A falta del uno, bueno es el dos. El vicepresidente electo de Bolivia, Alvaro García Linera, llegará mañana a Buenos Aires para comenzar una negociación por el precio del gas. La visita fue acordada entre el Gobierno y el propio Evo Morales hace tres días, cuando algunos diarios –entre ellos Página/12– comenzaron a publicar que el líder cocalero no vendría a la Argentina en su primera gira internacional. Desde la Cancillería aclararon que la venida de García Linera no tiene carácter oficial y que tampoco viene en representación de Morales. El motivo del viaje es la discusión energética con los funcionarios de Planificación. El tema central de la agenda es el precio del gas que suministra Bolivia, por el que la Argentina paga unos 2,40 dólares por millar de BTU (unidad de medida). El futuro gobierno boliviano quiere un aumento en el precio, mientras que el Ejecutivo estaría dispuesto a subirlo a 4 o 4,50 dólares.

Nadie se hubiera imaginado que el triunfo de Morales iba a terminar provocando una polémica en la Argentina. Pero así fue. Aunque Kirchner lo apoyó en un momento de su campaña, luego mostró cierta cautela ante el candidato del MAS. La sorpresa llegó con la rotunda victoria del líder cocalero (más del 53 por ciento de los votos). En su primer viaje como mandatario electo, Morales no incluyó a la Argentina entre los destinos de su gira (pasó por Cuba y Venezuela, ayer estuvo en España, ver página 14, y seguirá por Sudáfrica y Brasil). La decisión obligó al Gobierno a explicar que no había ningún problema con el boliviano y, también, a insistirle que viniera a Buenos Aires, antes o después de su asunción, que será el 22 de enero.

“La Argentina mantiene una relación intensa con los equipos de colaboradores de Morales, en diversos niveles, tanto técnico como político, y estamos trabajando en una nueva relación bilateral de particular cooperación y entendimiento mutuo”, aseguró ayer el canciller Jorge Taiana a través de un comunicado. “Esperamos que Evo Morales visite próximamente la Argentina, más allá del contacto que tendrá el presidente Néstor Kirchner con él en La Paz el 22 de este mes, cuando asuma el nuevo gobierno”, agregó. Cerca de Morales explicaron, días atrás, que no incluyeron a Buenos Aires entre las escalas de la gira porque no habían recibido una “invitación oficial” por parte del gobierno argentino.

A esa situación, que generó un malentendido, se le sumó una nueva información que surgió en el Ministerio de Planificación y circuló hace unos días en Buenos Aires. La versión decía que el concejal del MAS, Osvaldo “Chato” Peredo, viajaría a la Argentina para dialogar sobre el precio del gas con las autoridades del Gobierno. Desde Bolivia primero desconocieron ese viaje y luego desmintieron la información. Tras esa serie de malentendidos, la administración de Kirchner decidió reforzar las gestiones para lograr que Morales viajara. Y volvieron a pedir que una delegación del MAS viniera a Buenos Aires para negociar el suministro desde Bolivia y un eventual aumento del gas.

Lejos de Buenos Aires –se encuentra temporariamente en La Habana–, el diputado Miguel Bonasso fue uno de los artífices del acercamiento. Bonasso participó de la reunión entre Fidel Castro y Morales, quien eligió Cuba como su primer destino internacional y dijo estar “orgulloso” de encontrarse con el comandante. En una pausa de la charla entre Castro y Morales, Bonasso le recordó al boliviano que el gobierno de Kirchner quería negociar el tema del suministro del gas. Morales acordó el viaje a Buenos Aires de su compañero de fórmula, García Linera. En el medio hubo una comunicación con el piquetero kirchnerista Luis D’Elía para cerrar detalles.

Los vaivenes están comenzando a despejarse: Kirchner viajará a la asunción de Morales y en el Gobierno esperan que el boliviano pueda retribuir el gesto. Lo que no será tan fácil es la discusión por el precio del gas. Lo demuestran las últimas declaraciones de Antonio Peredo, jefe del bloque del MAS: “El gobierno argentino entiende, y debe entender, que el precio que paga fue por una emergencia, pero que es insostenible, y esto no favorece al pueblo argentino, sino a la empresa que compra el gas a Bolivia”.