbide: si considera la movida de Beraja como una operación de lavado de dinero, podría llamarlo a indagatoria. Y si comprueba que con esa maniobra tendía a obstruir a la justicia, puede encarcelarlo.
Estas son las imputaciones contra el banquero, algunas de sus respuestas y las incógnitas que quedan flotando en el aire.
Beraja está procesado por administración fraudulenta en perjuicio del Banco Central por unos 320 millones de pesos. Ese dinero es el que el Central le dio al Mayo en redescuentos y provocó una pérdida para el Estado de esa cantidad.
Ante este diario, Beraja exhibió un acta firmada por representantes del Central, el Citibank (que se quedó con el Mayo) y él mismo. El texto señala, en un idioma difícil de entender, que el Mayo entregaría al Central unos 400 millones en créditos de su cartera a cambio de los redescuentos y luego habría una pericia en la que se establece que esos 400 millones se cobraron.
–Si eso fue así, ¿por qué lo procesaron? –preguntó este diario.
–Nosotros no encontrábamos el acta y el Central lo escondió –respondió el banquero.
–Pero lo cierto es que a usted lo procesó un juez y después la Cámara Federal.
–No le dieron importancia al acta. No puedo entender. Para mí hay alguna historia detrás relacionada con mi participación en la causa del atentado contra la AMIA. Una animosidad en contra mío y del banco.
En este punto, el argumento de Beraja no parece sólido. El insiste igualmente en que la verdad se demostrará en el juicio oral, pero que los que tenían cuentas en el Mayo recuperaron su dinero y los empleados que no fueron absorbidos por el Citi, unos mil, cobraron sus indemnizaciones más un 20 por ciento.
–A usted se lo acusa de haber manejado una mesa de dinero clandestina en el Mayo y que los ahorristas nunca recuperaron su dinero.
–No acepto el término mesa de dinero –señala Beraja– porque es verdad que se recibían inversiones de la gente, pero para hacer negocios inmobiliarios. Era un fondo de inversión, ya que no se compraban ni vendían cheques ni se daban préstamos. El dinero iba a comprar bienes inmuebles. Igual, no es un problema legal: el juez Gabriel Cavallo escribió en una de sus resoluciones que una mesa de dinero no es delito. Ahora bien, es cierto que los inversores no cobraron. Tuvimos que recuperar varias de las propiedades y las pusimos a nombre de las empresas panameñas para que negociaran la devolución del dinero con los ahorristas.
–¿Por qué empresas panameñas si los terrenos y todo funcionaban en la Argentina?
–Bueno, había algunos inversores extranjeros. Igualmente, todas las operaciones, incluyendo la formación del fondo para negociar con los ahorristas, se hicieron en escrituras aquí en la Argentina. Incluso se le avisó al juzgado.
También en este punto, queda poco clara la verdadera razón por la que la operación se hizo en Panamá.
–Los ahorristas dicen que se les ofrecen terrenos por 6 millones de pesos a cambio de deudas de 198 millones.
–No sé de dónde sale esa cifra. De ninguna manera hay deudas con inversores por 198 millones. Mi cálculo es que puede rondar los 70 u 80 millones. Además, no nos han denunciado todos los ahorristas sino menos de la mitad del total de ahorristas. Respecto de las propiedades, las 17 hectáreas de Puerto Madero fueron tasadas en 140 millones de dólares, que tal vez actualmente sean 250 millones de pesos. Lo que se puso para negociar es el 25 por ciento de eso, o sea unos 60 millones, de los que deben deducirse seis millones de una prenda. Súmele unos 8 millones por los terrenos de Villa La Angostura y estaría cerca de cubrirse toda la deuda.
–Pero si todo esto es como usted dice, ¿por qué una parte de los ahorristas y sus abogados no aceptan el trato por el que cobrarían casi toda la deuda y en cambio lo denuncian?
–No lo sé. Le reitero que hay una sombra que viene desde mi participación en el caso AMIA.
–Pero, ¿ahorristas y abogados van a sacrificar millones en una venganza política?
–Por ahora no le puedo decir nada más. Mire –insiste Beraja–, de ninguna manera se puede hablar de lavado de dinero porque el dinero no provino de una ilegalidad. Acá sospechosamente lo que quieren hacer algunos abogados y ahorristas es que embarguen esas propiedades y en lugar de venderlas para pagar a los inversores se terminarían rematando, con lo cual se cobrará mucho menos.
–No faltan quienes dicen que usted se quedó con una gran fortuna y los perjudicados fueron los ahorristas.
–Mire, vivo en un departamento alquilado, tengo decenas de causas en mi contra y apenas una abogada. Si tuviera fortuna encargaría todo a un amplio equipo de letrados, contadores y hasta asesores de prensa. Yo no tengo nada. Estuve a la cabeza de un banco durante 28 años y seguramente pude haber hecho fortuna. Pero no la hice: consagré mi vida a las instituciones comunitarias. No tengo hijos, es decir que podría haberme ido al exterior sin afrontar los durísimos golpes que recibo. Me quedé, estoy dando la cara y voy a pelear por mi buen nombre.
–Pero sus socios en el Mayo se quedaron con grandes fortunas y viven en el mejor de los mundos, mientras hay ahorristas que padecen.
–Quienes integraban el Mayo eran empresarios desde antes, mantenían sus empresas y tenían y tienen su fortuna que no viene del Mayo. El único que estaba full time en el banco era yo y yo me quedé sin nada.