Domingo, 11 de junio de 2006 | Hoy
De lejos, el Palacio de la Paz parece una obra arquitectónica de miles de años. Sin embargo, su construcción comenzó en 1907 y terminó en 1913, y de entrada estuvo pensada para el tribunal internacional. Tuvo que ver con el crecimiento del movimiento por la paz desde mediados del siglo XIX. Uno de sus impulsores fue el zar Nicolás II de Rusia, pero el que puso el dinero fue el multimillonario Andrew Carnegie, un escocés norteamericano por adopción. Lo hizo después que decidió retirarse del mundo de los negocios y vender su compañía Carnegie Steel. En La Haya había tenido lugar la primera conferencia por la paz. Se llamó a un concurso de arquitectos y ganó Louis Cordonnier. El resultado fue un edificio de estilo neogótico, con pequeñas cúpulas y un campanario, que por dentro tiene toda clase de mármoles, revestimientos de madera, pinturas, bustos, extensas alfombras de colores y un jarrón ruso de 1200 kilos. El gran salón donde transcurrieron las audiencias esta semana tiene la impronta de las catedrales medievales. Detrás de la larga mesa de los jueces hay tres ventanales de vitreaux que ocupan casi toda la pared. A un costado, una enorme pintura muestra a tres sabios desalojando a un grupo de guerreros a caballo, y en el medio una mujer con gesto triunfal simbolizando la paz. Es del pintor francés Albert Besnard.
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