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La Justicia uruguaya se encamina a reabrir la investigación por el asesinato y desaparición de la nuera de Juan Gelman en ese país durante la dictadura militar y para avanzar en ese sentido sólo resta el aval del gobierno, cuyo presidente, Tabaré Vázquez, ya dijo en su momento que el caso de la joven no está comprendido en las leyes que dejaron impunes las violaciones a los derechos humanos que allí se cometieron. El principal sospechado de haber asesinado hace casi 30 años a María Claudia García Irureta Goyena –cuyos restos aún no han sido encontrados– es el ex policía Ricardo José Medina Blanco, de cuyo accionar en la represión se conocieron ayer más detalles.
La investigación del asesinato de García Irureta Goyena fue cerrado a partir de una decisión del ex presidente de Uruguay Jorge Batlle, quien incluyó el caso en la Ley de Caducidad. Sin embargo, a su llegada al poder Vázquez ratificó la posición que había fijado durante su campaña y afirmó que “para nosotros no entra dentro” de esa ley –que amparó a los represores que cometieron crímenes de lesa humanidad– “el caso de la nuera del poeta Gelman”.
La definición dada en su momento por Vázquez cobra relevancia ahora que el juez penal que investiga el hecho, Gustavo Mirabal, envió una nota al Ejecutivo en la cual le solicita que se pronuncie acerca de la inclusión o no del caso en la Ley de Caducidad. El magistrado formuló el pedido días atrás, después de que el abogado de Gelman en Uruguay, José Luis González, solicitara la reapertura del expediente.
No sólo lo que Vázquez dijo el día de su asunción da la idea de que el Ejecutivo dará al juez Mirabal una respuesta favorable a la reapertura de la causa: por orden del mandatario varios militares retirados fueron interrogados por miembros del ejército con el propósito de recabar datos a partir de los cuales realizar excavaciones en cuarteles en busca de desaparecidos. La atención está centrada en particular en el caso de García Irureta Goyena, cuyo destino final aún se desconoce.
La nuera de Gelman fue secuestrada en Buenos Aires en agosto de 1976 y trasladada ilegalmente a Montevideo. También fue secuestrado entonces su esposo Marcelo Gelman, quien fue ejecutado y cuyo cuerpo fue encontrado después en Buenos Aires. Al momento de su secuestro, García Irureta Goyena estaba embarazada de siete meses y su hija nació en cautiverio. Gelman consiguió recuperar a su nieta después de largos años de búsqueda, pero el asesinato de su nuera aún sigue sin esclarecer e impune.
Ricardo “Conejo” Medina Blanco aparece como el principal sospechoso del asesinato de García Irureta Goyena. La participación del ex policía en el crimen fue confesada en su momento por Batlle al senador uruguayo Rafael Michelini, cuyo padre y también senador Zelmar Michelini fue asesinado en Buenos Aires por fuerzas de la represión y otro tanto con su colega Héctor Gutiérrez Ruiz. Para Vázquez esos asesinatos tampoco están comprendidos en la Ley de Caducidad.
Según reveló el diario uruguayo La República en su edición de ayer, Medina Blanco se desempeñaba como policía de la Guardia de Granaderos cuando fue cooptado por el Servicio de Información y Defensa (SID), donde la nuera de Gelman fue recluida tras ser trasladada a Montevideo. El represor fue convocado por el mayor José Nino Gavazzo y se integró allí al Organismo Coordinador de Operaciones Antisubversivas (OCOA) bajo el alias “306”.
En su relato de la historia del agente de inteligencia al que se señala como asesino de la nuera de Gelman, el diario uruguayo recuerda que el vínculo entre los represores uruguayos y argentinos se consolidó a mediados de 1976, cuando el SID y la OCOA se asociaron con un grupo de tareas del Batallón 601 del Ejército y una banda de la Triple A liderada por Aníbal Gordon. Fue por esa época que funcionó Automotores Orletti, un centro clandestino de los operativos definidos en el marco del Plan Cóndor, como se denominó la coordinación represiva de las dictaduras sudamericanas. Hay indicios que hacen presumir que Medina Blanco participó en junio del ‘76 en los primeros operativos contra uruguayos radicados en la Argentina, aunque las pruebas concretas lo ubican en Buenos Aires recién en septiembre de ese año. El policía devenido en agente de inteligencia no sólo intervino en la caza de uruguayos al otro lado del Río de la Plata, sino que fue quien entregó a una familia de policías amigos a la hija que García Irureta Goyena dio a luz en el Hospital Militar de Montevideo y también sería uno de los que trasladó a la joven a la Base Valparaíso. Se trata de un lugar en el cual funcionaba, bajo la fachada de una inmobiliaria, un centro de espionaje y donde –según sostiene Michelini que el ex presidente Batlle le confesó– el mismo Medina Blanco habría asesinado a la nuera de Gelman.
La prueba de la importancia que el gobernante Frente Amplio uruguayo le asigna al caso de la nuera de Gelman también quedará de manifiesto hoy: en un hecho inusual en la historia parlamentaria de ese país, la diputada de ese espacio Daniela Payseé disertará en el Congreso sobre la personalidad de García Irureta Goyena a propósito de la celebración del Día de las Américas. Por lo general, los legisladores que en ocasiones anteriores tuvieron a su cargo la conducción de ese acto conmemorativo se refirieron a próceres como José Artigas, Simón Bolívar y José de San Martín.