“Es inevitable.” Como si estuviera hablando de un destino predeterminado, el ministro del Interior, Aníbal Fernández, sugirió ayer que la reelección de Néstor Kirchner es un hecho ineludible para el oficialismo. Con la frase, el ministro aceptó que en la movilización del 25 de mayo se escucharán pedidos para que Kir-chner se presente a un nuevo período presidencial. “Todos aquellos que quieran votarlo al presidente Kirchner eventualmente lo pueden hacer, pero en otro momento. Hoy esa discusión no forma parte de la agenda del Gobierno”, afirmó. En referencia a la concentración del jueves en la Plaza de Mayo, dijo que es muy probable que el Presidente sea el único orador. “Supongo que hablará, sí”, respondió cuando le preguntaron por esa posibilidad.

Las declaraciones de Fernández avanzaron un paso más en la preparación del clima para el acto del 25 de mayo. Porque con sus dichos de ayer se convirtió en el primer ministro que admite en público lo que todo el ambiente descuenta desde hace semanas: que Kirchner hablará en el acto. “Hay muchos que deseamos festejar los tres años de decisiones soberanas, con justicia social. No será sólo una fiesta del peronismo, es de todos los argentinos que constituyen un pensamiento parecido, que confluyen en una expresión popular, en una propuesta política, en el reconocimiento a un presidente que es presidente de verdad”, dijo Fernández.

Pero el ministro no fue el único dirigente que habló de la reelección de Kirchner. El ex gobernador santafesino Carlos Reutemann, quien ayer visitó la Rosada y se entrevistó con el Presidente por el caso de la diputada María del Carmen Alarcón, dijo ayer que “los números lo favorecen mucho” e insinuó que el jefe de Estado debería presentarse a un segundo período. “Esa es una decisión personal que la tiene que tomar él (por Kirchner) y después la gente lo decidirá”, aseguró. Sin embargo, cuando le preguntaron si iba a participar del acto del 25, Reutemann no quiso dar una respuesta tajante. “Si hay invitación...”, se limitó a responder.

Hace unos días, el jefe del bloque del Frente para la Victoria en Diputados, el también santafesino Agustín Rossi, aseguró que estaba organizando una columna de 15 mil manifestantes para viajar a Buenos Aires y sumarse al acto. En la tarea también colaboraría el actual gobernador, Jorge Obeid. Ese grupo se sumará a las demás columnas que lleguen del Interior, ya que la organización del acto está dividiendo los espacios de la Plaza de Mayo y aledaños en cuatro sectores: uno para el Interior, otro para los intendentes bonaerenses, un tercero para los gremios y el último para las organizaciones sociales (los movimientos piqueteros K).

Uno de los gobernadores que sumará sus huestes al sector asignado a Interior es el sanjuanino José Luis Gioja. Ayer aseguró que la reelección de Kirchner “es lo mejor que nos puede pasar” y opinó que “sería un acto de justicia”. “No soy kir-chnerista de la primera hora, pero soy un adherente para que este presidente sea de nuevo presidente. Esta línea viene bien, me gustaría que lo siga siendo. Ando preparando las banderas para participar de un acto en el que tengo muchas ganas de participar”, agregó. Pero ayer no sólo hablaron mandatarios provinciales, sino también varios intendentes del conurbano que, se supone, tendrán un papel esencial en la convocatoria del 25 a Plaza de Mayo.

Acaso el intendente más importante en ese sentido sea Fernando Espinoza (sucedió a Alberto Balestrini, hoy titular de la Cámara de Diputados, como jefe comunal de La Matanza), porque ese municipio es el más poblado del país. Por lo tanto, en el oficialismo esperan que ese día La Matanza aporte una gran cantidad de manifestantes. Ayer Espinoza dio crédito a esas expectativas: pronosticó que sólo desde el Gran Buenos Aires se movilizarán “más de cien mil personas” y anticipó que los municipios contratarán servicios ferroviarios especiales para el traslado de la gente. También el intendente de José C. Paz, el controvertido Mario “Japonés” Ishii, adelantó que desde los municipios se movilizarán muchos manifestantes: “La gente se movilizará espontáneamente, sin ser dirigida por punteros. Va a ser una fiesta, si Dios quiere”.