EL PAíS › LAS DISPUTAS QUE VOLVIERON A FRENAR
LA LEY PORTEÑA DE COMUNAS
Debate por la descentralización
Hay desacuerdo por la fecha de las elecciones comunales. El macrismo, el ARI y los ibarristas quieren hacerlas este año. Los kirchneristas buscan evitar que la discusión se aparte de lo nacional.
Por Santiago Rodríguez
A pesar de ser el funcionario del Ejecutivo encargado del tema, el secretario de Descentralización, Héctor Cappacioli, priorizó su condición de kirchnerista y alineado con la Casa Rosada trabajó en contra del ibarrismo para demorar la sanción de la Ley de Comunas con el objetivo de que las elecciones barriales no se hagan el próximo 23 de octubre. “Tenemos la fuerte vocación de que el pueblo de la ciudad pueda votar por la gestión del presidente Néstor Kirchner y no queremos teñirlo con una elección comunal”, explicó a Página/12.
–¿Por qué el kirchnerismo se opuso a la sanción de la Ley de Comunas sobre la base del proyecto consensuado por la mayoría?
–Pretendimos un debate mayor sobre el número de comunas, sus competencias territoriales y el tema presupuestario. Si se pudo esperar cinco años, que se esperen dos sesiones más para sacar un proyecto de consenso que tenga una mayor y mejor distribución territorial. La propuesta de doce comunas no satisfacía territorialmente lo que entendemos que debe ser el proceso de descentralización ni contemplaba lo que los vecinos habían acordado y seguíamos proponiendo el número de 15 o 16 comunas. Había, además, cuestiones de futura representación de las comunas en una reforma política y en una integración parlamentaria por distrito único y por territorio que no cerraban. Desde el Frente para la Victoria esperamos que el 28 de julio se sancione la ley con 14 o 15 comunas y una cláusula transitoria con un tope del 5 por ciento del presupuesto de la ciudad para el conjunto de las comunas.
–¿La propuesta de creación de 15 o 16 comunas no es un intento por mantener la estructura política de los actuales 16 CGP?
–Puede que así sea, pero la base está. La base de la ley debe ser el proceso de descentralización que tiene más de siete años con este esquema de los CGP. Pretendemos que este proceso se democratice para elegir a las juntas y transferirles más competencias.
–Más allá del número de comunas, el principal desacuerdo pasa por la fecha de las elecciones comunales. ¿Qué posición tiene al respecto?
–No se puede garantizar que este año no estén complicadas por el régimen electoral. El 2006 es un buen momento porque permitiría terminar de armar administrativamente desde el Ejecutivo las juntas comunales.
–Desde el Ejecutivo, sin embargo, se alentaba la idea de que hubiera elecciones comunales este año.
–Vine trabajando desde 2003 para sacar la ley en los primeros dos años de gestión para que las elecciones se hicieran al culminar este mandato. Lo hablé el primer día con el jefe de Gobierno. Sigo manteniendo el compromiso que asumí y el jefe de Gobierno no me dio ninguna contraorden.
–¿Le atribuye intencionalidad política al intento de que las elecciones comunales sean este año?
–Todas las cuestiones relacionadas con una elección tienen alguna intencionalidad política. Si el Frente Grande, que es el partido del jefe de Gobierno, no va a jugar la legislativa ni en diputados es razonable que quiera jugar en las comunas. La necesidad del gobierno de jugar algo políticamente hace que se haya alentado esta posibilidad. Además, desde otros sectores, como el socialismo, que históricamente cierra con cualquiera para combatir a quienes tengamos olor a peronistas, alimentan la idea de que para enfrentarnos es mejor aliarse con Mauricio Macri o con cualquiera. El socialismo en su reciente congreso pronunció severas críticas al gobierno nacional y el Frente Grande no termina de definir si quiere buscar un anclaje en el gobierno nacional o en otra expresión de centroizquierda; es lógico que se planteen esas contradicciones.
–¿Y el kirchnerismo no tiene intencionalidad política cuando plantea hacerlas en 2006 o 2007?
–Tenemos la fuerte vocación de que el pueblo de la ciudad pueda votar por la gestión del presidente Kirchner y no queremos teñirlo con una elección comunal. Decimos también que el proceso de descentralización tendría un corto plazo si no existe una transición de un año.
–¿Lo del socialismo lo dice por Roy Cortina?
–Cortina tiene nombre de un buen jugador de golf, pero de descentralización y política ha demostrado que no sabe absolutamente nada. El socialismo, que la va de puritano, terminó en un escándalo su última interna en la que votaron 2000 afiliados; hubo impugnaciones cruzadas, Cortina perdió e hizo denuncias. En el medio de todo esto los vecinos votaron 15 comunas o más y Cortina, que se hace el participativo, votó menos comunas en la Legislatura a espaldas de los vecinos. En verdad, Roy Cortina se desvive por ser secretario de Descentralización porque ahora termina su mandato como legislador.
–¿Su continuidad en el Ejecutivo queda condicionada?
–Mi continuidad siempre estuvo atada al acuerdo de mi fuerza política con el jefe de Gobierno y a que el jefe de Gobierno avale mi gestión.
–¿Considera posible que alguna de esas cosas suceda en el corto plazo?
–No, no. Igual nadie tiene comprado el cargo.
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Por S. R.
El socialista Roy Cortina preside la Comisión de Descentralización de la Legislatura. Fue el principal promotor del debate a partir del cual se consensuó la Ley de Comunas y, del mismo modo que el ibarrismo, apostaba a que fuera aprobada la semana pasada. “Los kirchneristas fueron los que frenaron la sanción de la ley”, afirmó el legislador ante este diario y advirtió que “la política porteña se está volviendo igual a la bonaerense: el manejo de las cuestiones institucionales se ve subsumido por las internas y el hegemonismo del kirchnerismo”.
–¿Por qué no se aprobó la Ley de Comunas?
–Porque el debate fue contaminado por un tema netamente político electoral, que es la fecha de la elección, y ahí el kirchnerismo tuvo la posición de que la elección no se haga en 2005. De acuerdo con su estrategia electoral de plebiscitar la gestión de Kirchner, no les conviene municipalizar la elección y que se discutan también los problemas de la ciudad. Se equivocan porque eso es menospreciar la capacidad del porteño, que puede discutir temas nacionales y de la ciudad al mismo tiempo.
–¿No hay también una especulación política detrás del planteo de aquellos que proponen hacer las elecciones comunales este año?
–Se contaminó políticamente y no sólo por parte del kirchnerismo, pero los kirchneristas fueron los que frenaron la sanción de la ley. Que se hayan despertado ahora el macrismo, el ARI y el propio partido del jefe de Gobierno también responde a una especulación política, pero la fecha deseada siempre fue el 2005. La verdad es que nosotros planteábamos sancionar la ley el año pasado y, de hecho, el 30 de noviembre se aprobó en general. Si en diciembre se le hubiese dado sanción definitiva, las elecciones serían este año y nadie estaría discutiendo la fecha.
–¿Por qué no se aprobó entonces a fin del año pasado?
–Porque antes de la tragedia de República Cromañón el panorama político de la ciudad era distinto y porque ninguno de los bloques ve con simpatía o generosidad la transferencia de poder a la ciudadanía. Ocurre que el trabajo que hizo la Comisión de Descentralización de la Legislatura, del que participaron legisladores de todas las fuerzas políticas, fue como una suerte de tractor que arrastró al resto de la Legislatura; al 30 de noviembre pasado llegamos con una presión terrible para que la ley no se sancionara, pero ese trabajo fue tan potente que no quedó otro remedio que aprobarla y llevó a que este año se aprobaran 51 artículos.
–¿Le parece que en la sesión convocada para el 28 de este mes finalmente se sancionará la ley?
–Lo último que dijeron los kirchneristas fue que se comprometían a aprobar en esa sesión el mapa de la ciudad y concomitantemente con eso estaría resuelta la ley porque entonces ya desaparecería la hipótesis de la elección este año ante la falta de tiempo material para hacerla. Supongo que no habrá más excusas. El problema es que la política porteña se está volviendo igual a la bonaerense: el manejo de las cuestiones institucionales se ve subsumido por las internas y el hegemonismo del kirchnerismo. Lo mismo que pasa en Buenos Aires con Chiche y Cristina pasa acá en la ciudad con la pulseada que el kirchnerismo mantiene con el jefe de Gobierno. Es falaz que quieran más comunas para dar mayor participación a los vecinos: a Cappacioli le gustaría mantener el mapa de los 16 CGP para seguir manejando como hasta ahora la Secretaría de Descentralización. Es mentira que algunos aspiremos al sillón de esa secretaría, como dice; mucho más importante sería que Cappacioli se ocupe de sentarse en ese sillón porque nunca se sentó a gestionar. Además, con Cappacioli pasa algo increíble: cada vez que vino al recinto, la ley se frenó; que cada uno saque su propia conclusión.
–¿Le gustaría pasar a ser secretario de Descentralización cuando termine su mandato como legislador el próximo 10 de diciembre?
–No es un problema de gusto y hay mucha imaginación en eso porque no he recibido ningún ofrecimiento. Esa decisión debería tomarla el socialismo, que es muy orgánico, a partir de una invitación del jefe de Gobierno y a su vez en el marco de un verdadero gobierno de coalición en el que se recupere la mística y la conformación de lo que fue Fuerza Porteña.
–¿Usted entonces le atribuye al kirchnerismo la responsabilidad de que la ley no haya salido y que no haya elecciones comunales este año?
–Sí, pero tampoco hay que dramatizarlo porque yo tengo la responsabilidad de que la ley salga. Claro que a mí siempre me gustó el número de 15 comunas y la elección en 2006, pero tengo la responsabilidad de sacar la mayor cantidad de elementos contaminantes y divisores de la ley y creo que el 28 de julio estamos entrando peligrosamente en un túnel de turbulencias. No vaya a ser que por esas cosas de la campaña, la ley no se apruebe. O que el año que viene el kirchnerismo y el macrismo, y estoy seguro de que así va a ser, vayan a plantear que las elecciones sean en 2007 y los vecinos que no querían una lista horizontal de diputados y legisladores van a terminar votando una sábana de presidente, jefe de gobierno, senadores, diputados, legisladores y después comuneros.