Domingo, 15 de enero de 2006 | Hoy
EL PAíS › ROBERTO IGLESIAS, TITULAR DE LA UCR
El diputado radical aspira a reagrupar a su partido, pero ni sueña con el 2007. Descarta alianzas con PRO, pero no con otras fuerzas. Acusa al “poder central de presionar” a los gobernadores.
“Hay que mostrarle a la sociedad un partido que ha comprendido los errores y que tiene gente distinta al pasado”, asegura Roberto Iglesias, titular del Comité Nacional de la UCR y principal interesado en reflotar a su partido de su alicaído presente. Mientras descansa en Miramar con su familia, baraja opciones de alianza con el ARI y el socialismo, y rechaza de plano una coalición con PRO, pese a que en 2003 supo acercarse al entonces radiante Ricardo López Murphy. Con el Bulldog formaba parte del ala conservadora del radicalismo. Fue dos veces intendente de Mendoza y gobernador de la provincia, frente a la que hoy está su correligionario Julio Cobos, cercano a Néstor Kirchner. Iglesias, en cambio, es un férreo opositor al Presidente, al que denuncia por “presionar” a los gobernadores radicales. Mientras el radicalismo se debate entre el oficialismo y la oposición, Iglesias llama a “reagrupar la tropa”.
–Cuando usted asumió, Nito Artaza dijo que usted era “la iglesia que necesitaban para el milagro radical”. ¿Se puede producir ese milagro?
–Venimos atravesando una difícil situación. Va a hacer falta mucho esfuerzo, pero no milagros. Hoy no nos sentimos bajo el mismo paraguas. Hay que buscar consenso con los intendentes, gobernadores y legisladores y definir muy claramente la línea de pensamiento del partido.
–Hacia dónde debería definirse: ¿a la derecha o a la izquierda?
–Honestamente, esta división creo que no existe en el mundo. No pretendo definirme de esa manera, porque estaríamos entrando en el juego del Presidente. El radicalismo nunca ha sido la derecha.
–¿Fernando de la Rúa no era de derecha?
–Probablemente... Y a Alfonsín lo definiría con un pensamiento más socialista. Pero eso forma parte de la estructura de los partidos.
–La UCR tiene dos posiciones irreconciliables: una más oficialista de los gobernadores y otra del Parlamento, de mayor oposición.
–Este es uno de los temas que tenemos que resolver. Los países necesitan tener líneas de pensamiento: un oficialismo y una oposición. Ahora se entremezcla esto porque parece que los que gobiernan son los que están haciendo y los otros parece que ponen palos en la rueda. Esto no es así. Desde el poder central existe una presión de hegemonía y tiene a los que gobiernan entre la espada y la pared.
–¿En qué caso concreto?
–El de nuestro gobernador (de Mendoza), que ha planteado su cercanía al Presidente. Y Kirchner se negó a firmar un convenio con la Anses por declaraciones que hizo el senador (Ernesto) Sanz. El ARI o PRO no tienen este problema, porque no son gobierno. Encontramos un punto de equilibrio: los gobernadores deben dedicarse a gobernar y el partido a cumplir su rol de oposición. No se puede gobernar si no se es del color del Presidente.
–¿Cómo está su relación con Cobos?
–Para ser sinceros... es bastante fría.
–¿Imagina en su futuro volver a la gobernación?
–No lo descarto, pero eso lo tendremos que decidir en 2007.
–¿Qué piensa de la reforma del Consejo de la Magistratura?
–El Gobierno busca tener una incidencia muy fuerte sobre el nombramiento y la destitución de los jueces. Se avanza sobre un tema sin dar ninguna explicación y, como lo impulsa la mujer del Presidente, tiene que salir a rajatabla. Nosotros hemos expresado claramente nuestra oposición.
–Sin embargo, hay siete diputados radicales que votarían a favor...
–Se ha presionado sobre esas provincias, donde el radicalismo es gobierno, para conseguir los 129 votos. Es detestable. Hay que evitar estos negocios donde se ceden espacios al oficialismo, como ocurrió en el Pacto de Olivos.
–¿Esto no los deja a ustedes parados en una posición esquizofrénica?
–Sin duda, pero es una tarea difícil para todos los que tienen espacio de gobierno: en el justicialismo hay también una posición esquizofrénica. Por ejemplo, en el PJ, con (Adolfo) Rodríguez Saá, que ahora está en acuerdo con estas leyes. Lo mismo ocurrió con el intendente de Córdoba (Luis Juez), que primero decía que era un “mamarracho” y ahora se moderó.
–¿Qué propuesta haría usted para reformar el Consejo?
–No sé, no soy un especialista ni me lo he planteado.
–¿Quedó descartada la idea de Ricardo López Murphy de crear un Foro para la Defensa de la República?
–Nunca se habló. De todas maneras, quedó claro que se enturbió a través de esta propuesta lo que había sido una idea espontánea: que los distintos sectores de la oposición, incluso con diferencia de pensamiento, se reunieran para oponerse a la reforma del Consejo. Pretendió utilizárselo con picardía y oportunidad en una cosa que no tiene nada que ver.
–Si piensa en futuras coaliciones políticas, ¿con quiénes dialogaría?
–Primero, hay que concentrar el radicalismo y rearmar la tropa. A partir de ahí, no podemos negarnos a discutir con nadie.
–Entrando en el terreno de las definiciones, ¿quiénes serían los interlocutores que buscaría? ¿ARI o PRO?
–Con PRO no tenemos coincidencias, sí tenemos afinidad históricamente con el ARI, con el socialismo y con algunos otros sectores.
–¿Qué lugar ocuparía Roberto Lavagna en el espectro político?
–No sé si se va a dedicar al tenis o a la política. Tendrá que definir él y saber en qué equipo quiere jugar.
–¿Cómo se podría generar una alternativa electoral para 2007?
–Estas cosas no se generan de un momento para otro. No se puede pensar en la reconstrucción de un partido con vistas al 2007. Los tiempos de las elecciones hay que cumplirlos, pero lo importante es mostrarle a la sociedad un partido que ha comprendido los errores y que tiene gente distinta al pasado. Queremos demostrar que somos otro radicalismo.
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