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En su declaración judicial, el ex senador Alberto Tell negó haber cobrado sobornos a cambio de aprobar la Ley de Reforma Laboral impulsada por el gobierno de Fernando de la Rúa en el año 2000. Cuando se discutió la ley, Tell, ex dirigente sindical del gremio telefónico, presidía la Comisión de Trabajo de la Cámara alta. El ex secretario parlamentario Mario Pontaquarto había afirmado que Tell cobró unos 200 mil pesos por su voto. El jujeño negó haber cobrado esa cifra y también la existencia de coimas, tal como había declarado Pontaquarto en la confesión en la que contó pormenores del escándalo que estigmatizó al gobierno de De la Rúa.
Tell fue indagado durante varias horas por el juez Daniel Rafecas, heredero del expediente judicial. Desde que se puso al frente de las actuaciones, el magistrado citó nuevamente a casi todos los involucrados.
Luego de detenerse en los aspectos formales que suelen rodear la sanción de las leyes en general y la de la reforma laboral en particular, Tell negó su participación en el affaire. También rechazó que se hubieran pagado sobornos para la aprobación de una ley que De la Rúa presentaba como clave para su gestión y para la que no contaba con el suficiente respaldo parlamentario.
Actualmente Tell, al igual que otros senadores, cuenta con el beneficio de la falta de mérito. El próximo jueves le tocará declarar al justicialista rionegrino Remo Costanzo. El rionegrino ya pegó el faltazo a las audiencias judiciales en dos ocasiones. Costanzo había sido citado para el 30 de mayo, pero no declaró y pidió más tiempo para ver las nuevas pruebas del expediente. El ex senador justicialista, quien había sido procesado pero ser luego beneficiado con una falta de mérito, también fue involucrado por Pontaquarto como el coordinador del pago de las supuestas coimas. En el expediente figuran las constancias de llamados telefónicos del despacho de Costanzo al celular de Pontaquarto la noche en que se aprobó el proyecto de reforma de la cuestionada ley. Por ahora todos se mantienen en sus trece. Todas las miradas recaen ahora en el juez Rafecas, un magistrado que todavía no cumplió un año en su puesto.